La banca actual nace de la negación de la usura como pecado en la doctrina de Calvino

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Fotomontaje sobre Calvino en las redes sociales.

La banca, como la conocemos en la actualidad, nace de la aceptación del pago de intereses en la doctrina de Calvino, considerado como pecado en el catolicismo. De ahí que fuese en Holanda, Suiza e Inglaterra donde surgió con éxito.

La banca actual nace de la negación de la usura como pecado en la doctrina de Calvino

En la Edad Media la Iglesia fue un freno a la actividad bancaria en cuanto a su prohibición de la “usura”, concepto que debemos contextualizar en su significado en la época al definirse cómo préstamo con intereses, si bien Tomás de Aquino la autorizara cuando existiese riesgo de pérdida del principal. Lógicamente las necesidades de la sociedad contradecían el espíritu de la norma y en consecuencia era la propia estructura de la Iglesia, destacando las abadías, quienes practicaban las más características actividades bancarias, como el depósito y el préstamo o, incluso, los mismos Papas que no tenían duda alguna en establecer relaciones con las compañías bancarias de la época, como es el caso del Papa Pío II que unió los intereses de la Santa Sede con el banco de los Medici en el conocido como “cartel del alumbre” (mineral fundamental para el tintado de las telas).

Pero ya situados en la Edad Moderna la Corona británica en 1694 funda el Banco de Inglaterra, donde se introducen dos grandes innovaciones que cambiarían la actividad bancaria para el futuro: su planteamiento como sociedad anónima y el otorgamiento de un monopolio limitado de emisión de billetes de banco. A la vez, nace una gran preocupación en los gobiernos que fue la de impedir que su poder sobre el dinero, basado en la prerrogativa de la acuñación, fuera traspasado a los bancos realmente independientes.

El impulso de la reforma protestante

La reforma religiosa siguiendo las doctrinas de, principalmente, Calvino (1509 - 1564), facilitó el desarrollo de un capitalismo incipiente, pues en lo que se refiere a la actividad bancaria proclamó la legitimidad del “préstamo con intereses” en el caso de los préstamos de producción (los que el deudor obtiene con el objetivo de la financiación de actividades productivas). El triunfo de las doctrinas del protestantismo en Suiza, Países Bajos y Alemania, junto con el éxodo de los protestantes de Francia hacia esos países, hizo que surgiese con éxito la banca en Suiza y Holanda. Precisamente en 1609 en la ciudad considerada como el mayor mercado europeo de capitales fue creado el Banco de Amsterdam, pionero en la creación de un sistema de cheques, domiciliaciones y transferencias, aunque con el defecto de no actuar en el mercado como prestamista, lo que fue corregido en el caso del Banco de Estocolmo, fundado en Suecia en el 1657, y que fue el primero en el que se superaron las cifras de caja en metálico por la de préstamos. También en Gran Bretaña e Italia los bancos públicos y privados experimentan un fuerte desarrollo, mientras en Francia al no legitimar el préstamo con intereses la actividad se ve limitada.

En Francia fue creada en 1716 la “Banca General” o el banco de Law (su creador de credo protestante), financiadora del estado francés y emisora de papel moneda, por lo que en 1718 fue transformada en “Banco Real”. El abuso en la emisión de papel desembocó en una crisis que hizo quebrar el banco e implicó, durante un tiempo, la pérdida de confianza de la población en los billetes. Law se convirtió así en el precursor de las grandes burbujas y estafas de la historia, como la bursátil del 1929, la de Enron en el 2001 o la de Madoff de hoy en día.  Tal es así que hasta 1776, fecha de creación de la llamada “Caja de Descuento”, inicialmente con carácter de banco de depósitos, no se volvieron a emitir billetes en Francia, pero, por las importantes operaciones de financiación al gobierno de 1787 y 88, el sistema quebró una vez más y los administradores de la Caja terminaron, por un decreto de la Convención de 1793, en el patíbulo. En 1791 se fundaba la que se considera cómo primera caja de ahorros de la historia, la “Caisse Lafarge”, que sobrevivió hasta 1888. Ya en el año 1800 fue creado el Banco de Francia, continuador de la “Caja de Cuentas Corrientes” fundada en 1796, con las facultades de descontar efectos y de la emisión de billetes, aunque no tenían curso forzoso ni legal, garantizados únicamente por el efectivo del banco y su cartera de efectos.

La explosión en el Siglo XIX

La explosión del negocio bancario se produce en Inglaterra y más concretamente en Londres. Al margen del protagonismo del citado Banco de Inglaterra, a mediados del siglo XIX nacen bancos como Westminster (1833), National (1834), Lloyds (1884) o Barclays (1896), algunos de ellos aun líderes en el mercado británico de la actualidad. Pero fue la casa Rothchild, de origen judío, la que se consideró el mayor banco del mundo en el siglo XIX.

A mediados del siglo XIX la libertad bancaria fue objeto de debate, principalmente en Francia y Alemania, planteándose sí los bancos comerciales debían tener el derecho a emitir billetes de banco convertibles en la moneda nacional. El resultado del debate condujo al establecimiento en todos los países europeos de un único banco con el privilegio del gobierno de la emisión de billetes. En el caso de España fue en el 1874, con la promulgación del decreto Echegaray, cuando la emisión de billetes se reserva en exclusiva al Banco de España.

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