Escasez de agua y de chips

Seixo. / Mundiario
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¿Tendría sentido en España dirigir la aportación de fondos de recuperación hacia la construcción de una factoría de circuitos integrados?
Escasez de agua y de chips

Chipaggedon, como lo llaman en inglés: Biden continúa la guerra comercial con China, manteniendo los aranceles trumpianos hacia la tecnología fabricada por las empresa públicas Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC) y Tsinghua Unigroup, lo que ha provocado el desplazamiento de la demanda hacia los fabricantes taiwaneses.

Pero Taiwán está afrontando muchos problemas que están poniendo en riesgo su ya sobresaturada capacidad de fabricación de obleas: una persistente e inédita sequía, que provoca imponentes restricciones de agua para la población y la agricultura… en favor de la industria de fabricación de tecnología en semiconductores, que necesita enormes cantidades de agua pura para su correcto funcionamiento.

Además, ahí está la tensión creciente respecto a su soberanía, aderezada con una sucesión continua de maniobras militares que abarcan desde el Estrecho de Taiwan hasta las Islas Spratly (actualmente sometidas a intensos dragados); y la inevitable situación oscilante en lo referente al control de la epidemia de covid, que dificulta la imprescindible operativa presencial que tal sector productivo requiere.

El mundo ha confiado su desarrollo económico al despliegue de la cuarta revolución industrial

Un mundo, en definitiva, que ha confiado su desarrollo económico enteramente al despliegue de la cuarta revolución industrial, es decir, a la masiva computerización de las manufacturas. Pero para ese avance hacia la interacción de inputs y outputs fabriles como si fueran elementos autónomos, se requieren ingentes cantidades de microprocesadores y un abastecimiento de energía controlado y estable, para que la trofolaxis tenga lugar.

Chips y energía: tanto lo uno como lo otro están en un momento delicado. La escasez de chips está provocando la parada de múltiples cadenas de producción, no sólo en cruciales sectores como el de la automoción o el de los bienes tecnológicos de consumo doméstico, sino que, en un inevitable e inquietante giro autorreferencial, está causando también problemas en numerosos nuevos entornos de generación de energía eléctrica: en los de captación solar, en la fabricación de turbinas, y en los dispositivos de almacenamiento.

Y en algo que quizá haya pasado inadvertido, pero que en España empieza a doler especialmente: en la posibilidad de una gestión inteligente del transporte de energía eléctrica. La Red Nacional necesita urgentemente, en la actual y conocida coyuntura, una optimización al máximo nivel de sus recursos, en función de la demanda y no de la oferta; y una gestión inteligente y altamente automatizada de las pérdidas que pudieran ser provocadas durante la operación de transporte y conmutación. Factor, este último, que según diversas fuentes del sector de la consultoría energética, es más relevante de lo que pudiera parecer. Sin el aporte y la programación de semiconductores que apoyen esta nueva (y, sin duda, ambiciosa) re-digitalización de la red eléctrica, la misma estabilidad en la gestión energética de un país pasa a estar comprometida.

La pregunta final es: ¿tendría sentido a nivel gallego o nacional dirigir la aportación de fondos de recuperación hacia la construcción de una factoría de circuitos integrados? En Alemania lo tienen claro. @mundiario

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