Bitcoin vs Ethereum: La reñida batalla de las criptomonedas

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El uso de las criptomonedas se ha incrementado desde la aparición de Bitcoin en 2009.

Una criptomoneda es un medio digital de intercambio, que a diferencia de otros intentos por establecer un sistema monetario electrónico, incorporan principios de criptografía, para garantizar seguridad, descentralización y privacidad.

Bitcoin vs Ethereum: La reñida batalla de las criptomonedas

En la actualidad, Bitcoin se ha transformado en la moneda digital - o criptomoneda - por excelencia. Hizo su debut en 2009, y desde entonces no ha estado exenta de críticas y polémica. Sus principales atributos son su descentralización y no estar respaldada por ningún gobierno ni banco. Ethereum, por su parte, fue creado más recientemente, en 2013. Aunque ambas mantienen similitudes, queremos dilucidar las claves donde radican sus principales diferencias.

Aunque la gente tienda a encasillarlas dentro de una misma categoría, Bitcoin (฿)  y Ethereum (Ξ) son en realidad dos protocolos diferentes, siendo uno de sus muchos usos o finalidades el intercambio de bienes y servicios como moneda. Sin embargo, si nos enfocamos en sus características comunes, efectivamente ambas tienen un uso como tal, cada una de ellas con simbología propia y disponibilidad de carteras software o web (wallets). Su uso queda registrado en cadenas de bloques, cumplen la regla del doble gasto y siempre que se efectúa una transacción, ésta no puede dar marcha atrás.

Se pueden usar tanto para pagar, comprar y para almacenar divisas como reserva de valor. Cuando nos referimos a ambas como un protocolo, significa que cada una posee características especiales para realizar las comunicaciones y comprobaciones entre sus similares en la red, diferentes a la usanza de las monedas tradicionales.

Ambas utilizan PoW (Proof of Work o “prueba de trabajo”) en sus comprobaciones. Esto hace posible la transferencia de valor de manera directa entre cada uno de los participantes de una transacción, sin necesidad de depender de ninguna entidad mediadora, ya sean bancos o cualquier otra institución financiera. Bitcoin utiliza un sistema de prueba de trabajo para la creación de nuevas unidades monetarias y para verificar la validez de las transacciones. Para el caso de Ethereum, la prueba de trabajo consiste en un algoritmo de consenso que hasta la fecha ha demostrado ser eficiente manteniendo la red completamente segura, pero que al parecer no ha sido lo suficientemente amigable con el gasto energético. Recordemos que, a más dificultad, más capacidad de cómputo, y por ende, más costo eléctrico. Este detalle técnico torna el trabajo a realizar, medianamente difícil (pero factible) por el lado del cliente, pero fácil de verificar por el lado del servidor.

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Poco a poco se van sumando nuevas webs que aceptan esta forma de pago.

En qué consisten sus diferencias

Una de las primeras diferencias que encontramos, es la división de la parte entera del valor de las monedas digitales en decimales. En el caso de Bitcoin, esta división llega a 8 decimales, mientras que en el caso de Ethereum, alcanza los 18. Esto equivale a los céntimos de cualquier moneda tradicional.

Las unidades más pequeñas de Bitcoin se clasifican en: mili bitcoin, micro bitcoin, y la menor, el satoshi. Por su parte, 1 ether - como se denomina la moneda del sistema Ethereum -, se divide en: finney, szabo, shannon, babbage, lovelaces y, por último, el wei.

Cada una de las monedas digitales, utiliza sistemas de seguridad en forma de algoritmo. Es la manera que tienen de mantener un escudo protector a nivel criptográfico. Sin embargo, cada una de ellas utiliza una técnica diferente. En el caso de Bitcoin usa el algoritmo SHA-256d, mientras que Ethereum utiliza EtHash. Por su enorme complejidad, nos garantizan elevadas posibilidades combinatorias que fortalecen la inviolabilidad del sistema.

También difiere, y mucho, el tiempo que se necesita para que un bloque sea confirmado y validado por un minero. En el caso de Bitcoin, el tiempo para que se añada a una cadena de bloques es de unos 10 minutos (600 segundos), mientras que en Ethereum es solo de 16 segundos. Como curiosidad, podemos mencionar que en Ethereum el tiempo inicialmente era de 60 de segundos, modificándose su protocolo para finalmente reducirse a 16.

El premio que se obtiene por bloque minado es constante en el caso de Ethereum, mientras que en Bitcoin es decreciente. En el primero, por cada bloque minado otorgan 5 ethers de manera fija, mientras que Bitcoin utiliza un ajuste que se denomina Halving, y aproximadamente cada 4 años (cada 210.000 bloques), se divide. En un primer momento el premio eran 50 bitcoins, posteriormente pasó a 25 y, desde el verano pasado, el premio es solo de 12,5.

