El dato del paro en abril es bueno, pero el contexto económico español, no tanto

Un trabajador. / Xunta de Galicia
Un trabajador. / Xunta de Galicia
​Para la recuperación de la crisis económica derivada de la pandemia, que otros países desarrollados lograron hacer en un solo año, España necesitará al menos tres.
El dato del paro en abril es bueno, pero el contexto económico español, no tanto

La foto fija de los datos del paro en España en abril –más de 20 millones de afiliados a la Seguridad Social, todo un récord– es vistosa. Su contexto económico, no tanto. España sigue con problemas y todo indica que esto va para largo. Veamos algunos números para situarnos. En síntesis, el Gobierno de Pedro Sánchez recorta la previsión de crecimiento del 7% al 4,3% y prevé una tasa de paro del 12,8% para este año, con una inflación en vías de desacelerase, hasta situarse en un 2% en 2023. También aguarda que el déficit público caiga este año hasta el 5%, que pasaría a ser del 3,9% en 2023. En la otra cara de la moneda, un mercado laboral que supera por primera vez los 20 millones de afiliados en un abril de récord de contratos indefinidos, buena noticia sin duda para la política de Yolanda Díaz.

Queda, sin embargo, mucho trabajo por delante, hasta lograr una tasa de paro corte europeo. De entrada, como la pandemia se llevó en 2020 un 10,8% del PIB español y en 2021 creció un 5,1%, España tendría que crecer este año al menos un 5,7% para recuperar el nivel de 2019. Pero con la previsión actualizada del Gobierno no será posible volver al PIB de 2019 hasta 2023, es decir, dos años después que otros países desarrollados, que ya recuperaron en 2021 todo lo perdido en 2020; algunos con creces.

La economía española cayó en 2020 más que otras de su entorno por su mayor dependencia del turismo –también por otras razones– y por motivos similares se recupera en menor medida.

Es probable que todo esto, en líneas generales, le pasase a cualquier tipo de gobierno –fuese del PP o del PSOE–, pero el ejecutivo de coalición, lejos de asumir su realidad, ha intentado hacer un discurso optimista en unas previsiones que después ha tenido que revisar a la baja. Nada que no supiésemos todos y que aquí no contásemos.

España gasta mucho más de lo que ingresa, tiene una baja productividad y una alta dependencia del turismo, por falta de industria y servicios avanzados. Mientras el Gobierno no afronte con políticas realistas este estado de cosas, será poco menos que imposible que sitúe el rumbo económico del país en la estela de sus socios más avanzados en Europa, es decir, Alemania y Francia.

Ni este gobierno de coalición, débil, ni otro del PP similar van a poder hacerlo sin un gran consenso que, por razones electorales, nadie quiere asumir. Un modelo económico no se cambia en una legislatura, un Estado del bienestar no se consolida sin pacto social –también de rentas– y un sistema fiscal no aporta recursos suficientes sin una reforma a fondo.

PSOE y PP saben perfectamente que España necesita industrializarse más y depender menos del turismo, del mismo modo que son conscientes de que hay que hacer una reforma fiscal e introducir cambios en la financiación autonómica. Pero no lo quieren hacer juntos y cuando lo intentan hacer por separado no lo consiguen.

Los países que han afrontado cambios de este calado –Alemania y Francia tras la II Guerra Mundial, Corea del Sur más recientemente– lo han hecho con una estrategia de medio plazo y estabilidad política, del mismo modo que lo hizo España cuando se modernizó y empezó a parecerse a los países modernos de Europa bajo el Gobierno de Felipe González.

El actual batiburrillo político español –agravado con la surrealista crisis del espionaje– no llevará lejos al país. Un Estado, cualquiera, cuando es avanzado suele ser producto de la centralidad política, no de los disparates de partidos radicales, ya sean de extrema derecha o de extrema izquierda. La mezcla de cosas revueltas, inconexas y sin orden que se observan en el Congreso de los Diputados explican en buena medida la situación de España, que sin ser dramática tampoco es buena. No es una casualidad que los países más desarrollados sean más estables, del mismo modo que no lo es que sean muy pocos los que nunca han truncado su democracia. @J_L_Gomez

 


Sede del Banco de España en la plaza de Cibeles, en Madrid.
Sede del Banco de España en la plaza de Cibeles, en Madrid.

AL ALZA

El desfase

En España hay dos organismos económicos independientes –la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) y el Banco de España– que no se cansan de repetir lo que por otro lado suelen ser cosas de sentido común: las cuentas públicas en España son objeto de un desfase importante, que debe repararse. Un ejemplo: la mitad de la recaudación por IRPF, el impuesto que más aporta a las arcas del Estado, equivale al déficit público del Estado, lo cual parece disparatado. Pero no se corrige.

A LA BAJA

La deuda

La reducción del déficit público y el crecimiento de la economía española podrían permitir, según el Gobierno, que la deuda pública descienda al 118,4% del PIB en 2022 y el 115,2% en 2023. Son cifras todavía mareantes, por encima del billón de euros, pero esperanzadoras, en la medida en que no van a peor. Son a la vez muy oportunas, ya que en un escenario de subida de tipos de interés y de restricción de las compras de deuda por el BCE, hay poco margen para ese tipo de políticas. @mundiario


Cristina Herrero. / Mundiario
Cristina Herrero. / Mundiario

PROTAGONISTAS

Cristina Herrero

Presidenta de la AIReF

Hay otros países como Alemania y Reino Unido que concretan mucho más sus iniciativas a largo plazo, le advierte la jefa de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal a un Gobierno que mira para otra parte, agobiado por el corto plazo.

Nadia Calviño

Vicepresidenta del Gobierno

Ante la enorme incertidumbre sobre cómo acabará este año, argumenta que “depende de factores exógenos que no controlamos y que están en manos de Putin”. Puede ser, pero Putin también existe para otros países con menos incertidumbre que España.

Alberto Núñez Feijóo

Líder de la Oposición

Plantea una rebaja general de impuestos –incluyendo IRPF, IVA y Sociedades–, si bien no detalla cifras ni tampoco cómo afectaría a los ingresos del Estado, ya que su plan pretende negociarlo con el Gobierno. En campaña deberá concretar más.

María Jesús Montero

Ministra de Hacienda

“En un momento donde el principal riesgo es la inflación, que deriva del alto coste energético, causado por el precio del gas, no es conveniente hacer una bajada fiscal, tal y como está diciendo el FMI y el resto de países”, replica a Feijóo. @mundiario

 

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