El FMI dice a los Gobiernos y bancos centrales: "Gasten cuanto puedan, pero guarden los recibos"

Kristalina Georgieva, directora del FMI.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva / Reuters.
Podría crearse inminentemente una espiral de deuda que, si el FMI no evita mediante la renegociación de las deudas de los países prestatarios.
El FMI dice a los Gobiernos y bancos centrales: "Gasten cuanto puedan, pero guarden los recibos"

El epicentro del sistema neocapitalista moderno, que controla todo el flujo, el ciclo y la administración del dinero en sus dos divisas de reserva mundial, el dólar y el euro, para sus posteriores conversiones en caudales de moneda local entrantes a cada país receptor de créditos, préstamos e inversiones, no es solo el eje tripartito de Estados Unidos, China y la Unión Europea, sino que su centro de poder también se extrapola al organismo financiero multilateral más grande del mundo; el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Todos los Gobiernos y bancos centrales del planeta, que son los administradores y emisores del dinero, respectivamente, han entrado en estados nacionales de emergencia sanitaria y económica que se encadenan como focos masivos de crisis agrupados en un macro-sistema de generación de liquidez para saturar la economía mundial de dinero emitido e impreso con respaldo en el mercado y en la confianza financiera de los agentes globales en los dos polos de poder económico que controlan la oferta monetaria mundial y administran el combustible que mueve el único sistema socioeconómico que determina la dinámica de la vida humana: la economía. Esos dos polos son la Reserva Federal de EE UU, emisora del dólar estadounidense, y el Banco Central Europeo (BCE), instituto emisor del euro.

Todos los flujos de dólares y euros que circulan actualmente no se dirigen exclusivamente a los fondos de inversión y a los bonos del Tesoro estadounidense y alemán. Una buena porción de ellos va a parar al FMI, tanto así, que el organismo admitió poseer una capacidad de préstamo de 1 billón de dólares (un 2% del PIB mundial, que es de 80 billones de dólares) solo para esta crisis, sin contar los stocks de capital en reservas para posteriores crisis económicas futuras que el organismo sabe que van a llegar.

Pero podría crearse inminentemente una espiral de deuda que, si el FMI no evita mediante la renegociación de las deudas de los países prestatarios, los capitales salidos del organismo se estancarían o circularían sin posibilidad ni vías de retorno a las arcas de esa entidad, generando una burbuja de deuda que podría llegar incluso a un 10% o más del valor total (PIB) de la economía del planeta.

Es por ello que la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economista búlgara Kristalina Georgieva, pidió este miércoles a Gobiernos y bancos centrales que pongan en marcha todos los mecanismos posibles para contener los estragos económicos y humanos que la pandemia del coronavirus está causando. En una declaración sin precedentes, el FMI ha optado por saltarse los cánones de la ortodoxia económica y les ha dado luz verde a todas las naciones del mundo para que se endeuden y gasten de forma ilimitada, pero con el valor de la transparencia por delante, pues si la economía cae en un estado de inyección desmedida y desenfrenada de dinero, podría no solo originarse una crisis de deuda, sino también una crisis política y ética global si las corruptelas instaladas en decenas de gobiernos alrededor del mundo echan mano del dinero y del patrimonio financiero público para desviar la riqueza de sus países y del mundo hacia estructuras paralelas, ilícitas y de economías subrepticias.

Más gasto en salud, más ayudas directas a las familias, más solidaridad con los países pobres. Más munición, por tierra mar y aire. Sí, se trata de hacer todo lo humanamente posible para que la economía se aboque a salvar a la humanidad y no al capital. Hoy, más que nunca, la economía mundial y el poderío financiero de las grandes potenciar debe humanizarse en pro de garantizar un nuevo estadio económico global histórico que ponga por delante la interrelación mundial por la vía del dinero con el objetivo de evitar una reducción irreversible de la población del planeta.

A diferencia de la Gran Recesión de hace una década, la de 2008, el discurso del organismo con sede en Washington no está plagado de condiciones o de llamamientos a la austeridad, aunque Georgieva si lanzó una advertencia: “Nuestro mensaje es: gasten todo lo que puedan, pero guarden los recibos, no queremos que la transparencia y la rendición de cuentas queden atrás”, dijo hoy la directora gerente del FMI.

A pesar de que el organismo ha apostado siempre por la mesura y la austeridad en casos de emergencia, tal cual sus famosas “recetas neoliberales” de reducción del gasto público, aumento de impuestos y recorte en las pensiones y salarios, que ha aconsejado históricamente a los Estados que han acudido al auxilio financiero del FMI para salir de crisis devastadoras.

“La Covid-19 está causando una pérdida trágica de vidas y las medidas necesarias para combatirla han puesto el mundo del revés, con efectos en miles de millones de personas y en sus economías”, dijo Georgieva por videoconferencia, ya que las tradicionales reuniones del Fondo de primavera, que se celebran en Washington, es otra de esas citas multitudinarias que esta crisis ha impedido celebrar en persona y relegado al mundo virtual.

Además, otro de los objetivos del organismo con esta sugerencia es evitar que se produzca una desglobalización de la economía mundial, pues en la medida que los países gasten más, inyecten más dinero y se endeuden, más circulante de oferta monetaria seguirá activo en el mundo y el FMI podría captar flujos que destinaría a un eventual y necesario fondo de estabilización macroeconómica global.

Hoy, el mundo teme el peor derrumbe económico en 80 años, en una crisis sanitaria y económica a la vez, que afecta al lado de la oferta y de la demanda, y que ha castigado a todas las grandes potencias. Entonces, el mercado ha entrado en una fase de retracción en la que es ahora de todo menos libre, pues la asfixia financiera ha dejado con soltura únicamente a los sectores esenciales de la economía: alimentación, medicina y farmacia, relegando y suspendiendo temporalmente el tránsito de capitales por los filtros del sistema financiero mundial y de ahí hacia los sectores del petróleo, el comercio, la tecnología, la industria militar, la gasolina, la industria automotriz, la industria aérea y el turismo.

“Una crisis como ninguna otra”, señaló Georgieva. En concreto, el Fondo calcula que “la economía global se contraerá un 3% este año a causa de la pandemia, en contraste con el avance del 2,9% experimentado en 2019, lo que supone un deterioro drástico y peor que el provocado por la crisis financiera de 2008 y 2009”. “Si el brote se disipa este verano, la economía también mejorará de forma brusca, hasta un 5,8% el próximo año, la cuestión es si ese escenario base con el que trabajan se cumple”, de acuerdo con el organismo.

“Necesitamos, más que nunca, solidaridad global y coordinación internacional”, apuntó la directora gerente. Respecto a las instituciones europeas, incluido el BCE, señaló que “están actuando con todo lo que tienen, es un momento para la solidaridad europea. Esto es lo que los ciudadanos europeos esperan de sus instituciones”. El propio Fondo está respondiendo, dijo, a una ola de demandas de financiación de emergencia, con más de 100 países en lista de espera. @mundiario

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