La actividad económica y el desempleo empezaron a hacer estragos en Argentina antes de la pandemia

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Una zona pobre de Buenos Aires, la capital argentina / Sputnik.
La crisis argentina podría agudizarse con una tasa de inflación potencialmente superior a la actual del 50%.
La actividad económica y el desempleo empezaron a hacer estragos en Argentina antes de la pandemia

No existe economía en el mundo que se salve del peor virus que puede golpear a un país; el de la negligencia administrativa. Esa epidemia sacudió a Argentina durante décadas de mala gerencia en la cúpula del Estado y de los ingentes recursos financieros que ingresaron a la nación austral en una bonanza proveniente de las exportaciones de materias primas, entre ellas la soja, hasta el punto de que el endeudamiento irresponsable lo coloco como el país con la deuda externa más elevada de América Latina.

Y es que el producto interno bruto (PIB) de Argentina se desplomo un 5,4% en el primer trimestre de 2020 y la tasa de desempleo subió hasta el 10,4% en el mismo periodo.

Ese lapso comprende de enero a marzo, un par de semanas antes de la llegada del virus a territorio argentino y antes de la imposición del confinamiento por parte del gobierno del izquierdista Alberto Fernández. Esa caída representa un estimado de 40.000 millones de dólares del valor total de la economía argentina, que es la tercera más importante de la región detrás de las de México y Brasil.

Asimismo, el paro podría arropar a un aproximado de 3 millones de personas, lo que se traduce en unos 39.000 millones de pesos en salarios que no se pagaran y que no circularan como elemento socioeconomico de sustento clave para las familias y hogares del país. Según un informe emitido el pasado martes por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), se evidencia un “empeoramiento en dos indicadores clave de la economía, una evolución que solo parcialmente se explica por los efectos de las medidas de aislamiento obligatorio impuestas en Argentina ante la pandemia de coronavirus, pues estas comenzaron a regir el 20 de marzo”.

Por lo tanto, se evidencia así un contexto en el que la crisis económica más grave en Latinoamérica, después de la de Venezuela, podría agudizarse con una tasa de inflación potencialmente superior a la actual del 50% y una devaluación de más del 30% del peso argentino frente al dolar estadounidense, lo que ha atizado una agresiva fuga de capitales que han lastrado la inversión, la operatividad de las empresas, los empleos, la inyección de oferta al mercado y la actividad economica-comercialen general del país. @mundiario 

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