El Banco de España concluye que los trabajadores de más de 45 años tienen más riesgos de pobreza
La estela de la crisis económica española que estalló con la recesión por la burbuja inmobiliaria y bancaria de 2010, después de la crisis financiera mundial de 2008, hoy sigue dejando secuelas a su paso en una buena parte de la población española. La pobreza de ingresos, la precariedad laboral y la insuficiencia de los salarios y pensiones por un costo de la vida que se mantiene a raya con leves aumentos que sí generan repercusión en los presupuestos familiares, siguen siendo los problemas que el Gobierno y el Estado español no han logrado erradicar de la faz de esta nación.
Y es que "una buena parte de la población española sufre todavía las consecuencias de la crisis económica, algo que se puede observar en variables como la tasa de paro o la capacidad adquisitiva pero que, probablemente, no haya mejor forma de constatar que atendiendo al siguiente dato: hoy, hay un mayor número de hogares en riesgo de pobreza que en 2009, y esta situación es especialmente compleja en aquellos cuya cabeza de familia cuenta con entre 45 y 64 años", así se deja entrever en un reciente artículo de análisis titulado "La población en riesgo de pobreza o exclusión social en España", que ayer, jueves, publicó el Banco de España.
Esto implica que el sistema de vida español todavía presenta serias distorsiones socioeconómicas que profundizan la desigualdad social y la minimización de la seguridad social para aquellas generaciones que salen de relevo al dar paso a las nuevas masas de capital humano que impulsan la dinámica del país, pero que ese sector no goza de unos niveles de vida aceptables para transitar el resto de su existencia debido a que a ese nivel todavía no llega la mano del Estado.
En ese artículo se evidencia que "en el inicio de la crisis el número de hogares en esta situación era de 4,2 millones, mientras que ahora el dato asciende a 4,5 millones, según la última encuesta de condiciones de vida (ECV). Si se observa la cifra en total de personas, el resultado es que se ha producido un aumento de más de 700.000 ciudadanos", según se puede leer y parafrasear de entre las líneas del texto.
Ese dato demuestra que el flagelo de la pobreza se ha expandido en medio de complejos contextos de crisis políticas y volatilidades económicas que han deteriorado la capacidad del Estado español para garantizar la sostenibilidad de su sistema de vida económico y social.
Ese incremento contrasta con la reducción que, aun siendo leve, se ha producido entre los menores de 44 años y los jubilados, lo significa que el incremento en los hogares de entre 45 y 64 años ha tenido que ser incluso más pronunciado debido a las condiciones de un sistema laboral que no garantiza la jubilación a la edad adecuada por la misma configuración del sistema de cotizaciones en los fondos de pensiones que administra la estructura de Seguridad Social.
El informe del Banco de España precisa que el número de hogares en riesgo de exclusión suma los señalados 4,5 millones, que representan el 24,4% de los mismos. O en otras palabras, que uno de cada cuatro hogares en España está en riesgo de pobreza. No hay parangón en un fenómeno tan expansivo como este, en el que la concentración de capitales en detrimento de la distribución de la riqueza y los flujos financieros del Estado y las empresas no focalizan hacia nueva políticas salariales para procurar un nuevo paradigma nacional de bienestar socioeconómico.
"La fase expansiva en la que se encuentra inmersa la economía española desde 2013 ha permitido reducir el porcentaje de hogares en riesgo de pobreza, si bien dicho porcentaje se encuentra por encima de los registros precrisis y del objetivo definido para España en 2010 en la Estrategia Europea 2020", explica Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco, en sus conclusiones. @mundiario
