Dimite el director de la Organización Mundial de Comercio en medio de la crisis global

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El director saliente de la OMC, Roberto Azevedo / The Financial Express.
Esta decisión se da en un momento clave para el futuro de la economía global por el impacto de la guerra comercial entre EE UU y China que tiene a los mercados mundiales en suspenso.
Dimite el director de la Organización Mundial de Comercio en medio de la crisis global

La crisis global multidimensional desatada por la pandemia del coronavirus ha sumado un nuevo episodio de shock, alteración y trastoque del delicado equilibrio de la economía mundial. En medio de un contexto de recesión y aislamiento de los sistemas económicos en todo el mundo por el proteccionismo de los gobiernos.

Y es que el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Azevêdo, ha anunciado este jueves que dejará el cargo el próximo 31 de agosto, un año antes del fin de su segundo mandato.

Esta decisión ocurre en un momento clave para la economía global, pues la gestión de ese funcionario al frente de la OMC ha representado un factor de estabilidad y mediación en la intrincada guerra comercial que Estados Unidos y China han librado desde mediados de 2019 en un encarnado pulso de imposiciones arancelarias y aduaneras sobre las mercancías del uno al otro con el objetivo de la Casa Blanca de evitar la expansión de China en el mercado occidental, que es el principal espacio de poder financiero global que tiene EE UU.

“Es una decisión personal, familiar, y estoy convencido de que servirá a los intereses de la organización”, ha señalado al anunciar su marcha, tras convocar por videoconferencia a representantes de los 164 países y territorios miembros del organismo.

El brasileño, al frente de la OMC desde 2013 ha subrayado que su retirada, “muy meditada”, no obedece a motivos de salud, ni a ambiciones políticas. “Entre el confinamiento y mi reciente operación de rodilla, he tenido más tiempo del habitual para reflexionar y he llegado a esta decisión tras largas conversaciones con mi familia”, ha relatado.

Esto implica que la OMC tendrá ahora un vacío temporal de poder que no será así en un sentido literal, pues asumirá de forma interina el vicepresidente del organismo, sino que la autoridad y capacidad de mediación de Azevedo para gestionar la crisis comercial entre las dos economías más grande del mundo estará ausente hasta que se logre designar un nuevo presidente con el mismo o similar talante diplomático del líder saliente.

Azevêdo, de 62 años, ha defendido que la organización necesita un nuevo director general para trazar una nueva agenda de cara a la realidad posterior a la pandemia de Covid-19, en la que “debe garantizarse que el comercio contribuya a la recuperación económica mundial”.

El abandono de la presidencia de la OMC llega en un momento crítico del organismo por el bloqueo de su principal mecanismo de resolución de disputas, el órgano de apelación, paralizado desde diciembre por la negativa de Estados Unidos a designar nuevos jueces. Y es que, al estar ubicada en Washington, el organismo se acoge a la justicia y la jurisdicción estadounidense para la composición y administración jurídica de sus funciones.

Esta situación ha sumido a la organización multilateral en una crisis sin precedentes en sus 25 años de historia, al impedir el funcionamiento de uno de sus principales mecanismos y una de las pocas instancias internacionales cuyas decisiones tienen carácter vinculante. Por lo tanto, existe una crisis marcada por un duro bloqueo administrativo interno que limita el alcance de las decisiones de un ente que no ha logrado contener el nuevo episodio de hostilidades y voracidad comercial de EE UU hacia China como retaliación política y diplomática debido a la pandemia, cuya responsabilidad Washington le atribuye de forma unilateral a Pekín.

Para contrarrestar el bloqueo, China, la Unión Europea y otros miembros de la OMC (sin la participación de EE UU o Japón) anunciaron el pasado 30 de abril la puesta en marcha de un órgano alternativo de arbitraje. Pero el alcance de esta estrategia podría no dar los resultados esperados debido a que la jurisdicción de la OMC está muy supeditada al control político, legal y diplomático de Washington, un arma a favor de la Administración de Donald Trump en su pulso con China.

La renuncia se produce también en el marco de la peor crisis económica desde la Gran Depresión de 1929, como consecuencia de la pandemia de coronavirus y en un contexto de grandes tensiones comerciales entre las dos mayores potencias globales, EE UU y China, reavivadas recientemente tras unos meses de apaciguamiento.

Pese a que ambos países coincidieron recientemente en seguir con el acuerdo alcanzado a finales de 2019, este mismo jueves el presidente estadounidense, Donald Trump, ha planteado la posibilidad de “romper toda relación” con el gigante asiático, origen del brote mundial de coronavirus, en una entrevista con la cadena Fox News.

Entonces, se deja entrever así una situación en la que el futuro de esta crisis global depende en buena medida de la dinámica que se desarrolle en este conflicto, pues si EE UU obliga a China a encarecer sus envíos de mercancía, ese efecto dominó se transmitirá a todas las cadenas globales de suministro, producción y distribución, lo que repuntaría en focos de escalada de inflación, crisis empresariales e incertidumbre financiera con consecuencias de volatilidad en los mercado y devaluaciones de las monedas ancladas al dólar. @mundiario

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