Con la crisis Galicia vuelve a emigrar: desde 2008 se marcharon 120.000 jóvenes

Que no puedan realizar sus proyectos personales y profesionales en su tierra es un drama para los jóvenes y un fracaso de la política, de la economía y de la sociedad.

"Nos han arrebatado la posibilidad de desarrollarnos profesionalmente en nuestro país...". Es una reflexión de un joven valenciano que en septiembre de 2013, cansado y  deprimido después de una agotadora jornada laboral en un restaurante de Londres, envió a la red el mensaje "Hola. Me llamo Benjamín Serra. Tengo dos carreras y un máster y limpio WCs". Un texto corto con el que quería expresar su indignación y la de muchos jóvenes capacitados que no encontraron trabajo en España y emigraron para acabar realizando tareas y funciones por debajo de su perfil formativo.

Aquella reflexión está incluida en el libro "Sobradamente preparado para limpiar váteres en Londres" en el que cuenta su trayectoria de estudiante de Periodismo en Valencia, el  trago amargo de la emigración a Londres,  la búsqueda del primer trabajo y las dificultades que encontró en esta ciudad en la que "tu mirada en vez de disfrutar de los monumentos solo busca escaparates, comercios o restaurantes en los que haya algún cartel que indique que necesitan personal". 

La historia de Benjamín Serra es la de cientos de miles de jóvenes españoles con títulos, idiomas y ganas de trabajar que ante la falta de perspectivas laborales en su país les queda como única alternativa la emigración. Es lo que explica el desánimo de la  juventud española que, según datos de la encuesta realizada por el Instituto para la Sociedad y las Comunicaciones en seis países europeos, es una de las más pesimistas de Europa, piensa que vivirá peor que sus padres y en torno al 60 por cien planea emigrar en busca de trabajo,

¿Y qué pasa con los jóvenes gallegos? La emigración vuelve a cruzarse en los caminos de Galicia y hay estudios que cifran en 120.000 el número de rapaces que emigraron desde 2008 forzados por la crisis porque no pueden realizar sus proyectos personales y profesionales en su tierra. Un drama para los jóvenes y un nuevo fracaso de la política, de la economía y de la sociedad gallega.

Mientras Galicia se vacía de la ardiente vitalidad de la juventud y de su talento, en el Parlamento sus señorías llevan muchas sesiones zurrándose con la operación Zeta. Seguramente son debates pertinentes, pero ¿no deberían ocuparse algo más de los problemas del "precariado", esta nueva clase social que, según Guy Standing, forman  los jóvenes sin empleo, con empleos eventuales o condenados a emigrar? De verdad,  ¿no se puede hacer algo más por la juventud que es el principal activo de Galicia, el único que garantiza la supervivencia del país?