La cosa está que arde en Grecia y puede afectar a todo el sistema crediticio

¿Seguirá Grecia en la eurozona?
¿Seguirá Grecia en la eurozona?

España es la cuarta potencia económica de la eurozona y eso le exige seriedad, cumplimiento de sus compromisos, financiación exterior y devolución de los créditos.

La cosa está que arde en Grecia y puede afectar a todo el sistema crediticio

España es la cuarta potencia económica de la eurozona y eso le exige seriedad, cumplimiento de sus compromisos, financiación exterior y devolución de los créditos.

Algunos grandes capitales comienzan a abandonar Grecia antes de que un eventual triunfo de la izquierda de Syriza (el equivalente local de Podemos) haga que no valgan nada.

Es una hipótesis. Otra, la salida griega del euro, para no depender así del Banco Europeo, devaluar la moneda cuando quiera y acabar pagando menos por las importaciones y hasta dejar de devolver la inmensa deuda exterior que tiene.

Como ven, la cosa está que arde y puede afectar a todo el sistema crediticio. Tanto, que algunos pueden dejar de recibir préstamos aunque los pidan de rodillas: ¿quién es el guapo que va a dejar dinero si sabe que no se lo van a devolver?

Unos amigos norteamericanos, de crucero por el Egeo, no acaban de entender estas cosas de los europeos. Ellos, como los demás cruceristas, se apretaban el cinturón antes de comprar souvenirs en las islas del recorrido: por aquello de la crisis económica en EEUU, ya saben. Los griegos, en cambio, gastaban el dinero como locos: “Como si la crisis no fuera con ellos”.

Probablemente tienen razón si no piensan devolver esos euros de la UE con los que siguen comprando a crédito.

Ése es, al menos, el mensaje de Syriza y de sus homólogos españoles. Lo malo es que España no es Grecia, que apenas si aporta el 2% del PIB europeo. España es la cuarta potencia económica de la eurozona y eso le exige seriedad, cumplimiento de sus compromisos, financiación exterior y devolución de los créditos.

La culpa de la crisis crediticia, lo siento, no la tiene la austeridad que preconiza Alemania, ya que los primeros en aplicársela a ellos mismos son los alemanes. La culpa es de quienes creemos que los créditos son un regalo de los Reyes Magos y que no hay que devolverlos. Si tal cosa se generalizase podría ser la hecatombe, ya que el dinero que nos han prestado es el que otros han dejado de gastar para que nosotros podamos hacerlo. 

Eso es la economía y lo demás son gárgaras.

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