La economía española recuperó en 2021 menos de la mitad de lo perdido en 2020

Ejemplares del libro Cómo salir de esta (II). / Mundiediciones
Ejemplares del libro Cómo salir de esta (II). / Mundiediciones

A diferencia de economías como las de EE UU, Alemania e incluso Francia, España sigue rezagada en materia de recuperación, tras haber crecido un 5% en 2021, un 1,5% por debajo de la previsión del Gobierno.

La economía española recuperó en 2021 menos de la mitad de lo perdido en 2020

La economía española creció un 5% el año pasado, según el dato publicado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Quiere esto decir que España recuperó en 2021 menos de la mitad de lo perdido durante el primer año de pandemia, un 10,8%. Queda, pues, por debajo de las previsiones del Gobierno en un 1,5% y, a diferencia de economías como las de EE UU, Alemania e incluso Francia, sigue rezagada en materia de recuperación. Algo parecido le sucede a la Bolsa española con respecto a los mercados financieros de los países más desarrollados del mundo.

En 2020, el PIB había caído un 10,8% y la deuda pública cerró en los 1,311 billones de euros, una cantidad equivalente al 117,1% del PIB. A su vez, España terminó 2020 con el déficit más elevado de la UE, un 10,97% del PIB. La crisis del empleo tras un año de pandemia trajo consigo 438.617 empleos menos y 401.328 parados más.

En 2021, se produjo una recuperación del PIB importante, al crecer un 5%, y también mejoró el empleo. España cerró 2021 con más de 20,18 millones de ocupados, el mayor nivel de empleo desde la burbuja inmobiliaria, según la EPA, y la tasa de paro cayó al 13,33%, la más baja desde el inicio de la Gran Recesión.

Los contagios que no cesan, la inflación y el endeudamiento están frenando el crecimiento en el mundo y de manera más acusada en España, donde el IPC es ya más alto que en otros socios de la eurozona y la deuda pública está en niveles record. Mientras que en la UE los socios de España o bien han superado el nivel de PIB de antes de la pandemia o están a un punto de hacerlo, como sucede en Francia, en España ese reto pendiente es de más de cinco puntos.

Si bien hay muchas maneras de presentar el relato económico de la pandemia, el resultado es que el PIB es el segundo más dañado de la UE en el período 2020-2021, solo por delante de Grecia, y que su tasa de paro –ahora en el 13,33%– es la segunda más alta, igualmente tras la griega. La causa, según la opinión generalizada de los expertos, está ligada al modelo productivo, hipertrofiado hacia el turismo de no residentes. Al no venir todos los millones de extranjeros que solían recalar en España, su economía se resiente.

Todo ello explica que las políticas de mantenimiento del Estado de bienestar se salden con una factura muy elevada, tanto en déficit público como en deuda pública. En realidad, España ya había llegado a la pandemia con niveles altos de déficit y deuda, por lo que no tuvo tanto margen como otros países para desplegar sus políticas de gasto en relación con el PIB. Se ve que John Maynard Keynes tiene seguidores en el Tesoro español: “Si yo te debo una libra, tengo un problema; pero si te debo un millón, el problema es tuyo.”

Las cifras del paro, sin duda muy mejoradas, siguen todavía algo maquilladas por la vigencia de los ERTE, el mecanismo de protección del empleo al que en 2021 todavía estaban acogidas más de cien mil personas, a las que se sumaban los autónomos beneficiarios de otras ayudas especiales de la Seguridad Social.

¿Hay salida? Sí, pero no hay una receta mágica ni simple

¿Cómo se puede salir de esta?, se pregunta el libro Cómo salir de esta (II), editado por Mundiediciones a finales de 2021. Además de aplicar políticas públicas de corte expansivo, España deberá elevar el consumo y reforzar la inversión de las empresas, en paralelo con una buena gestión de los fondos europeos, especialmente de los denominados Next Generation EU. No hay por tanto una receta mágica ni simple, sino que cabe aplicar alternativas entrelazadas, tanto desde la esfera pública como privada.

Frente a la desaparición de empresas, como consecuencia de la destrucción de la economía y de su aparato productivo, esta vez hay medidas alternativas a ese tremendo drama que obliga a España a no fallar en la gestión de los fondos europeos, partiendo de que Next Generation EU vincula el desarrollo económico al crecimiento limpio y sostenible, como ya avanzó, tras la crisis anterior, la estrategia europea que tenía el 2020 como horizonte.

Sin los Pactos de la Moncloa de finales de los 70, la democracia española no se habría asentado. Sin los consensos –y las reconversiones– que exigía, en los 80, el ingreso de España en la entonces llamada CEE, España no se habría modernizado. Sin el clima político de los 90, España no estaría en el euro. Sin los acuerdos para salir de la crisis de 2008, el PIB no se habría recuperado en 2018. Salir de una recesión histórica como la actual sin pactos parece una osadía política, pero esta vez parece lejano un pacto PSOE-PP, que lo haría todo más fácil.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de coalición (PSOE y Unidas Podemos), es el primer jefe de un ejecutivo en España que gobierna sin el más mínimo consenso con el principal partido de la Oposición. Lo hace, además, en el peor momento de la economía en mucho tiempo, de modo que su fórmula es tan novedosa como arriesgada.

No siempre fue así. En la Transición, el entonces presidente Adolfo Suárez, con la ayuda de Enrique Fuentes Quintana, ideó un gran acuerdo social y político, de manera que los costes de la crisis se repartiesen de forma razonable según los históricos Pactos de la Moncloa, que hicieron posible asentar la democracia en España.

El expresidente Felipe González estuvo en los Pactos de la Moncloa con la UCD y siguió buscando acuerdos con AP y el PP en los años donde más se notó la modernización económica de España. Las bases del actual Estado de bienestar están en las políticas que desplegó. Y José María Aznar, su sucesor al frente del Gobierno, tampoco eludió los pactos puntuales. Del mismo modo que hizo Felipe González al darle continuidad a las políticas de Fuentes Quintana (UCD), Aznar supo aprovechar los cimientos puestos por el ministro de Economía Pedro Solbes (PSOE) para asentar los aciertos económicos atribuidos al también ministro del ramo Rodrigo Rato (PP). @J_L_Gomez en @mundiario

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