Las agencias de calificación de riesgos y su papel en la crisis de deuda pública

Edificio de oficinas de Standar&Poors.
Edificio de oficinas de Standar&Poor's.

Las americanas Standard & Poor’s y Moody’s, junto a la francesa Fitch, copan el 96% del sector, un oligopolio en el que los conflictos de intereses evidencian soluciones drásticas.

Las agencias de calificación de riesgos y su papel en la crisis de deuda pública

Las agencias de calificación de riesgos, también conocidas como agencias de rating, son una importante herramienta, entre otras muchas, para la toma de decisiones de inversores sobre el riesgo y rentabilidad de productos financieros, tales como los bonos soberanos y demás instrumentos de financiación del Estado.

El papel de estas agencias de rating es crucial en la crisis de la deuda soberana. Es importante subrayar que el mercado de la calificación de riesgo se podría definir como oligopolístico, ya que son dos agencias americanas y centenarias, Standard & Poor’s y Moody’s las que copan el 80% del sector y una tercera, la mayor entre las más pequeñas, la francesa Fitch que con el 16% de cuota dejan un panorama de un mercado en el cual, el modelo de negocio y el conflicto de intereses, identifican una serie de deficiencias.

El rating de una emisión no es una recomendación de venta, compra o retención de un determinado activo financiero, sino un mero juicio emitido por un grupo de expertos sobre la capacidad del ente evaluado para cumplir sus obligaciones.

La problemática de la calificación es muy diversa, en primer lugar pasa por un problema de definición de un número excesivo de grados de riesgo, la gran mayoría de carácter intermedio, que no posee las características bien definidas para discriminar a un ente entre dos grados de calificación crediticia. Además, la calificación de las tres agencias que rigen el mercado es diversa entre sí, no tienen un patrón que converja, entre otras cosas porque al ser una mera opinión de una agencia privada la regulación de éstas queda a la arbitrariedad de sus propias directrices.
En situaciones de crisis o incertidumbre financiera, las agencias parecen cambiar el criterio de medición del riesgo de los entes estatales, con las repercusiones que ello conlleva. La deuda soberana de un determinado país se va a ver afectada por la calificación más o menos positiva en cuanto a la capacidad de devolución de esa deuda.
Todo ello lleva a preguntarnos, ¿tienen capacidad de previsión las agencias de calificación? Las rebajas “a posteriori” en la categoría de numerosos países a lo largo de la crisis en base a circunstancias que se suponen coyunturales, ha dejado en evidencia la dudable actuación de estas agencias más allá de meras observadoras y certificadoras de aquello observable, a pesar de lo que las decisiones de estas agencias llevan consigo.

Como punto final, entran en juego los intereses. El conflicto de intereses generado se deriva principalmente de la composición de los fondos de inversión que mantienen a estas agencias y las vinculaciones entre ellas, ya que según datos de New York Stock Exchange (NYSE), existen grupos de inversión acreedores en las principales agencias de rating. La sociedad “Capital Group” se eleva como mayor accionista en las dos principales agencias
de rating a nivel mundial. Las agencias además, han desarrollado una línea empresarial como consultoras de empresas a las que posteriormente evalúan, siendo jueces y parte, a sabiendas de que sus declaraciones sirven de apoyo para la toma de decisiones de estas empresas o incluso de Estados.

En general podríamos decir que las agencias cumplen una función dentro del mundo de las finanzas, más aún cuando el contexto económico y financiero es estable, aunque las evidencias han dejado entrever un déficit en cuanto a su credibilidad en situaciones de crisis e incertidumbre. Hay que añadir el conflicto de intereses que persisten y dejan patente la necesidad de regulación por parte de los poderes públicos, incluso añadiría, como algunos autores defienden, la creación de una agencia de calificación europea.

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