El Banco de España dice que el Gobierno no logrará reducir este año el déficit público

Banco de España. / Mundiario
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La Autoridad Fiscal ya había advertido hace unos días de que era improbable que este año el Ejecutivo lograse cumplir con el objetivo que se había autoimpuesto del 2% del PIB para el déficit público. El producto interior bruto (PIB) crecerá un 2% en 2019 y un 1,7% en 2020. Toca ralentización.
El Banco de España dice que el Gobierno no logrará reducir este año el déficit público

A falta de analizar la información total del año, el Banco de España considera que el déficit público no bajará en este 2019. Cuando menos ese desnivel no se moverá del 2,5% del PIB, que fue el mismo dato que el año pasado. La entidad lo achaca a la caída del pago adelantado de octubre del impuesto de sociedades, así como el aumento en el gasto en empleados públicos y en las prestaciones sociales.

Si bien ha habido crecimiento económico, lo cierto es que es la primera vez desde 2012 que el déficit no baja. El Ejecutivo actual no pudo aprobar los Presupuestos en los que incluía una subida de impuestos por hasta 5.000 millones de euros. Luego de un lustro de inactividad en la materia, La Moncloa se arriesga a que Bruselas meta mano para sanar sus cuentas, así como las de otros países de Europa.

La Autoridad Fiscal ya había advertido hace algún tiempo de que era casi imposible que el Gobierno cumpliera con el objetivo de recortar el déficit hasta el 2%. Ese número llegó tras haber renunciado a la meta original, que era recortarlo hasta el 1,3% según apuntó el Congreso y en relación al 1,8% que se había trazado el Gobierno en los Presupuestos de 2019 que no consiguió aprobar.

Para 2020, los gastos hechos por las lluvias, del orden de los 700 millones, y una revalorización de las pensiones en línea con la inflación harán que el déficit se recorte nada más al 2,1% en relación al 1,8% que el banco había previsto.

Óscar Arce, director de Economía del Banco de España, advirtió de que aplicar el artículo 135.2 de la Constitución, el cual obliga a suprimir el déficit público, "llevaría a un ajuste mucho más intenso". Este artículo podría reforzar la intervención de Bruselas sobre las finanzas públicas.

Como sea, lo bueno es que el banco considera que la economía va sanando de a poco y no modifica sus previsiones ni para este año ni para 2020. El PIB aumentará en un 2% en este año y en un 1,7% para el que viene, avanzando incluso a unos ritmos más rápidos que los que se adivinaban. Tal y como Arce había anticipado, se puede ver un freno al deterioro sufrido en el mercado laboral. El Banco Central Europeo ya había dejado claro que la actividad en los países de la UE muestra signos de mejora y estabilización.

"Los datos más recientes apuntan a una estabilización del perfil de crecimiento del PIB en la segunda mitad del año, frente al debilitamiento que esbozaba la información coyuntural disponible en el momento en el que se elaboró el informe de septiembre", explica el banco. Así, poco a poco se va alejando la sensación de caos inevitable. Arce incluso se ha dejado ver un poco más optimista en cuanto a temas alarmantes como el Brexit o la guerra comercial entre Estados Unidos y China.

El supervisor estima que la economía del país ha crecido ciertamente entre octubre y diciembre hasta llegar al 0,4% en el trimestre, justo lo que se reportó en el trimestre previo. Es un ritmo bajo, pero para nada un índice de recesión.

La actividad en el país, se extiende la entidad, se mantendrá en su senda de ralentización gradual que llevará a un crecimiento que corresponda mejor a su potencial. La razón principal es que la demanda interna se moderará con el paso del tiempo puesto que se ha agotado ya el proceso de compra de bienes duraderos que se había pospuesto a raíz de la crisis de hace una década. Así, mientras cae el crédito al consumo, aumenta el ahorro familiar al momento de hacer gastos en un entorno que todavía es muy incierto. Este dinamismo a la baja de la demanda interna se verá reflejado en un avance menos vigoroso en la inversión empresarial. Por tanto, el PIB se irá en los años entrantes a tasas del 1,5%.

La menor exposición a la industria del sector servicios en el país otorga la explicación del mejor comportamiento que en Alemania, en donde las manufacturas han frenado de golpe y el sector del automóvil está aumentando su presencia.

Como sea, el banco cree que se producirá una recuperación gradual del sector exterior a medida que se difuminen algunos de los riesgos aparecidos en los meses recientes, entiéndase la incertidumbre comercial o el Brexit. De paso, a nivel doméstico continuará la mejora de las rentas de hogares y empresas, las cuales han creado nuevos puestos de trabajo, la reducción realizada de la deuda e incluso las condiciones de financiación, explica El País. Eso se pegará para permitir que el desempleo vaya también en caída. Pese a que el ritmo es menor a los que la economía española acostumbrabam, porque el crecimiento es menor y porque la ralentización de empleo es más acusada que la ralentización económica, y también porque la población activa va en aumento en gran parte gracias a la llegada de inmigrantes. Para este año la tasa de desempleo quedará en el 14,3%, y para el que viene en un 13,6%.

Al enfocarse más en subidas de salarios que en la generación de empleos, la composición será menos propicia para que el consumo avance como en años recientes, ya que la propensión a aumentar el gasto va más allá cuando se aumenta un sueldo que cuando se crea un nuevo empleo.

Con todo y los estímulos monetarios emprendidos, la inflación despega apenas en un 0,8% de lo que estaba previsto originalmente este año. Para 2022 seguirá en el 1,6%, lejos del objetivo del BCE pero muy cercano al 2%. Y eso se dice a pesar de que se anticipa un cierto dinamismo de los costes laborales unitarios. @mundiario


 

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