El crecimiento mundial depende de que EE UU y China acaben con su guerra comercial

Banderas de EE UU y China.
Banderas de Estados Unidos y de China. / Mundiario

La guerra comercial entre China y EE UU es también una de las causas, quizá la principal, de las débiles perspectivas de crecimiento de Europa, clave para España. Trump ha recurrido a su táctica de ejecutar una demostración de fuerza para desestabilizar a sus interlocutores.

El crecimiento mundial depende de que EE UU y China acaben con su guerra comercial

El crecimiento económico del mundo depende actualmente de que EE UU y China acaben con su guerra comercial. También de otros factores, como el Brexit o las políticas medioambientales y  energéticas, pero la tensión entre China y EE UU marca la pauta general. Que se firme el acuerdo es crucial para las expectativas de los próximos cuatro años, alerta el diario El País en un editorial.

La guerra comercial entre EE UU y China es también una de las causas, quizá la principal, de las débiles perspectivas de crecimiento de Europa, clave para la economía española.

Un acuerdo comercial que ponga fin al conflicto sería la primera condición para estabilizar las perspectivas del comercio global y alejar los temores a una desaceleración. Pero ese acuerdo, que parecía próximo en las negociaciones en Washington, resultó bruscamente perturbado por la decisión de la Administración de Washington de aplicar, en plenas conversaciones, una subida arancelaria de hasta 200.000 millones de dólares a los productos chinos, como subraya el diario de Prisa en un editorial.

El presidente de EE UU, Donald Trump, rompió la prórroga que implica toda negociación con el argumento de que China había incumplido alguno de sus compromisos previos. Detrás de sus prácticas proteccionistas permanece agazapada la estrategia a medio plazo de utilizar la política de Estado para ganar mercados de las nuevas tecnologías para las empresas estadounidenses, como el 5G, en las que China es un competidor poderoso.

El presidente norteamericano dijo estar “muy contento”, pensando en los ingresos extras para las arcas públicas que se derivan de fijar más aranceles. Sin embargo, como constata La Vanguardia, los estudios económicos coinciden todos en lo mismo: esta política tiene un impacto económico negativo para quien la promueve.

Las negociaciones no se han interrumpido y continuarán en Pekín, pero Donald Trump ha recurrido a una de sus tácticas favoritas, que consiste en ejecutar una demostración de fuerza para desestabilizar a sus interlocutores y llevar la tensión negociadora al límite

Mientras las dos partes negocian contra reloj algún tipo de acuerdo, parte del daño ya está hecho. Las posibles represalias pueden causar una escalada proteccionista que se extendería también a otros sectores de productos, además de los señalados por las sanciones.

China depende de sus exportaciones más que EE UU y necesita con urgencia apuntalar sus posibilidades de crecimiento en una fase de cambios de su política económica interna.

Para el equipo económico del presidente Trump resulta vital transmitir a la opinión pública de EE UU que ha logrado una victoria política frente a China reduciendo el déficit comercial de Estados Unidos con aquel país, de unos 419.000 millones de dólares.

De momento, la Reserva Federal de EE UU mantiene los tipos de interés en un nivel relativamente moderado respecto a las expectativas de recalentamiento de la economía.

Según un informe de Bank of America Merrill Lynch, unos 20.500 millones de dólares salieron de los parquets hacia los bonos a causa del reciente “trauma comercial”. Y tanto la OCDE como el FMI han advertido de que un conflicto abierto de estas características entre EE UU y China puede llevar la economía global a la recesión. @mundiario

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