La economía global tendrá sus peores niveles de crecimiento en esta década

Fachada de la OCDE. / oecd.org
Fachada de la OCDE. / oecd.org
La OCDE lanza un informe sobre la economía global y asegura que, pese a todo, no se vislumbra una nueva recesión todavía.
La economía global tendrá sus peores niveles de crecimiento en esta década

La economía global reportará su crecimiento más bajo en años entre 2019 y 2020, según ha confirmado este jueves la OCDE. Según el "think tank", el crecimiento será de apenas un 2,9% a raíz de la tensión comercial y la bajada de demanda privada e inversión, sumando así su nivel más bajo desde la Gran Recesión y medio punto por debajo de la media en los últimos cinco años. Se trata de un escenario adverso, con correcciones a la baja, del que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha pasado mucho tiempo avisando y del que ha dejado constancia en su informa anual de proyecciones económicas, el cual se difundió este jueves. En algo inédito hasta hoy, el organismo destaca que la ralentización no llega como producto de un "shock cíclico", sino más bien por "cambios estructurales" que los Gobiernos han pasado por alto y que se dividen en dos grandes grupos: los que son ya hasta tradicionales, y dos nuevas variantes: la digitalización y el cambio climático, a los que la OCDE denomina "estructurales" y sobre los que hace un llamado a atender de forma urgente.

“Son tiempos preocupantes y los políticos deberían preocuparse. El crecimiento lento está aquí para quedarse, porque lo que está manteniendo bajo el crecimiento son cambios fundamentales en las formas en que funcionan nuestras economías”, dijo Laurence Boone, economista en jefe del organismo con sede en París.

"El cambio climático y la digitalización son cambios estructurales en marcha para nuestras economías”, prosiguió. A estos dos factores hay que agregar que "la política comercial y la geopolítica se están apartando del orden multilateral de la década de los noventa”. “Sería un error considerar estos cambios como factores temporales: son estructurales y, en ausencia de una dirección política clara en estos cuatro temas, la incertidumbre seguirá cerniéndose sobre nosotros, dañando las perspectivas de crecimiento". La OCDE también critica la "falta de una dirección política" que pueda contrarrestar sus efectos en momentos en que el mundo sufre cada vez más seguido de catástrofes naturales, como huracanes o inundaciones "que podrían provocar disrupciones significativas en la actividad económica a corto plazo, así como daños de larga duración al capital y las tierras, además de provocar flujos migratorios desordenados”. Es por eso, prosigue Boone, que los Gobiernos "deben actuar rápidamente", puesto que “sin una orientación clara en los precios del carbono, estándares y regulación, y sin la inversión pública necesaria, las empresas aplazarán decisiones de inversión, con nefastas consecuencias para el crecimiento y el empleo”.

“No hacer esas inversiones ahora es aumentar los costes a largo plazo de la transición energética”, añadió.

El panorama no es adecuado, mas el riesgo de recesión todavía no se vislumbra cercano en el horizonte. No obstante, la situación de los principales catalizadores de crecimiento ya es al menos notable en un aspecto negativo, pues en las grandes potencias económicas el frenazo ha sido muy fuerte, en especial en la eurozona, que crecerá apenas un 1,2% este año y 1,1% el entrante tras haber llegado casi al 2% en 2018, condicionada por la situación en Alemania e Italia; en Estados Unidos, mientras tanto, se pasará a un crecimiento endeble de apenas el 2,3% este año y 2% en 2020 tras haber rozado el 3% en 2018. China, en cambio, proseguirá su senda bajista bajo su mantra del "aterrizaje suave": el año entrante el crecimiento no llegará al 6%, algo inédito en los últimos 30 años, condicionado por su guerra comercial con Estados Unidos, que da presión extra a las dos potencias. Así las cosas, India aparece como una de las pocas estadísticas en verde, pues volverá a tocar el 6% el año que viene.

La palanca fiscal, más relevante que nunca

Pese a que cambia y mucho entre los países de la OCDE, el margen de los bancos centrales para relanzar el crecimiento es más y más angosto cada día. Así las cosas, la organización pide que se de un paso al frente en cuanto a inversión pública. "Si el crecimiento y la inflación se ralentizaran más de los previsto, la política monetaria debería seguir flexibilizándose. Pero [ese movimiento] debería ir acompañado de estímulos fiscales contracíclicos”, cita El País a los técnicos del club de los 36 países más industrializados del mundo. "Hay una necesidad urgente de acciones más atrevidas para relanzar el crecimiento y los Gobiernos deben enfocarse no solo en los beneficios a corto plazo de los estímulos fiscales, sino en las ganancias de largo plazo. La creación de vehículos inversores nacionales podría ayudar a diseñar planes para encarar los fallos de mercado y tener en cuenta las externalidades positivas para la sociedad en su conjunto”, añaden.

El margen de acción en política fiscal varía entre todos los estados. Las diferencias son principalmente marcadas en toda Europa. La OCDE toma como ejemplos a Alemania, Países Bajos y Suecia como las naciones con deuda pública en niveles dentro de todo bajos y la actividad económica yéndose a la baja, en los que se "podrían implementar estímulos adicionales" y tomar ventaja así de "los intereses negativos a largo plazo, que ofrecen una oportunidades para afrontar la escasez de infraestructuras y reforzar el crecimiento a largo plazo”. Del otro lado, la OCDE llama a la prudencia en países con deudas elevadas y en los cuales las proyecciones no dejan ver que haya un recorte próximo, como es el caso de Bélgica, Francia, Italia o Reino Unido en Europa, y Japón y Estados Unidos en otros rincones del mundo. De igual forma se incluye a España, Portugal y Grecia, donde pese a la previsión de que la deuda se reduzca, "el margen para las políticas fiscales discrecionales es limitado" y una flexibilización adicional "podría socavar la sostenibilidad de la deuda y reducir el espacio fiscal para combatir futuras recesiones". A todos estos países, el organismo pide una "mayor coordinación entre las palancas monetaria y fiscal para hacer frente a la desaceleración en un momento en el que la inflación permanece no solo bajo control sino en niveles inferiores a los deseables en casi todas las economías desarrolladas". @mundiario

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