Pero si hay una diferencia fundamental entre ambos, es la cantidad de monedas en cada uno de ellos. En Bitcoin se generarán un máximo de 21 millones, mientras que en Ethereum no se ha establecido un límite, siendo este último un sistema inflacionario, donde cada vez la unidad debería tener más valor, a diferencia del Bitcoin que es un sistema deflacionario, lo que implica que mientras más unidades se generen, menor valor tendrán.

Este último aspecto, el de crear un sistema deflacionario o inflacionario, nos invita a la reflexión respecto a qué tipo de usuarios queremos llegar a ser y qué es lo que procuramos con el uso de tal o cual criptomoneda ¿La queremos para comprar o simplemente para invertir? Ahí radica la clave a la hora de elegir entre Bitcoin o Ethereum.

Otra diferencia entre las dos, es el recalculo del ciclo de dificultad, es decir, el tiempo que tardan en informar a la red del nuevo valor. Ethereum recalcula la dificultad de la totalidad de la red cada 1 bloque (cada 16 segundos aproximadamente), mientras, en Bitcoin, se tarda 2016 bloques. No obstante, esto es algo que se va incrementando, ya que cada vez hay más dispositivos conectados a la red para realizar pruebas de minado.

Por último, el tamaño del bloque, que es donde cada bloque contiene todas las transacciones nuevas efectuadas desde el último minado y posterior confirmación, es otra de las diferencias. En Bitcoin está limitado a 1 Mb, mientras que en Ethereum no hay ningún límite hasta ahora. Como ya se ha señalado, Bitcoin recoge las transacciones de los últimos 10 minutos aproximadamente, mientras que en Euthereum es de unos 16 segundos.

Bitcoin posee una potencia de cálculo mucho mayor que Ethereum, debido a diversos factores como su madurez y dispositivos específicos de minado, que ofrecen más potencia con un menor consumo. Su estabilidad y madurez, por estar en funcionamiento más tiempo, le proporcionan más ventajas. La hash rate de Bitcoin, es de mil doscientos setenta y siete billones de cálculos por segundo (TH/seg), mientras que Ethereum alcanza una tasa aproximada de 2 mil billones de TH/seg.

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Por ahora Bitcoin tiene el protagonismo respecto a las demás divisas virtuales.

 

Las claves del minado: ¿cómo se acumulan Bitcoins o Ethereums?

En lo relativo a Minería, aunque cualquier dispositivo es capaz de realizar tareas de minado, éstos pueden quedar obsoletos e inservibles a nivel de cálculos, si la dificultad aumenta de manera considerable. En la actualidad, existen dispositivos especializados, creados de manera exclusiva para realizar las tareas de minería de Bitcoin (ASICs), mientras que en Ethereum, solo pueden hacerlo dispositivos con una CPU (ordenadores, Smartphone, tabletas) o GPU (tarjetas gráficas). También destacar, que en Bitcoin existen empresas y centros gigantescos especializados solo en minería, mientras que por ahora, en Ethereum, todavía se está arrancando con pequeños “pools” de GPU.

Para que una transacción pueda ser considerada, se requiere que un número determinado de nodos conectados a la red, la acepten y verifiquen, para ser añadida posteriormente a un bloque. Esto se conoce como confirmación mínima, y es lo que un bloque requiere para consolidarse en la cadena. Se considera a su vez un número mínimo de bloques confirmados a posteriori del incluido en la transacción. En el caso de Bitcoin es un mínimo de 6 y en Ether es de 50.

La naturaleza de los contratos inteligentes

Los contratos creados es una característica única en Ethereum, aunque en Bitcoin también pueden realizarse ciertos tipos de contratos - con sellados de tiempo por ejemplo -, pero no con las características que posee Ethereum. Actualmente, los contratos llevan una marca denominada “token”, que identifica de manera única, a aquellos que son realizados. Los contratos junto a su “token”, permiten, entre otras posibilidades, crear monedas diferentes a ether, absorberlas, bloquearlas y un sinfín de opciones todavía por descubrir.

Esto se conoce como contrato inteligente y no es más que una pieza de código software, que se ejecuta de forma transparente al usuario, y que incluye una transacción financiera. En este caso Ethereum otorga la posibilidad de crear un software distribuido y sin limitaciones, y que se ejecuta en el blockchain (múltiples dispositivos), donde poder efectuar pagos.

Pero, ¿cuál es la utilidad de estos contratos inteligentes? Las posibilidades son amplias, pero la principal es la adquisición de productos como un seguro, tal como si fuera un sistema bancario normal. Un ejemplo sería un seguro de vehículo, en el que pagamos una cuota, y si tenemos un accidente, el seguro costea los gastos. Este compromiso se basa en la confianza en que la compañía va a pagar.

Mientras que muchos compararán la aparición de ambas criptodivisas como un fenómeno similar, la realidad es que tanto Bitcoin como Ethereum son proyectos muy diferentes con intenciones distintas. Bitcoin ha surgido como una moneda digital relativamente estable, mientras que Ethereum, aún en desarrollo, pretende abarcar muchas más utilidades.

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