La economía mexicana se contraerá un 6,6% en 2020 y será la más golpeada en toda América

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Plaza de la Constitución en Ciudad de México, desierta por la pandemia de coronavirus / Reuters.
Aunque el golpe será regional y mundial: “Ningún país está a salvo", dijo hoy la economista jefa del organismo multilateral, Gita Gopinath, que prevé una caída de la economía global del 3%.
La economía mexicana se contraerá un 6,6% en 2020 y será la más golpeada en toda América

La crisis económica mundial es ineludible y no hay rincón del planeta donde exista el dinero en el cual no vaya a registrarse una debacle en la capacidad de su población y de su nación para producir riqueza, actividad humana y dinámica social dentro del sistema socioeconómico global. La fuerza con la que la pandemia de coronavirus se extendió por todo el planeta, no solo provocando una crisis sanitaria, sino también una crisis económica de proporciones inconmensurables solo comparables con la Gran Depresión de 1929, se ha hecho sentir con mayor presencia y perceptibilidad al otro lado del Atlántico, a miles de kilómetros de distancia del epicentro del sistema capitalista mundial.

Y es que el nuevo epicentro de la crisis económica en América por la pandemia de coronavirus es México.  La segunda mayor economía de América Latina sufrirá una aguda contracción del -6,6% este año, según la proyección publicada este martes por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y encadenará dos ejercicios fiscales consecutivos en negativo: ya venía de caer un mínimo 0,1% en 2019.

Esto implica que los flujos de capitales que entran y salen de México se ralentizarán por una tormenta perfecta de factores que no juegan a favor de la nación azteca, tomando en cuenta que, aunque no es una potencia exportadora de petróleo, sí es la economía que abastece todo el mercado de materias primas y commodities en América Latina y en los mercados de Asia y Europa. De hecho, las exportaciones de rubros como el arroz, el maíz, el trigo, la carne, etc., provenientes de México, se verán lastradas por la paralización del sistema industrial externo que alimenta su aparato comercial.

Aunque el golpe será regional —y mundial: “Ningún país está a salvo", dijo hoy la economista jefa del organismo multilateral, Gita Gopinath, que prevé una caída de la economía global del 3%—, el país norteamericano sufrirá el impacto más fuerte por una combinación de factores: exposición a Estados Unidos, dependencia de unas cadenas globales de suministro altamente golpeadas por la crisis, caída drástica del turismo y crisis en un sector petrolero que, pese a haber perdido importancia en los últimos años, sigue teniendo relevancia en la economía mexicana.

Al estar en una zona geopolítica muy volátil a los designios comerciales de EE UU y a su control en las exportaciones energéticas, tecnológicas e industriales, la competencia de la superpotencia sobre México lo coloca en una clara desventaja que también afecta y prácticamente paraliza su industria de exportación de vehículos debido a que la nación azteca sí es una potencia automotriz, pero esa cualidad podría quedar eclipsada por la influencia de EE UU en el comercio global. Además, el sector turismo está en coma y la industria petrolera, con la reducción de apenas 100.000 barriles diarios que anunció México tras su acuerdo con EE UU y presionando a la OPEP a aceptar un recorte que el cartel no ve viable, podría quedar relegada incluso a un tercer plano como factor de captación real de los flujos de dólares que necesita México para solucionar sus problemas fiscales, sus balanzas comerciales negativas y sus indicadores internos de alta inflación, devaluación del peso frente al dólar y altas tasas de pobreza y desempleo.

En el resto de América del Norte, EE UU sufrirá una contracción del 5,9% este año y Canadá, del 6,2%, lo que implica una reducción de la generación de capitales y de riqueza global neta que podría disminuir los superávits de esas dos naciones y afectar el comercio de mercancías esenciales en todo el continente americano.

La primera potencia latinoamericana, Brasil, también verá las consecuencias de la pandemia, con una caída del 5,3%, mientras que la economía argentina se dejará un 5,7%. Las dos potencias exportadoras de carne, productos y materia prima agropecuaria, vehículos e insumos industriales hacia todo el mercado en Sudamérica entrarán en recesiones que agravarán sus crisis políticas internas, especialmente en Argentina, y podrían elevar la inflación y el costo de la vida tanto para los brasileños y, con mayor repercusión, para los argentinos, por su crisis de larga data que ya estaba instalada antes de la llegada del coronavirus.

El reporte del FMI detalla que en los países andinos el choque también será fuerte pero menor: del 4,5% en Chile y en Perú, y del 2,4% en Colombia. En todos los casos, con la única excepción de Perú, las cifras son peores a la proyección del Banco Mundial del pasado domingo. Por lo tanto, del cinturón de las economías andinas de Sudamérica, la implosión política podría darse en Chile, que tiene el sistema más fragmentado, sacudido y económicamente desigual en toda su estructura de Estado en esas tres naciones. Las exportaciones de cobre y otros commodities chilenos, llevarán las cuentas públicas del gobierno de Sebastián Piñera a una probable situación de ingobernabilidad económica, social y político que pondrá en jaque su permanencia en el poder.

Venezuela, desde que cayó en la espiral de la crisis económica y política originada en 2014 y con sus mayores puntos fatídicos en 2017 y 2018, tomando en cuenta que se ha liberalizado internamente en un extraño proceso de dolarización de facto, es caso aparte: su PIB se desplomará otro 15% este año, con la inflación todavía desbocada en el entorno del 15.000%, un déficit fiscal de más de 20.000 millones de dólares, un barril de petróleo (su única actividad económica) en 19 dólares y una devaluación de su moneda en más de 10.000% que ha dejado al 80% de la población en un estado de pobreza de ingresos y al 40% en pobreza extrema. @mundiario

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