Debate alrededor de la crisis económica: ¿España es una marca o un país?

Bandera de España.
Bandera de España.

Un colectivo de personas no es una marca. Y los problemas que este país tiene no afectan a una marca, sino a seres humanos, explica este colaborador de MUNDiARIO.

Debate alrededor de la crisis económica: ¿España es una marca o un país?

Ley universal: la educación y conocimiento ha sido un pilar básico de todas las civilizaciones que durante la Historia han sido las más adelantadas y modernas de su tiempo. Tengo una duda: dentro de cincuenta años, si seguimos por este camino, los niños de primaria en qué asignatura estudiarán la historia reciente de su país? Lo harán en “Ciencias Sociales”? O lo harán en “Economía Empresarial”?

Me lo pregunto porque, de un tiempo a esta parte, de lo que se habla en uno y otro lado cuando algo va mal en el país (cosa que últimamente suele ocurrir todos los días) es de la “marca España”. “Eso no beneficia a la marca España”, o “esto es favorable a la marca España”, son algunas de las frases que escuchamos de boca de los responsables públicos. Es como si el país se hubiese cambiado su nombre, o directamente hubiese dejado de ser un país para convertirse en algo como “Fairy”, o “Sony”, o “Jabón Lagarto”... es decir, como si se convirtiese en un producto para su uso y comercialización. En algo que está en venta.

La cuestión es: ¿está en venta España? Tristemente casi sí... porque ya no nos queda nada. Este país se está quedando sin activos. Activos que en algún momento de la historia pueden generar pérdidas o ganancias, pero que no dejan de ser activos al fin y al cabo. Activos que llegado el momento puedes usar para generar o para producir (práctica que a este país le hace muchísima falta!). Pasó con el principal fabricante de automóviles del país, pasó con las principales operadoras nacionales por avión y ferrocarril, pasó con la producción de energía eléctrica, pasó con la producción de combustibles, pasó con las telecomunicaciones... Todo se vendió! O mejor dicho: se regaló! A cuatro amigos del gobierno de turno con la excusa de liberalizar el mercado. Y liberalizar un mercado está bien. Pero se puede liberalizar un mercado sin privatizar una empresa nacional, no es una condición indispensable.

Luego, ¿qué le queda a España? Qué puede vender España? Ah! Sí! El turismo! Sobre todo en verano! Siempre estaremos orgullosos de recibir extranjeros que tengan ganas de emborracharse en nuestras fiestas. Porque en eso sí debemos de ser primer productor mundial! De borracheras. Hace poco estuve en Turquía y un mercader de Estambul me espetó directamente: “Los españoles siempre pensando en beber!”. A lo que yo le contesté tajantemente: No! También pensamos en el fútbol!

Volviendo al tono serio. Además de habernos quedado sin activos, y de regalar la mayor parte de nuestro capital intelectual excelentemente formado a otros países... qué es España? España son ciudadanos y ciudadanas. Gente normal y corriente que trabaja o busca trabajo, que estudia, que crece, que tiene hijos, que los cría y trata de educarlos. En resumen: personas. Luego un colectivo de personas no es una marca. Y los problemas que este país tiene, a los que ha llegado debido a una malísima gestión, y que han empeorado debido a la presunta grave corrupción en la jefatura y en los tres poderes del Estado, no afectan a una marca. Afectan a esas personas, a seres humanos como usted o como yo.

Así pues, si lo que nos importa es lo que los demás piensen de nosotros, la solución es bien fácil, sigamos teniendo buenas fiestas y buen fútbol. Pero si nos importa un poco lo que nosotros pensemos de nosotros mismos, si tenemos un poco de amor propio como personas, entonces exijamos que no nos traten como si fuésemos una mercancía, ya que al fin y al cabo esos a quienes tenemos que exigir están ahí para nuestro servicio, y cobran por ello.

Ayer leía la noticia de que el Gobierno quiere gravar la “autosuficiencia energética”, con argumentos como que en el ejecutivo están preocupados por “la compleja situación económica del sector eléctrico”, sector que es uno de aquellos “regalos” enumerados hace cuatro párrafos. Un argumento que da risa si recordamos lo que España entera averiguó del sector eléctrico gracias a aquel excelente “Salvados” de Jordi Évole. Pues bien, hace poco se pegó un tiro un vecino de Arteixo por el agobio que le suponía la pérdida de su derecho constitucional a tener una vivienda digna. Sí, otro más y ya van unos cuantos. Pero por esto no hay preocupación en las altas esferas. No. Porque esto no afecta a la “marca España”, sino al que se puso la pistola en la sien, a su vecino, a su familia, a sus amigos, y sobre todo a las personas que están o pueden llegar a su misma situación.

Después de todo un desahucio no encarece una oferta turística en Salou para millonarios rusos, ni tampoco evita una goleada de la roja a Chikitistán...

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