La economía europea ya ha perdido el 3,8% de su tamaño por la crisis sanitaria

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Una fábrica en Francia / bolsamania.com
La canciller de Alemania, Angela Merkel, acertó a calificar la pandemia como el “mayor desafío” desde la Segunda Guerra Mundial.
La economía europea ya ha perdido el 3,8% de su tamaño por la crisis sanitaria

Resulta increíble de leer, pero es un hecho. El bloque económico más grande Occidente ha entrado en crisis. Se hace cada vez más pequeño y apenas estamos en mayo. Se trata de una verdadera crisis del sistema capitalista con un desplome que será mucho mayor al final de 2020 que el de la primera economía del mundo, Estados Unidos, que perderá el 5,4% de su PIB. En el quinto mes del año, la economía de la eurozona ya se ha contraído un 3,8%. Es decir, ya ha perdido 684.000 millones de dólares en tan solo cinco meses. Y la espiral de caída será mucho más prolongada.

Todo la estructura industrial europea se ha visto en un continuo y engorroso proceso de paralización por el colapso del mercado petrolero, aunado a las crisis financieras que ya perciben muchos cientos de ellas debido a la caída del consumo y las medidas de confinamiento que se extienden por toda la eurozona. Esa contracción industrial ha generado desempleo, lo que ha mermado el consumo y, por ende, la transaccionalidad en el nivel social de una economía que tiene los más altos índices de bienestar socioeconómico, pero que hoy están en riesgo por el impacto de la pandemia.

La crisis sanitaria por la Covid-19 ha hundido a Europa en una nueva recesión que ya comenzó y que no detendrá su curso hasta que el virus se extinga o sea absolutamente contenido. Ni siquiera las agresivas inyecciones de liquidez del Banco Central Europeo (BCE) detendrán la expansión de un proceso de retracción de los flujos de capital, que cada vez se concentran más en los mercados financieros y menos en el mercado laboral, que es el soporte vital de la sociedad de consumo. Las dos primeras semanas de confinamiento para frenar la propagación del virus desplomaron la economía de la zona en un 3,8% respecto al trimestre anterior, según la oficina estadística de la UE, Eurostat.

El derrumbe es incluso mayor que el sufrido tras la crisis de Lehman Brothers. El crack económico que sufrió la UE tras la explosión de la burbuja inmobiliaria en Wall Street (Estados Unidos) fue inicialmente del -2%, pero este retroceso de -3,8% vuelve a lastrar los capitales ganados, generados y captados en una década de recuperación a la que costó mucho que Europa se adaptara por las crisis fiscales en Grecia, España, Portugal e Italia.

Y aun así, ese dato solo recoge la antesala de lo que los analistas coinciden que será “el mayor desplome que jamás ha vivido la UE desde la fundación del proyecto europeo”. Se trata entonces de un colapso que podría dejar a Europa sin capitales de reserva para procurar una fase inicial de recuperación, pues la liquidez del BCE por sí sola no bastará para que la actividad económica real pueda compensar toda la financiación artificial por la vía de la inyección monetaria que ha saturado a la eurozona durante todo este período de crisis sanitaria. Y lo que falta.

La canciller de Alemania, Angela Merkel, acertó a calificar la pandemia como el “mayor desafío” desde la Segunda Guerra Mundial. Bruselas, tras hacer público el dato avanzado de Eurostat, urgió a los Gobiernos a “actuar”. Más allá de las divisiones políticas y administrativas sobre la gestión fiscal de la crisis, lo importante ahora es que el Fondo Europeo de Reconstrucción sea activado lo más pronto posible para que se les brinde un colchón financiero a los países más vulnerables del bloque y así puedan amortiguar los impactos de una crisis a la que no se le ve fin en el horizonte cercano.

El comisario de Economía de la UE, Paolo Gentiloni, sostuvo que esa caída “es otra señal de que Europa está experimentando un shock económico sin precedentes en los tiempos modernos”. Entonces, el mejor mecanismo para contrarrestar ese shock recesivo es aplicar un shock progresivo de oferta monetaria sin generar inflación y sin crear focos de deuda que detonen una burbuja de deuda masiva y en cadena a lo largo de toda la zona euro.

“Es vital que la UE esté a la altura de este desafío. Por ese motivo necesitamos un plan de recuperación que sea lo suficientemente amplio, dirigido a las economías y los sectores más afectados y que se pueda implementar en los próximos meses. ¿Si no es ahora, cuándo?”, reclamó el alto funcionario italiano.

Eso ha acabado trasladándose a los retrocesos del producto interior bruto que se fueron conociendo este jueves. Fueron generalizados, pero más intensos en unos países que en otros. Francia (-5,8%) y España (-5,2%) sufrieron desplomes inéditos desde la década de 1940. En Bélgica fue del 3,9%, y en Austria, del 2,5%. Italia entró oficialmente en recesión con una bajada del PIB del 4,7%, detalló el reporte del BCE.

El descenso no solo fue menor que el de España y Francia, sino también por debajo que el esperado por los analistas, que pronosticaban una bajada de entre el 6% y el 7%. Eso retrocesos se traducen en pérdidas de entre 10.000 y 60.000 millones de dólares en promedio para esos países de la eurozona.

En el conjunto de la UE, la caída fue del 3,5% (una pérdida de 630.000 millones de dólares) casi el triple del retroceso del 1,2% de Estados Unidos (228.000 millones de dólares). En términos interanuales, el descenso fue del 3,3% en la zona euro y del 2,7% en la UE. Si la tendencia continúa siendo negativa, la caída podría prolongarse hasta los 700.000 millones de dólares en el próximo trimestre y de 1.350 millones de dólares en toda la eurozona al final de 2020 con la recesión de -7,5% del PIB europeo que pronosticó el Fondo Monetario Internacional (FMI) la semana pasada.

La consultora Capital Economics estima que, antes del confinamiento, “Francia crecía un 0,1% y España lo hacía a un ritmo del 0,4%, por lo que estima que la caída de la actividad durante la segunda quincena de marzo fue del 35%”.

Puesto que esas medidas estarán vigentes al menos todo abril, para el segundo trimestre prevé un desplome del 20% (3.600 millones de dólares) en un entorno de baja inflación, que en abril fue del 0,4%. @mundiario

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