El BCE no se deja llevar por su propio optimismo y mantiene los estímulos

Logo del euro en Fráncfort del Meno, sede del BCE. / Héctor Morales
Logo del euro en Fráncfort del Meno, sede del BCE. / Héctor Morales

Mario Draghi ha vuelto a retar a los pesos pesados de la Unión Europea pero celebra que el crecimiento económico finalmente va tomando ritmo.

El BCE no se deja llevar por su propio optimismo y mantiene los estímulos

El Banco Central Europeo (BCE) ha avisado que sostendrá el nivel de estímulos monetarios, con tipos de interés que no pasen los de las guerras y un exhuberante programa de compras de activos, toda una amalgama inédita hasta ahora en el proyecto europeo. Así lo ha dicho nada menos que Mario Draghi, presidente del banco, quien dio su total bendición al nivel de estímulos monetarios, los cuales defendió firmemente cuando los medios de comunicación le preguntaron si acelerará la retirada de los mismos o si subirá los tipos en caso de que el crecimiento económico de la eurozona se mantenga al buen ritmo que lleva hasta ahora.

La entidad con sede en Fráncfort del Meno ha confirmado una mejora "sustancial" de sus previsiones iniciales. Así las cosas, la zona euro cerrará este año con un crecimiento del 2,4%, lo cual es el más grande de la última década, superando incluso el de Estados Unidos. Para el próximo año, el crecimiento se mantendrá en un 1,8%. Eso sí, la inflación también irá aumentando aunque a un ritmo todavía moderado, pues cerrará este año con un 1,5% y llegará hasta el 1,7% para 2020. Eso quiere decir que la recuperación de la zona se refuerza cada vez más y el mercado laboral va por buen cauce. Lamentablemente, con todo y los buenos preámbulos, los precios no dan el paso definitivo. "Los salarios están tardando más que en otras recuperaciones en responder a la mejoría del mercado de trabajo", reconoció el banquero italiano, un firme defensor de la subida general de sueldos. "El mandato del BCE no es el crecimiento ni el empleo: es la inflación. Y aún no se ven tasas autosostenidas de inflación que se acerquen al objetivo de cerca pero por debajo del 2%", agregó. En otras palabras, mientras la cosa siga como hasta hoy día el BCE no tiene planeado subir los tipos ni dar marcha atrás en los estímulos monetarios.

Draghi disfruta actualmente un momento inédito hasta ahora en sus seis años como jefe del BCE. El italiano llegó justo para la peor crisis desde la Gran Depresión y a raíz de ella ha tomado medidas que han encolerizado a los alemanes, quienes a su vez han criticado su trabajo por ser un aliciente para la extrema derecha. El presidente del banco, con todo, mantiene su marcha y no piensa subir los tipos cuando menos hasta septiembre del otro año. El banco rebajará desde enero hasta septiembre de 2018 las compras mensuales de activos, pasando de los 60.000 a los 30.000 millones por mes. Eso sí, mantiene una mente abierta y está dispuesto a seguir con ese volumen aun después de septiembre o, por qué no, elevarlo en caso de que "la inflación o las perspectivas de estabilidad financiera empeoran".

En Fráncfort del Meno la situación se ve con buenos ojos pese a las reticencias de otros grandes líderes continentales, aunque se hace el esfuerzo de mantener los ánimos a niveles realistas. La Gran Crisis se niega a morir y mientras su espectro siga en el aire lo mejor es ir con precaución. El presidente del banco ha pedido una reforma para la zona euro, para la que ha exigido que se hagan reformas contundentes y ha recomendado a los países que integran la zona que reconstruyan "los colchones fiscales" en vista del momento que vive la recuperación. No obstante, el BCE quiere mantenerse en la ruta actual, con todo y que Estados Unidos ha subido recientemente los tipos de interés y botó los estímulos monetarios con que tan obsesionado está Draghi.

Los consejeros del banco empiezan a perder la paciencia con los proyectos de Draghi. Puntualmente los representantes de Países Bajos y Alemania, que abogan por políticas menos expansivas. "Esa no es la posición del consejo de gobierno", les ha espetado Draghi, quien luego aclaró que el suyo es un mandato para "la estabilidad de precios" y que a estas alturas todavía no se ven tasas de inflación autosostenidas que lleguen al 2%. Al actual presidente del Eurobanco le quedan casi dos años (su mandato vence en otoño de 2019), y espera que para entonces se hayan subido los tipos, ya que eso significaría que "la inflación mejora y la recuperación es sólida". @mundiario

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