Los consumos anunciados por los fabricantes de automóviles, ¿un imposible?

Prueba de consumo NEDC en banco / adac.de
Prueba de consumo NEDC en banco / adac.de

Los fabricantes de coches homologan consumos realmente bajos en sus vehículos que pocos mortales consiguen reproducir en su conducción diaria. ¿Por qué motivos? Veamos algunos.

Los consumos anunciados por los fabricantes de automóviles, ¿un imposible?

El consumo de combustible es un factor que, a la vista de los precios, cada día es más importante a la hora de seleccionar un vehículo. Hay muchos factores que influyen sobre el consumo más allá de las características técnicas de un modelo concreto. El estilo de conducción es uno de los más importantes, ya que en función de cómo se utilice la potencia y se maneje el cambio puede haber diferencias entre conductores de un 40%, sin que la velocidad media del viaje sea muy diferente. Además también influye la orografía del terreno, la temperatura, el uso de climatizador, circular con las ventanillas bajas, llevar peso innecesario, etc…

Con este panorama es muy complicado calcular un consumo que coincida con un grupo importante de conductores. Por tanto lo que ha hecho la UE es adoptar un test de laboratorio objetivo que sea idéntico para todos los vehículos y en el que se trata de reproducir las circunstancias más habituales de la conducción. Así ha nacido el “New European Driving Cycle” (NEDC) que consiste en una prueba de 1.180 segundos, 11.007 metros, a una velocidad media de 33.6 km/h, y hasta 120 km/h.

Para dicha prueba se toman unidades que tengan entre 3.000 y 15.000 km, que han de estar paradas entre 6 y 30 horas a una temperatura controlada en torno a 22ºC. Para la prueba se dispone de un banco de rodillos que son los que generarán la oposición al giro. Debido a que el coche no se “mueve” físicamente, se introduce un factor en el banco que simula el peso y el coeficiente de penetración aerodinámica, dando mayor o menor resistencia. Además se dispone un gran ventilador en la parte frontal que gira en función de la velocidad simulada por el banco para alimentar el motor y la refrigeración en las condiciones similares a las de la circulación. Para la prueba sólo hay una persona en el vehículo y todos los sistemas eléctricos no imprescindibles están desconectados.

Recorrido concreto

El recorrido que se simula consta de dos partes, en la primera se realiza un recorrido urbano con paradas frecuentes, que simulan un semáforo. Así se arranca en frío y se mantiene ralentí durante 50 segundos, se acelera hasta 15Km/h y se detiene 50 segundos, se acelera de nuevo hasta los 35Km/h, nueva detención de 50 segundos, y por último se alcanzan los 50Km/h con una nueva detención de 50 segundos. Todo este ciclo se repite 4 veces, y sirve para determinar el consumo urbano, las emisiones contaminantes y el CO2.

La segunda parte simula la conducción extraurbana y en caliente, para ello se acelera hasta los 70Km/h, se mantiene algo más de un minuto, se reduce a 50Km/h, se circula un minuto, se vuelve durante otro minuto a los 70Km/h. A partir de ahí se sube a 100 km/h durante unos segundos y por último se alcanzan los 120Km/h. Y ya está, ya tenemos la prueba de conducción extraurbana realizada, 7 minutitos después y algo menos de 7 Km recorridos.

No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta que los vehículos híbridos y los que hacen Star&Stop, tienen una ventaja enorme en la prueba “urbana” al detener sus motores térmicos en las paradas,  de ahí que se hayan extendido tanto éstos últimos.

Sin embargo objetiva

La fiabilidad de la prueba NEDC, al igual que las de todas las pruebas de consumo, siempre se ha puesto en entredicho. Es evidente que parte de un recorrido teórico que, aunque es real, es prácticamente imposible que lo repitamos en una conducción diaria.  Objetivamente presenta varias lagunas importantes de base, en primer lugar el peso y la aerodinámica sólo tienen una influencia teórica, puesto que se compensan con la resistencia del banco de rodillos. Lo malo es que el banco no presenta infinitas posiciones, por lo que suele haber “escalones” de resistencia (unas 22 posiciones), por ello puede haber coches con diferencias de 30 kg que tengan la misma posición. Además la temperatura durante la prueba es constante y benigna, ya que a 22ºC  un motor alcanza la temperatura de servicio con facilidad y no tiene grandes problemas para disipar el calor cuando ya la ha alcanzado. Un coche que arranque a 0ºC necesitará más tiempo para calentar, y mientras eso se produce el consumo es mayor, además de que el conductor demandará calefacción. Con temperaturas elevadas, el motor necesita más refrigeración, y el conductor suele demandar frío, con lo que el consumo se incrementa de nuevo. Pese a todo el ciclo NEDC sí puede presumir de objetividad, ya que la prueba y las condiciones en las que se realiza son absolutamente idénticas para todos los vehículos.

Es evidente que en una conducción normal todos los vehículos van a superar los consumos homologados, ya que para empezar ningún conductor va a pasar frío o calor por desconectar el clima, y muchísimo menos va a tener la opción de encontrar el atasco “perfecto” que cumpla las condiciones del NEDC. Probablemente la prueba más real, sería aquella en la que se tomasen varias unidades, con varios conductores y en lugares diferentes, algo a todas luces inviable económicamente y sería imposible que fuese idéntica para todos. Además, como ya hemos comentado, hay determinados vehículos como los híbridos o aquellos que equipan sistemas de arranque y parada que salen muy favorecidos, ya que de los casi 20 minutos que dura la prueba, tienen el motor parado la mitad de tiempo. De hecho por este tipo de “desvíos” la Unión Europea está estudiando modificar el ciclo para tratar de hacerlo más real. Lamentablemente ninguna prueba será nunca tan fiable como la experiencia propia del día a día, y esa no se conoce hasta que ya hemos comprado.

Creo que más allá de obcecarse en conseguir las cifras anunciadas, lo mejor es tratar de hacer una conducción eficiente dentro de la normalidad, evitar hábitos que aumentan el consumo de forma innecesaria (acelerones, ventanillas bajas, sobrepeso…), y sobre todo no obsesionarse en exceso, porque no parece razonable que unas décimas de combustible nos amarguen una compra.

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