Así fueron las últimas horas del Banco Popular antes de ser intervenido

Ana Botín, presidenta del Banco Santander. / Twitter
Ana Botín, presidenta del Banco Santander. / Twitter

Los de Emilio Saracho acudieron al mismo abastecimiento que llegó a pedir Grecia en su momento. En cuestión de horas y desde Estados Unidos, Ana Botín ordenó su compra.

Así fueron las últimas horas del Banco Popular antes de ser intervenido

Una publicación presentada este jueves por El Mundo explica cómo se vivieron de puertas para adentro las últimas horas de vida del malogrado Banco Popular. El medio explica que la entidad llegó a pedir en secreto la Provisión de Liquidez de Emergencia (ELA, por sus siglas en inglés) del Banco Central Europeo (BCE). Aquella provisión es de hecho un mecanismo extraordinario que usa el BCE para dar liquidez a quien no tiene los medios convencionales para ello y que dio algo de aire para respirar al banco gracias a la gestión del Banco de España. La banca en la Grecia de Alexis Tsipras se abasteció también de la ELA hasta que en julio de 2015 se sometió a la Troika, explica el mismo medio en su portal digital.

Para el martes, los de Emilio Saracho recurrieron otra vez a la misma provisión que desde ya se anticipaba que sería el pan diario. La operación debía realizarse a toda prisa a fin de cubrir los miles de millones diarios de fuga de depósitos. Sin ELA, el banco ya no hubiera sido capaz de abrir sus sucursales el miércoles, una situación bochornosa para la economía española, la cuarta del ránking de la eurozona. Debido a ello, a las 15 horas del día martes, el banco europeo puso en marcha el mecanismo para expropiar a los padrinos y tenedores de deuda subordinada al declarar inviable -fail or likely to fail- al Popular y el Frob, un fondo estatal, inició la subasta.

A esas alturas, Ana Patricia Botín, presidenta del Santander, ya tenía su maniobra lista. Es más, sigue el mismo medio, días antes el Santander había optado por retirarse de la competencia de venta que habían promovido los de Saracho, que de cualquier forma habían perdido la fe cuando ampliaron el plazo para la presentación de ofertas hasta finales de este mes. En la oficina de Botín fueron a la segura e inteligente, pues no habría razón para desembolsar hasta 2.000 millones de euros por una entidad que igual podían adquirir por solo uno. Se retiraron del proceso privado, pero tras la intervención de las autoridades europeas dieron justo en el clavo: asegurar la liquidez para que el banco siguiera sus actividades cotidianas y cubrían el enorme espacio sin tener que acudir a dinero público. El Gobierno, el Banco de España y el BCE no lo dudaron y la venta se acordó en un parpadeo.

Eso sí, toda esta operación hizo que España tuviera el deshonor de estrenar el mecanismo de resolución europeo para intervenir bancos en estado crítico, pero cuando menos se ahorraron el dinero público. A como está la banca en Italia o en Chipre es no meos que sorprendente que haya sido España el que lo iniciara, lo cual demuestra que la crisis financiera todavía tiene réplicas en el país por mucho que La Moncloa se esfuerce en negarlo.

Aunque también vale decir que cuando menos el Gobierno no jugó a ser el héroe como el Gobierno de Italia, que avala los bonos del banco Monte dei Paschi a fin de que tengan liquidez pues no hay ningún comprador interesado.

Luis de Guindos, asumió el riesgo de dar la nota en Europa, pero para el miércoles el desenlace era positivo. La prima de riesgo de España apenas se movía e incluso quedaba en mejor posición respecto a la italiana. El funcionario se toó el fin de semana en Washington con Ana Botín, aunque la jefa del Santander asegura que nunca fue presionada por el ministro.

Al momento en que Botín se desplazó a Estados Unidos tenía ya lista su oferta y el martes giró la orden de presenta runa ampliación de capital de hasta 7.000 millones para poder adquirir al Popular. Eso sí, advirtió que debían cuidar a los clientes por sobre todas las cosas. La presidenta no quería propiciar una fuga de clientes tal y como ha pasado en otras fusiones.

Y lo logró, adquirió el banco por solo un euro y lo hizo sin mayores movimientos pues el BBVA, presidido por Francisco González, pasó de participar en el concurso. "Nuestro proyecto es transformar el banco en una empresa digital y, por ello, cuando estudiamos bancos físicos como Popular somos extraordinariamente exigentes en términos de valoración", explicó Botín el miércoles.

La caída del Banco Popular se veía venir desde hacía semanas. Al momento que Saracho fue nombrado para presidir la entidad, tomó a ésta en casi ruinas y sin apenas esperanzas de sobrevivir. El consejero delegado llegó avalado por ser un experimentado banquero de inversión, pero la situación del Popular le rebalsó.

La organización llegó a negar varias veces que estaba a la venta pese a los cada vez más fuertes rumores de ello. Su valor en la Bolsa se desplomaba y en cuestión de seis meses perdió hasta el 63% del valor Bursátil con que empezó este año, tal y como informó MUNDIARIO. Horas antes de su compra, los mercados oyeron el rumor de que Saracho se había reunido con las autoridades del Banco Central Europeo, lo cual hizo entrar en pánico a los inversores. Los despachos de la entidad no se atrevieron a confirmar ni desmentir la reunión, pero horas después se cerró su venta.

Ahora, los inversores se han quedado en el aire pues no podrán recuperar su inversión. Ante ello, bufetes especializados en demandas masvias han hecho piña para demandar a la cúpula del Popular y asegurar que muchos -no todos, avisan ellos mismos- puedan recuperar parte -no toda- de su inversión.

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