¿Aprovechará la ocasión Bruselas para apretar un poco más las tuercas?

Pedro Sánchez y Mariano Rajoy.
Pedro Sánchez y Mariano Rajoy.

Lejos de resolver sus  problemas económicos de presente y de futuro, España se enreda en sus propias penas. Y lo hace de la mano de un espectáculo político que tal vez sería divertido si fuese un país rico.

¿Aprovechará la ocasión Bruselas para apretar un poco más las tuercas?

Cuentan en un chiste popular que un campesino, harto de que le entrasen en su huerta, se quedó un día escondido para ver quién le robaba por las noches. Descubrió así que se trataba de dos chavales que accedían por un agujero de la tapia de su finca. Al día siguiente, el campesino les esperó en la tapia con un garrote, y justo cuando uno de ellos asomó la cabeza, le pegó un garrotazo en todos los dientes. El chaval, muy afectado, retrocedió y le dijo a su compañero con la mano en la boca: “entra tú que a mí me da la risa...”

Como Rajoy y Sánchez no se hablan, pudiera parecer que no es Mariano quien le dice a Pedro: “entra tú que a mí me da la risa...”, pero se non è vero, è ben trovato. Sea o no verdadera, la expresión del chiste popular retrata bien la situación de ambos en estos momentos. ¿Y la del huerto? Todo pudiera ser.

España, lejos de ocuparse en resolver sus graves problemas económicos de presente y de futuro, parece enredarse en sus propias penas. Y lo hace de la mano de un espectáculo político que tal vez sería divertido si España fuese un país rico. Pero, por desgracia, España no es Suiza, cuyos políticos suelen considerarse entre los más aburridos del mundo pero no por ello indolentes ni audaces, sino buenos gestores. Aburridos pero eficaces.

¿Cuánto durará la diversión de los políticos españoles, plagada de audacias, juegos, frases hechas y malabarismos? Lo que es seguro es que la diversión de los españoles durará poco. Es más, si el país sigue sin gobierno efectivo podría encontrarse con que Bruselas aproveche la ocasión para apretar un poco más las tuercas de los ajustes. España tampoco lo pasará bien al renegociar su deuda. Y nada de esto tardará en llegar.

Se supone que el líder del PSOE se dedicará estos días a jugar a presidente con el permiso de su comité federal

Como quiera que quedamos en que fue Rajoy quien le dijo a Sánchez “entra tú que a mí me da la risa…”, se supone que el líder del PSOE se dedicará estos días a jugar a presidente, con el permiso de su comité federal. Siguiendo su propia hoja de ruta, tendríamos, pues, que su hipotético gobierno comprendería definir medidas para la recuperación económica, la reconstrucción del Estado de bienestar “dañado por el PP”, garantizar las pensiones, regenerar la vida democrática, combatir la violencia de género, recuperar el papel de España en la construcción europea y afrontar la reforma constitucional.

Casi todos esos puntos son de naturaleza económica y parten de lo más esencial: definir en que se ocuparán los españoles para tener trabajo, consumir más y elevar con sus impuestos los ingresos del Estado benefactor. Por tanto, definir medidas para la recuperación económica debería ser el centro de todas las conversaciones, no solo entre los políticos, sino también con los empresarios y los sindicatos. ¿Es así en la práctica?

Sería una agradable sorpresa constatar que las cosas van a cambiar de repente, para ir por ahí, de modo que los españoles sepan -por fin- a qué se van a dedicar a falta del ladrillo, pero la experiencia demuestra que los países que han superado la crisis no se han dedicado a jugar al mus, sino a digitalizar sus industrias. Durante años, no  en un fin de  semana.

Peor aún, ni siquiera políticamente las cosas están claras en España: el PP declina, el PSOE se ve bajo presión, Podemos se envalentona y Ciudadanos se diluye. Todo es puro tacticismo. Incluso aquellos que se lo toman en serio no van más allá de titular que PSOE y Podemos negociarán con propuestas sociales cercanas pero enfrentados por Cataluña. @J_L_Gomez

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