No debe confundirse a las empresas con anuncios y rectificaciones que paralizan inversiones

Automóviles.
Automóviles.

Nadie cuestiona la necesidad de luchar contra el cambio climático, pero la transición ecológica que afecta a todos no se puede anunciar sin hablar con los sectores afectados que son los que tienen que acometer fuertes inversiones para el cambio de modelo productivo.

No debe confundirse a las empresas con anuncios y rectificaciones que paralizan inversiones

Muchos ciudadanos ven como el gobierno copia al presidente Harry S. Truman que cuando enviaba a un colaborador a una misión delicada con interlocutores difíciles le decía: “Si no puedes convencerlos, confúndelos”. Esto es lo que vienen haciendo el presidente, sus ministras y ministros y algún secretario de Estado que, con hiperactividad inusitada, cada día abren nuevos frentes, sin cerrar los anteriores, con ocurrencias, noticias gaseosas o amenazas que confunden a las empresas, a colectivos profesionales y a la sociedad. 

La semana pasada fue muy fértil. Primero anunciaron el final de los motores de combustión en 2040: diésel, gasolina, gas e híbridos. Nadie cuestiona la necesidad de luchar contra el cambio climático y proteger el medio ambiente, pero la transición ecológica que nos afecta a todos no se puede acometer, ni siquiera anunciar, sin contactos previos con un sector tan sensible como el del automóvil -lo saben bien en Vigo- que representa el 10 por ciento del PIB y emplea a más de un millón de personas.

Un plan que a veinte años va a transformar radicalmente la industria de la automoción y   cambiar los hábitos sociales requiere una planificación estratégica con las empresas del automóvil, que han de realizar inversiones multimillonarias para el tránsito del modelo productivo actual a los coches eléctricos, y con las eléctricas para crear las infraestructuras de producción y suministro de energía.

Después anunciaron, además del peaje de las autovías que merece otro comentario, el cierre de las siete centrales nucleares entre 2023 y 2028 y las térmicas, una tragedia para Meirama y As Pontes -el delegado del Gobierno desmintió el cierre de esta última- y para Galicia que será deficitaria en producción de energía.

Esa decisión, seguramente necesaria, agravará las carencias energéticas de España y deja la producción del “combustible” para los coches eléctricos en las renovables que siguen en pañales y sin planes se acción serios. Pero no se alarmen, siempre nos quedará la energía producida por las nucleares francesas y por los pantanos de Franco.

Con tantos anuncios “a la brava” y las rectificaciones posteriores el Gobierno también incorpora el modelo del genial Manquiña “como te digo una cosa, te digo la otra”, que confunde a las empresas con incertidumbres que paralizan inversiones y a los ciudadanos. ¿Cómo no se dan cuenta de que “gobernar confundiendo” les hace perder credibilidad a raudales? @mundiario

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