Desde hace años hay un interés creciente sobre la enología, el conocimiento del vino

Copa de vino.
Copa de vino.

Los vinos franceses son apreciados y valorados. Hay vinos de Rioja a su nivel; no obstante no gozan de ese prestigio, precio, ni de su entrada en el mercado.

Desde hace años hay un interés creciente sobre la enología, el conocimiento del vino

Los vinos franceses son apreciados y valorados. Hay vinos de Rioja a su nivel; no obstante no gozan de ese prestigio, precio, ni de su entrada en el mercado.

En España hay muy buenos vinos. Cada vez las bodegas tienen más enólogos, especialistas, que consiguen caldos excelentes. Hace años aprovechaba los viajes para probar y comprar vinos distintos de las grandes áreas productoras, provincias enteras como Ciudad Real, Valencia, Albacete, un “mar” de vino de la variedad “tempranillo” que da un vino tinto de mesa agradable al paladar, vino de la variedad Valdepeñas y La Mancha. Recuerdo un día de vinos, “chiqueteo” por tascas de Valdepeñas degustando entre otros el “Señorío de los Llanos”. También he bebido vinos menos ligeros, algunas veces amargos, como en Toro (Zamora), Cariñena (Zaragoza), Almansa (Albacete), en Murcia, o en Roa de Duero (Burgos). En algún caso prefería probar y comprar un clarete, mejor que el robusto tinto. Hace años algunos de estos vinos eran considerados “tinto peleón”.

En un viaje a París coincidí el tercer jueves de noviembre (día en que sale el vino nuevo “beaujolais”. No dejé de leer o escuchar (en vallas publicitarias, carteles en las calle, rótulos en autobús o en el metro, en la prensa, radio, TVs) la frase: “Le Beaujolais nouveau est arrivé”. Se anunciaba que el vino nuevo se vendía en muchas partes del mundo. El “Concorde” partía lleno de beaujolais nouveau rumbo a Tokio o Nueva York, o en trenes y camiones rumbo a Alemania y demás países. De tanto escuchar no me pude resistir a comprar unas botellas que tuve que traer en el avión de vuelta. Acudí a la cena semanal de la sociedad gastronómica de la que soy socio y procedimos a degustar el profusamente anunciado vino francés. ¡Que desilusión!, las primeras palabras que escuché fueron:

–Vinagrilla, verde, amargo, casi peleón, un vino joven de menor calidad que el vino del año  de la Rioja Alavesa-.

Fueron los epítetos que mis compañeros dedicaron a mi esfuerzo de traer un vino famoso. Nada que ver con el vino del año de la Rioja alavesa, de Villabuena de Álava, que se bebía en la sociedad. Un vino afrutado, equilibrado, fácil de beber, con un poco de aguja. Y es que, amigos lectores, la uva “gamay” del famoso Beaujolais (una región encima de Lyón y próxima a los Alpes) se cosecha a finales de agosto y primeros de septiembre. El vino se pone a la venta la tercera semana de noviembre. Desconozco si el sol calienta adecuadamente las uvas, pero lo que si parece claro es que el vino no está suficientemente tiempo madurando en las cubas para disminuir su amargor para terminar de “hacerse”. Se vende en origen alrededor de 7 euros.

Las uvas en la Rioja Alavesa se recolectan hacia el 12 de octubre y después de la fermentación llegan durante meses la maduración, la trasiega, la clarificación, etc, y hasta bien entrado el siguiente año, marzo o abril, no se pone a la venta. Su precio es inferior al beaujolais, alrededor de 3 euros en las bodegas.

En Galicia están de moda últimamente los “furanchos”, que son bodegas particulares de temporada, donde se degusta el vino del año del propietario. Abren de febrero a mayo y se anuncian con un ramo de laurel en la puerta. Recuerda al ramo que se colocaba en Betanzos para anunciar que ya tenían el nuevo vino tinto, un vino amargo, pero que de ir de local en local de los ramos, al final no parecía tan duro.

Resumiendo:

> “Chapeau” a los viticultores y bodegueros de la región Beaujolais que han logrado vender en todo el mundo de 35 a 53 millones de botellas de un vino amargo. Hay que beberlo frío, joven (no aguanta más de dos años embotellado). Inclusive el gobierno en las añadas abundantes obliga a convertir en vinagre los excedentes para no perjudicar el precio.

> Hay que reconocer el gran mérito de los franceses quienes colocan un vino regular en el mundo y es que conocer y aplicar los principios del marketing hace milagros. Sucede lo mismo con los vinos de crianza, reserva y gran reserva. Los vinos franceses son apreciados y valorados. Hay vinos de Rioja a su nivel; no obstante no gozan de ese prestigio, precio, ni de su entrada en el mercado.

> En España estamos muy lejos de aplicar los conocimientos del marketing para poner en el mercado nacional un excelente vino del año, joven, como el de la Rioja Alavesa. Un vino con mucho sabor  que se degusta hoy en día en muchos restaurantes de Euskadi, sobre todo en las sociedades gastronómicas y numerosos bares de Vitoria, la capital que mejor vino de “chiqueteo” ofrece.

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