La EPA del primer trimestre fue todo un jarro de agua fría a la euforia oficial

María Fátima Báñez García, ministra de Empleo y Seguridad Social. / Mundiario
María Fátima Báñez García, ministra de Empleo y Seguridad Social. / Mundiario

Escalofriante es que casi dos millones de hogares tengan a todos sus miembros en paro.

La EPA del primer trimestre fue todo un jarro de agua fría a la euforia oficial

Escalofriante es que casi dos millones de hogares tengan a todos sus miembros en el paro o que el número de hogares en los que no entran ingresos alcance los 736.000.

Es tal el cúmulo de datos que contiene la Encuesta de Población Activa que a muchas personas les ocurre lo mismo que con el recibo de la luz, no son capaces de entenderlos en su amplio significado.

Al final, así como en el recibo de la luz nos quedamos con el importe a pagar, de la EPA del primer trimestre la opinión pública se queda con la conclusión general de que la recuperación de la economía y el crecimiento anunciado reiteradamente por el Gobierno no solo no se traduce en la rebaja de las cifras del paro, sino que se sigue destruyendo empleo.  

Sin entrar en un análisis pormenorizado, la EPA presenta cifras que son espectaculares, escalofriantes e irritantes. Espectacular es que la población activa registrara un descenso de 184.000 personas, la mayor caída desde 2001. Muchos demandantes de empleo abandonan la búsqueda, los jóvenes en edad de trabajar emigran o vuelven a las aulas para reanudar estudios abandonados y los inmigrantes regresan a sus patrias de origen. Es la inmensa grey de los "desanimados".

Escalofriante es que casi dos millones de hogares tengan a todos sus miembros en el paro -más de 100.000 en Galicia-; que el número de hogares en los que no entra ningún tipo de ingresos -salario, pensión o subsidio del paro- alcance los 736.000, 34.300 en Galicia. Y es especialmente irritante que la tasa del paro juvenil haya vuelto a subir hasta rebasar el porcentaje del 55 por ciento. Por no entrar en las cifras de parados del alta duración o en la problemática especial de los parados de 50 o más años, expulsados definitivamente del mercado laboral.

Es verdad que la Encuesta refleja un tímido cambio de tendencia y es probable que los números del paro registrado en el INEM en abril, que están a punto de salir, edulcoren un poco estas cifras. Pero los datos son los que son y esta EPA es un jarro de agua fría a la euforia oficial.

Estamos ante la secuela más dramática de la crisis y las perspectivas de mejora son tan  débiles que costará años recuperar los niveles de empleo anteriores. Todas las medidas tomadas hasta ahora, incluidas las reformas laborales, no dieron resultados, lo que pone de manifiesto que los remedios se han buscado por caminos equivocados, porque el problema tiene solución, como demuestran los datos de los países de nuestro entorno.

¿A qué esperan para llegar a un gran pacto nacional por el empleo, implementando medidas y reformas para tratar de solucionar este problema que es la primera y principal preocupación de los españoles?

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