Alcoa o el principio de realidad

Manifestación en A Coruña contra el cierre de Alcoa. / Mundiario
Manifestación en A Coruña contra el cierre de Alcoa. / Mundiario

Más de la mitad de los costes de la factura que todos pagamos por la electricidad que consumimos son impuestos que podrían ser minorados, como el IVA, además de otros conceptos que están en la factura eléctrica bajo dudosa cobertura.

Alcoa o el principio de realidad

La decisión adotada por la empresa norteamericana Alcoa, una de las principales empresas del mundo en fabricación de aluminio, de proceder al cierre de sus factorías en Avilés y A Coruña, nos devuelve a la realidad, más prosaica que los culebrones sobre tesis doctorales, masteres y otros pecados estudiantiles de nuestros dirigentes. También nos distrae del contencioso catalán y del nuevo centro de poder surgido nada menos que de entre los barrotes de una prisión.

Es posible que Alcoa reciba nuevos beneficios del Gobierno y aplace su decisión temporalmente. Volverá sobre ella, inevitablemente, porque en la estrategia de la compañía la decisión parece un hecho. A cambio de la presión que representa el cierre y despido de centenares de trabajadores, consigue mejorar su posición en las subastas de interrumpibilidad, mecanismo diseñado para que las empresas que son grandes consumidoras de energía minoren temporalmente la presión sobre el abastecimiento a cambio de incentivos económicos nada despreciables. Conviene recordar que el consumo energético de esas empresas, unas 35 en España, es extraordinario. Así sólo Alcoa representa el 2% del consumo total de energía en España.

Que la decisión de la compañía está tomada se revela en las mínimas inversiones realizadas en sus plantas productivas. Aduciendo siempre la inestabilidad del precio de lao energía. En realidad durante los últimos años la empresa ha cerrado o vendido varias de sus plantas de producción, como Amorebieta, Alicante, Sabiñánigo, en España y otras en  Italia o Texas, mientras construía una gigantesca planta en Arabia Saudí que integra distintos procesos industriales. Solamente esa factoría produce 20 veces más que las de A Coruña y Avilés sumadas, a lo que se añade el menor coste salarial y el mucho menor coste de la energía.

Alcoa por el momento mantiene la factoría de San Cibrao, que con más de 1.200 trabajadores es el principal motor económico de la costa lucense. También es un extraordinario productor de desechos en forma de lodos cuyo almacenamiento a cielo abierto representa un problema ecológico que en algún momento deberá de ser abordado rigurosamente. De la importancia de San Cibrao basta recordar que opera en exclusiva el puerto estatal de igual nombre. Cualquier solución sobre el problema ahora planteado, debería de incorporar garantías de inversión en las plantas citadas para evitar la repetición periódica de la amenaza.

Con independencia del resultado final de las negociaciones de urgencia que ahora abordan los gobiernos concernidos, los del Estado, Asturias y Galicia, bajo la presión directa de trabajadores y sociedad civil, conviene recordar que la escalada sin límites del precio de la energía en España, no está siendo corregida, ni tan siquiera debatida. Y también conviene recordar que más de la mitad de los costes de la factura que todos pagamos por la electricidad que consumimos son impuestos que podrían ser minorados, como el IVA, además de otros conceptos que están en la factura eléctrica bajo dudosa cobertura.

En un reciente debate en Comisión del Congreso de los Diputados, que merecería mayor relevancia, no se aportaron propuestas novedosas. Salvo la pretensión de los partidos catalanes de beneficiarse de una tarifa eléctrica más ventajosa para sus empresas, siguiendo el precedente que ya lograron las empresas vascas.

El Informe elaborado por una Comisión de Expertos nombrada por el Gobierno anterior, ha tenido la virtud de disgustar a casi todos: al propio Gobierno que lo encargó, al actual, a los ecologistas, al sector petrolero…El citado Informe no ha sido debatido formalmente en las Cortes. Por otra parte, algunas decisiones sobre el modelo energético, como el abandono del carbón o de la energía nuclear, pueden encarecer todavía más los costes, como lo ha hecho la factura del CO2.

Materia suficiente, como se ve, para dedicar más tiempo a un problema que afecta a todas las familias y empresas sin excepción, aunque pueda parecer más prosaico que las paletadas de barro que el mundo político arroja a diario sobre sus adversarios. “A garrotazos” tituló Goya una de sus célebres estampas, como metáfora del diálogo entre españoles. @mundiario

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