El crecimiento de Estados Unidos no es solo por Ben Bernanke

Ben Bernanke.
Ben Bernanke.
El grueso del crecimiento económico de los Estados Unidos no es una consecuencia derivada de las políticas monetaristas de su banco central, sino que es debido a la fortaleza de su estructura económica.
El crecimiento de Estados Unidos no es solo por Ben Bernanke

El pasado miércoles se hizo pública la cifra definitiva del PIB americano referente al primer trimestre del año 2013 y las noticias no son nada buenas. La cifra final de crecimiento para ese periodo es del 1,8%, lo que supone una fuerte disminución desde la estimación inicial (2,5%). Desglosando las magnitudes que conforman el PIB, destaca un menor aumento del consumo privado (2,6% vs. 3,4%), escaso aumento de la inversión (0,4%) y una caída de las exportaciones (-1,1%),  todo esto con la Reserva Federal trabajando a pleno rendimiento.

Cada trimestre que se presentan los datos de crecimiento a un lado y a otro del charco vuelve a surgir con fuerza el debate acerca de cómo afrontar la salida de la crisis en la que nos encontramos, argumentando muchos que la recuperación de la senda de crecimiento en Europa pasa porque el BCE compre cantidades ingentes de bonos tal y cómo hace la Reserva Federal. Pero, ¿es la política monetaria llevada a cabo por la FED la responsable del aumento de la actividad económica en USA?  Tras la caída de Leheman Brothers en Septiembre de 2008, el consejo de la Reserva Federal encabezado por Ben Bernanke decide iniciar un proceso de inyección masiva de liquidez al sistema financiero norteamericano con el fin de evitar su colapso, dando así el pistoletazo de salida a los denominados Quantitative Easing. El primero de ellos se inicia en Noviembre de 2008 y tiene como objetivo la limpieza de los balances bancarios mediante la compra de deuda y préstamos hipotecarios basura por un valor de 500.000 millones de $. Será en Noviembre de 2010 cuando la Reserva Federal decida llevar a cabo actuaciones encaminadas a mantener unos bajos tipos de interés y  a facilitar la concesión de crédito, con el objetivo de  revertir la tasa de desempleo. Así mientras continúa vigente la compra de deuda hipotecaria comienza la compra de bonos del tesoro americano  por valor de  600.000 millones de $, complementándose en Septiembre de 2012 con la tercera ronda de compras por valor de 40.000 millones de $ al mes. En total la Reserva Federal ya lleva emitido más de 10 billones de $.

Sin embargo, a pesar de los bajísimos tipos de interés que ha provocado la política monetaria de la Reserva Federal, ésta no ha desembocado en un aumento del flujo monetario hacia la economía de a pie, es decir, no se ha incrementado el crédito. De hecho desde que la FED ha comenzado sus políticas de emisión de moneda éste no ha hecho más que disminuir, y a día de hoy el volumen de dinero que la banca americana presta a través de crédito es inferior al año 2009, año de su última recesión. Asistimos a la contradicción de que, ante la mayor emisión monetaria de la historia de la FED, tenemos la menor concesión de crédito en años y la velocidad de circulación del dinero (las veces que una unidad monetaria cambia de manos) más baja desde que existen estadísticas.

Evolución crédito bancario USA ( Fuente: base pública datos FED)

La estrategia de la Reserva Federal consiste en generar lo que en economía se denomina efecto riqueza, es decir, busca que los ciudadanos americanos tengan una sensación de riqueza debido a la posesión de determinados bienes, lo que hará que dichos ciudadanos se lancen a consumir aumentando así la demanda de crédito y el consumo. Esa es la razón por la que los responsables de la Reserva Federal hacen todo lo posible para evitar la caída de los precios de la vivienda (el famoso housing al que hace referencia Bernanke cada vez que habla). Pero a pesar de sus esfuerzos esto no está ocurriendo, puesto que en Estados Unidos, al igual que en España, la demanda de crédito es baja debido a que el sector privado está altamente endeudado y lo único que consigue del sector bancario es una renegociación de sus deudas en unas condiciones mucho más favorables.

El crecimiento en los Estados Unidos es consecuencia de su desarrollado tejido industrial, ese que jamás tuvo Europa y que sigue expulsando del continente a pasos agigantados; es consecuencia del liderazgo mundial de sus empresas tecnológicas( Apple, Google, Microsoft…) que son capaces de cambiar el mundo en el que vivimos cada vez que sacan un producto al mercado, debido a la apuesta por desarrollar nichos empresariales de elevado valor añadido;  es consecuencia de una industria petrolera que fue capaz de reducir sus costes de extracción en un 40% gracias a la aplicación del fracking ( ese que en España, importador neto de materias primas, nos permitimos el lujo de rechazar) lo que ha permitido que dicha industria haya aportado 76 mil millones de dólares al PIB nacional y que haya generado más de 600.000 empleos netos. Son las estructuras productivas y no los bancos centrales los que sacan a las economías de las crisis.

La gran mayoría de analistas de Estados Unidos (incluso miembros de la propia Reserva Federal)  afirman que el impacto de la política monetaria de su banco central apenas ha tenido consecuencias positivas  en la tasa de crecimiento de la economía y en su tasa de paro. Los grandes beneficiados de esta inyección masiva de liquidez han sido, el gobierno federal por una parte, el cual está financiando su déficit gracias a esta política, y los bancos del país que obtienen financiación gracias a los bajísimos tipos de interés.

En economía no existen toma de decisiones a coste cero, toda política adoptada con el objetivo de solucionar desequilibrios puede generar otros en el medio o largo plazo. La aplicación continuada de los denominados estímulos monetarios ha provocado enormes distorsiones en los mercados financieros (sobre todo en el mercado de renta fija) y la sola insinuación hace unas semanas por parte de Bernanke de la posibilidad de acabar con esta política monetaria ha provocado que se haya disparado la rentabilidad de los bonos a lo largo de todo el mundo, así como importantes caídas en los mercados de renta variable de los países emergentes, lo que viene a significar que todavía no hay plena confianza en la recuperación de la economía americana a largo plazo.

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