¿Se percibe la economía como una ciencia social?

Mercado financiero.
Mercado financiero.

Se dice que el ser humano es bastante impredecible y es difícil que una teoría se ajuste perfectamente al comportamiento esperado de cualquier individuo o grupo, por muy completa y perfeccionada que ésta sea.

¿Se percibe la economía como una ciencia social?

Números, números y más números… porcentajes, cotizaciones, ratios, gráficos, evoluciones, proporciones… es lo que vemos cada día en cualquier medio de comunicación. Es normal, es una forma de expresar y cuantificar realidades, y es una premisa para poder comparar entre diferentes momentos del tiempo, entre diferentes zonas, países, comunidades, etc. etc. Unas reflexiones: hay quien dice que los economistas utilizan los números según su interés y que, sorprendentemente, con los mismos datos de partida llegan conclusiones diferentes (algunos amigos míos se sentirán aludidos en este mensaje ¡jajaja!). No voy a negar que hay casos de todos los colores, pero creo que hay que diferenciar claramente entre dos formas de proceder con los “números”: 1) La que parte de una idea preconcebida y busca los números necesarios para confirmarla, sin querer ver el conjunto. 2) La que parte de todos los números que pueden abarcar la realidad que se quiere estudiar y concluyen con una explicación basada en su análisis, más o menos perfecta.

Me quedo con la segunda, que tiene mucho que ver con la naturaleza última de la ciencia económica (y con cualquier investigación seria). Aun así, no esperemos resultados iguales entre lo realizado por distintos investigadores. Su objetivo es formular principios que ayuden a comprender los problemas económicos y la mejor forma de resolverlos, partiendo de la elección de aquellos elementos que se considera que influyen significativamente en cada asunto y excluyendo los que se cree que son poco relevantes, llegando a construir modelos que, en definitiva, son una simplificación y abstracción de la realidad.

Pero se topa con dos grandes problemas: 1) Al no poder repetir la experimentación en condiciones muy controladas, no existe certeza total en las predicciones realizadas sobre la base de lo observado. 2) El hecho de que los economistas e investigadores pertenezcan al mismo universo poblacional que se está estudiando, hace que (involuntariamente) sus propias normas de conducta y valores puedan interferir sus conclusiones.

Visto esto, se deduce que es fácil poder obtener resultados diferentes ante unos mismos hechos analizados. Por tanto, las diversas conclusiones y teorías no deben considerarse exactas en el sentido de que sean la “única verdad” sobre el comportamiento económico de los grupos sociales, ni de sus individuos, ni mucho menos sobre el comportamiento a llevar en el futuro. El factor emotivo, la personalidad individual, la pertenencia a un grupo, la cultura, las creencias, las expectativas vitales y otras consideraciones sociológicas tienen mucho que ver en ello.

Por otro lado, vemos que los mensajes que nos llegan (medios de comunicación, redes, expertos, etc.), en muchos casos nos están llevando a pensar, como sociedad que, si no cumplimos algunas reglas o teorías económicas, no lo estamos haciendo bien y nos estamos “saliendo de lo óptimo”. ¿Seguro que es así?

Quizás debería ser al revés, porque la Economía es (o debería serlo, y parecerlo) una ciencia empírica que construye teorías para intentar dar una explicación al comportamiento humano sobre los asuntos económicos, así como para predecir su futuro, a partir de la observación de la realidad en la parte en que se puede medir (datos).

Cómo vemos todos los días, estamos en un entorno de permanente cambio y las teorías no pueden ser “dogmas de fe”. Las sociedades cambian y evolucionan día a día influidas por mil motivos de origen no económico (Covid-19, calentamiento global, necesidad de mejor sistema educativo, nuevas tecnologías, cambio climático, escasez de agua, zonas con diferentes características en el mundo a todos los niveles, diferente percepción del futuro, etc. etc.) que impactan en el ámbito económico. Economía y comportamiento social van unidos y se retroalimentan, por lo que el campo de ésta es tan amplio como la propia actividad humana.

Siendo esto así, a menudo aparecen ante nosotros fórmulas, acciones o medidas a tomar que, en algunos casos, parece que pueden romper los esquemas preestablecidos por la visión económica predominante, cuando estas nuevas actuaciones no indicarían más que la dirección hacia la que está avanzando la sociedad… y, por tanto, su economía.

Como ejemplo de un asunto que puede romper esquemas, y teniendo en cuenta los elevados niveles de deuda que soportan nuestras sociedades, podría citarse un tema que está dando bastante que hablar: la posibilidad de condonación (o reestructuración) de la deuda a los estados de la Unión Europea por parte del Banco Central Europeo, a cambio de políticas de reconstrucción ecológica y social.

Es algo a explorar, aunque pueda sonar “chocante” en un principio. Es posible, y necesario, ir hacia otros modelos a partir de los actuales que hagan frente a los nuevos tiempos y necesidades que van surgiendo en las sociedades. Será necesario sondear y analizar diversas soluciones con todo el rigor necesario (no existe la teoría económica absoluta) para trazar nuevos caminos que nos permitan evolucionar, porque parece seguro que no se logrará con viejas fórmulas. @mundiario

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