Las cifras objetivas parecen no justificar el clima de alarma planetaria que se ha creado

Los mercados financieros, en crisis. / Twitter
Los mercados financieros, en crisis. / Twitter
La pregunta surge de inmediato: ¿están justificados los acordes de las trompetas del apocalipsis que se escuchan en el entorno económico? Las previsiones del coronavirus no explicarían, ni remotamente, las expectativas de crack económico a las que algunos/as apelan.
Las cifras objetivas parecen no justificar el clima de alarma planetaria que se ha creado

Herbert Simon, Daniel Kahneman o Richard Thaler son tres psicólogos que han ganado el Premio Nobel de Economía por su contribución al conocimiento del comportamiento humano a la hora de tomar decisiones. Tengo la sospecha de que estos tres eminentes científicos abordarían la crisis del coronavirus de una manera muy diferente a cómo se está gestionando.

Las teorías de los tres Premios Nobel tienen bastantes cuestiones en común. Una de ellas, es la conclusión de que las decisiones humanas se ven con frecuencia condicionadas por factores de experiencia y de contexto que terminan por provocar reacciones equivocadas. Por ello, resulta siempre conveniente racionalizar los problemas, intentar evitar el “sesgo social” que representa la corriente de opinión general y plantear una realidad digamos neutral, es decir, sin sesgos.

La evolución de China

Como todo el mundo sabe, el brote se inició en China, concretamente en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei. Tenemos datos desde la tercera semana de Enero aunque es de suponer que la enfermedad hubiera surgido algún tiempo antes. Tras su descubrimiento, se registraron 803 nuevos casos diarios. Durante las tres siguientes semanas, ese número de infectados al día se movió entre 2.470 y 4.264, una cifra sin duda descollante. Pero a partir de la quinta semana, se redujo hasta los 503 nuevos infectados y hasta 315 la siguiente. En los últimos cuatro días, la evolución ha sido de 100 nuevos infectados diarios. La crisis parece estar bajo control en China. De hecho, las autoridades del gigante asiático calculan que la crisis estará solventada a finales del próximo mes de abril.

Extrapolación a España

Teniendo en cuenta la anterior tendencia, es muy probable que los registrados por el Covid19 en China no vayan a llegar a los 100.000 en total, lo que supondría aproximadamente el 0,007% de la población china. Los fallecidos serían, aplicando índices actuales, en torno a 3.500, un 0,00025%: un fallecido cada 400.000 habitantes.

En España, el primer diagnosticado por coronavirus se produjo el 1 de febrero pero durante ese mes, las cifras no son relevantes. El 1 de marzo había 84 casos registrados.

Sería de esperar que durante las próximas dos semanas, asistamos a un ciclo de nuevos infectados similar al de los últimos días. Pero tanto a la vista de la evolución en China como por la inminente llegada de la primavera, la actividad de la epidemia debe remitir en ese plazo. De esta manera, alcanzaríamos en España unos 2.000 casos registrados en total. Si aplicamos el índice de afectación visto en China, o sea, el 0,007% de la población, el número de infectados rondaría los 3.300, lo cual parece contrastar la cifra anterior de 2.000 teniendo en cuenta que China fue el país donde surgió el virus y, por lo tanto, donde más tardaría en detectarse.

Pongámonos, en cualquier caso, en ese peor escenario: en España habrá unos 3.000 afectados por el Covid19 y, consecuentemente, un número quizás próximo a los 100 fallecidos. ¿Son números para justificar la alarma social? Podemos compararlos con las estadísticas de la gripe. En la última campaña de la gripe en España, se computaron 525.300 casos y 6.300 fallecidos, una incidencia unas 200 veces superior a la del coronavirus, tomando casos, o unas 60 veces mayor tomando fallecidos. Parece que está todo dicho, ¿no?

El efecto económico y bursátil

La pregunta surge de inmediato: ¿están justificados, por tanto, los acordes de las trompetas del apocalipsis que se escuchan en el entorno económico? Las previsiones en torno al coronavirus, como resulta notorio, no explicarían, ni remotamente, las expectativas de crack económico a las que algunos/as apelan. Es más bien la reacción humana al coronavirus lo que está propiciando es la sensación de desastre: los medios en su papel de mensajeros del diablo, los políticos con sus mensajes variables, las empresas con sus reacciones gregarias, las instituciones en general dirigidas desde la pancarta del “No pasarán”.

Ante tal panorama, nos encontramos con dos tipos de inversores: los que esperan agazapados a que la cuestión toque suelo para entrar y forrarse como pocas veces, y los que huyen despavoridos tal que si Freddy Krueger hubiese tomado el control de los parqués. Si tuviera pasta, estaría muy atento para sumarme a los del primer grupo… @mundiario

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