Un color verde donde todo es negro

Pesca. / Mundiario.
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Mientras los ecologistas vuelven a cargar contra la pesca de arrastre, la Unión Europea carga las tintas en el Pacto Verde Europeo, una estrategia comunitaria para el crecimiento que para nada tiene en cuenta al sector pesquero.
Un color verde donde todo es negro

Mientras los ecologistas vuelven a cargar contra la pesca de arrastre, la Unión Europea carga las tintas en el Pacto Verde Europeo, una estrategia comunitaria para el crecimiento que para nada tiene en cuenta al sector pesquero y que fija el objetivo en el estímulo de la economía y la creación de empleo basados en la aceleración de la transición ecológica de modo rentable.

Es como si ese Pacto Verde no afectara negativamente a la pesca, cuando la rentabilidad del mismo pasa por encima de los presupuestos pesqueros porque se basa en un apoyo decidido y preestablecido a la economía que sustentará en toda la UE a la acuicultura que produce moluscos y especies de agua dulce. Porque, en el fondo, lo que está claro es que los pasos que la Comunidad Europea da y obliga a dar a sus Estados miembros se encaminan al desarrollo acuícola por el que solo apuesta el establishment y no los ciudadanos.

El consumidor apuesta por la calidad y los precios

Mientras que el consumidor europeo de pescado y marisco, incluso el que fía buena parte de su salud al consumo de conservas marinas, nunca pierde de vista el mar, la nueva estrategia de la UE que es el Pacto Verde Europeo apuesta por acelerar la transición ecológica de forma rentable para hacer más aceptable la acuicultura en todo el territorio comunitario y lograr que sea, como sector, más competitivo y resiliente, que garantice el suministro de alimentos nutritivos y saludables, que reduzca la dependencia de la UE de las importaciones de alimentos marinos, que cree oportunidades económicas y puestos de trabajo, y se convierta en un referente global en materia de sostenibilidad.

Son directrices tendentes a guiar el uso de múltiples instrumentos y fondos disponibles para brindar apoyo a la acuicultura de la Unión y respaldar así la legislación comunitaria aplicable.

Se desprende de todo ello que, o bien la pesca y el marisqueo "ya" no resultan rentables para la Unión y sus planteamientos de futuro, o que la pesca y el marisqueo no tienen futuro en la planificación comunitaria.

Objetivos

Son muy claros y precisos, por lo que puede colegirse que en la Unión saben lo que quieren aún a pesar de que no coincidan para nada con lo que el sector marítimo-pesquero (en este caso el español) precise: los objetivos interrelacionados a lograr para desarrollar resiliencias y competitividad, participar en la transición ecológica, garantías de aceptación social y la información al consumidor, e incrementar el conocimiento y la innovación con repercusiones beneficiosas en las producciones acuícolas de moluscos (un segmento muy desarrollado en Galicia en cuanto al mejillón y las distintas especies de almeja) y especies de agua dulce.

La propuesta de la Comisión de fijar el nuevo Reglamento de Control de la Pesca incide en las obligaciones de la trazabilidad a todos los productos de la acuicultura, especialmente a los procesados y a los importados de terceros países. Cabe preguntarse si con los mismos efectos de control y trazabilidad del panga o los productos conserveros importados a los países comunitarios sin que para ellos rijan los mismos controles que los establecidos para los españoles con los que compiten ventajosamente en precios, que no en calidad debido, en muchos casos, a la exención de aranceles.

¿Quién va a garantizar la sostenibilidad y rentabilidad de esa acuicultura que la Unión promueve a costa de la pesca y el marisqueo? ¿Se va a compensar a la pesca y el marisqueo por los perjuicios que pueden derivarse para ellos del apoyo sin fisuras a las acuiculturas cuando, como es sabido, se está replanteando incluso el sistema de ayudas a, por ejemplo, el combustible de los buques de pesca?

Una revolución en marcha

El Pacto Verde Europeo en el que centra su interés la Unión intenta modificar en algunos aspectos importantes la estructura que, actualmente, mantiene en pie -al menos en España- la acuicultura: el policultivo en la acuicultura en estanques  y piensos, y para la creación  o la acuicultura multitrófica integrada (en la que los desechos de una especie son reciclados para convertirse a aportes (fertilizantes, alimentos, etc.) para otra, con la intención de desarrollar el potencial de la propia acuicultura en cuanto al abastecimiento sostenible y piensos, y para la creación alternativa y sostenible (la sostenibilidad es una fijación en el planteamiento) de empresas y puestos de trabajo, especialmente en zonas en las que las opciones laborales son limitadas. Por ejemplo, y tras lo expuesto, en aquellas poblaciones que sin duda pueden  sentir el zarpazo de una acuicultura más que apoyada por unos fondos europeos que se niegan a la pesca o que se invierten precisamente donde ésta menos lo necesita. @mundiario 

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