Algunos bancos presentan EREs a pesar de tener beneficios multimillonarios
¿Se puede consentir que un banco despida a 1.200 trabajadores aún teniendo beneficios? ¿Por qué los trabajadores de ese banco no se han movilizado?
Hace pocas fechas, en el albergue de personas sin hogar donde trabajo, aprobamos una ayuda económica para comprar unas gafas a un usuario. Apenas veía y lo consideramos un tema prioritario. La propietaria de una óptica a la que contamos el problema se decidió a ayudar y nos aseguró que haría cuanto pudiera para ofrecernos un precio especial por las gafas. Finalmente, nos presentó un presupuesto de 59 euros. Muy barato. Para agilizar los trámites decidí ir al banco personalmente a realizar el pago... y aquí comenzaron los problemas.
Tras esperar mi turno en la interminable fila, la persona de la ventanilla, me informa, muy educadamente, de que para realizar dicha operación, tengo que ir al cajero automático que el banco ha dispuesto gentilmente en la puerta para estos menesteres. Pero no fue tan sencillo. La dichosa máquina no podía cobrarme 59 euros, porque no disponía de entrada de monedas. Hablé de nuevo con la personas de la ventanilla y me dio dos soluciones, o pago 60 euros a la óptica, o pago 2 euros por la comisión bancaria por hacerme el trámite. Es decir, o regalo un euro a la óptica, o regalo dos euros al banco. Como no podía regalar ese dinero a nadie, puesto que tengo que justificar cada céntimo que uso; ni me da la gana hacerlo —y menos a un banco— decidí ir a la óptica en persona y realizar el pago. Antes hablé con la persona de la ventanilla y le dije que de esta forma estaba perjudicando su propio puesto de trabajo, pero ella me dijo que solo cumplía órdenes.
Ahora, leemos en la prensa que el Banco de Santander ha obtenido unas ganancias en 2015 de casi seis mil millones de euros, un 2,6% más que el curso anterior. A pesar de eso, va a realizar un ERE que afecta a 1.200 empleados y cerrará unas 450 oficinas. Era de esperar. Los bancos se han convertido en meras oficinas comerciales. Su único fin es vender productos, mientras los clientes hacemos nuestras operaciones telemáticamente. ¡Y aún así, nos siguen cobrando comisiones! Es sangrante que los propios empleados del banco faciliten las claves para que los clientes hagamos su trabajo. Ahora, 1.200 personas se quedan en la calle. ¿Alguien de verdad cree que el banco tiene remordimientos? Lo más doloroso es que esto no tiene atisbos de mejora. Sigamos pues riéndoles las gracias a los que nos esquilman. Cuando nos cobren por respirar, nos haremos los ofendidos.
Piensen. Sean buenos.