La crisis del coronavirus abre la puerta a una guerra de precios en el mercado del petróleo

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Emblema de la OPEP en su sede en Viena (Austria) / Twitter.
Los precios de los tipos de crudos mejor valorados y más demandados del mundo cayeron un 9%, llevando la cotización del Brent —el de referencia en Europa— como la del Texas —en Estados Unidos a los 35 dólares.
La crisis del coronavirus abre la puerta a una guerra de precios en el mercado del petróleo

La epidemia de coronavirus que azota al planeta sigue sin dar tregua ni el más mínimo respiro a la humanidad, pues además de provocar una crisis sanitaria de alcance global, la economía mundial se desploma a la misma velocidad con la que se propaga el virus, cuya cepa ya arropa a 80 países. La movilidad, la globalización, las relaciones sociales, las actividades empresariales-industriales y el desarrollo casi automatizado de la vida humana se han visto reducidos consiberablemente. Pero se suma otro factor de mucho peso; la distribución del recurso más preciado e importante de la Tierra se está desacelerando. Tal como ocurrió en 2014, el mundo está a punto de ver cómo hace implosión una nueva crisis petrolera global.

Y es que luego de que el precio del crudo se desplomara casi un 30% hasta llevar los tipos de petróleo más importantes del mercado (Brent y WTI) a 45 y 41 dólares, respectivamente, aunado al bloqueo político-geopolítico que tuvo lugar en la reunión de la OPEP+ el pasado viernes con la negativa de Rusia de unirse al acuerdo de recorte de la producción mundial en 1,5 millones de barriles diarios, el colapso del mercado del 'oro negro' descendió a un alarmante nivel de 20%.

Este hecho histórico muestra signos de una serie de impasses internos dentro de la OPEP entre los tres mayores productos de petróleo del mundo: Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudí (en ese orden), lo que llevaría a una inyección de sobreoferta encima de los inventarios que ya están acumulados y estancados por la desaceleración económica mundial a causa de la epidemia, esto con el fin de cada una de esas tres potencias de evitar recesiones en el principal mercado que abastece sus productos internos brutos (PIB). 

El efecto directo de la casi pandemia de covid-19 sobre el precio del petróleo se produjo debido a la incertidumbre financiera global sobre invertir en ese 'commoditie', el traslado de los capitales mundiales al refugio del dólar -lo que estanca la circulación mundial de liquidez en moneda de reserva- y la desaceleración del tránsito y tráfico de mercancías en las rutas de exportación e importación de petróleo, que pasan por el Estrecho de Ormuz y el Estrecho de Bering por las restricciones al transporte de mercancías y cargamentos con destino a China y Asia, epicentro del brote.

Los precios de los tipos de crudos mejor valorados y más demandados del mundo cayeron un 9%, llevando la cotización del Brent —el de referencia en Europa— como la del Texas —en Estados Unidos—, hasta el entorno de los 35 dólares, y alimentaban la especulación de la banca de inversión durante el fin de semana debido a que el sector comenzaba a ver con incertidumbre la viabilidad de colocar capitales en un mercado que va en caída libre sin freno, lo cual le resta volumen al flujo de dinero circulante en el sistema financiero mundial. 

Según reportes de agencias, una de las bolsas de inversión que más preocupada está con respecto al futuro del petróleo es Goldman Sanchs, dado que cada vez se incrementa la posibilidad de que el desplome del barril se profundice hasta los 20 dólares, niveles de hace dos décadas, una situación que podría detonar también una crisis industrial en los grandes mercados de exportación de bienes, insumos, materias primas y energía. 

Los inventarios están saturados de oferta con un precio que ya bajó de la barrera de 40 dólares, lo que pone contra las cuerdas a los países petroleros —y, sobre todo, a aquellos que tienen que incurrir en mayores costos de extracción o que bombean un crudo de menor calidad, por lo cual deben importar diluyentes, aditivos y componentes para procesar el suyo— y supone un duro golpe para un puñado de naciones latinoamericanas: Venezuela, Ecuador, México, Colombia, Brasil o Argentina, entre otras, que son los menores productores de petróleo, dos de ellas miembros de la OPEP (Venezuela y Ecuador), pero con niveles de 630.000 y 500.000 barriles diarios, respectivamente, que ni siquiera representan el 1% del PIB del cartel petrolero y podrían causar una posible merma en sus ingresos fiscales por exportaciones de crudo. @mundiario

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