3 consejos para no sobreendeudarte por una tarjeta ‘revolving’

Las tarjetas 'revolving' pueden ser peligrosas. / Pixabay
Las tarjetas 'revolving' tienen sus riesgos. / Pixabay

Usar el pago aplazado de estas tarjetas para financiar compras nos puede generar una deuda que tardaremos muchos años en saldar.

3 consejos para no sobreendeudarte por una tarjeta ‘revolving’

Las tarjetas de crédito revolving han levantado una polémica importante durante los últimos meses por sus elevados intereses. Sin embargo, desde el comparador HelpMyCash.com aseguran que muchos consumidores todavía las contratan y las utilizan como método de financiación habitual para pagar sus compras a plazos. Si somos de los que tenemos uno de estos plásticos en nuestra cartera, a continuación mostramos varias recomendaciones que debemos seguir para que no nos generen una deuda interminable e imposible de pagar.

1. Pide al inicio el modo de pago a fin de mes

Lo primero que tenemos que hacer nada más contratar la tarjeta, según los expertos del comparador, es contactar con la entidad emisora para establecer el pago a fin de mes como modalidad de pago. Hay que recordar que estos plásticos permiten devolver el crédito de dos formas: con un reembolso total cuando acaba el mes (o a inicios del siguiente) o en cuotas mensuales (pago aplazado).

Por defecto, las tarjetas revolving suelen emitirse con la modalidad de pago aplazado, con la que se aplica un interés de más del 20% sobre el crédito pendiente de devolución. En cambio, si la cambiamos rápidamente por el modo de pago a fin de mes, no se generará interés alguno sobre la suma reembolsada.

Cabe destacar que el interés de estas tarjetas es mucho más alto que el de otros productos bancarios de financiación. Para que nos hagamos una idea, los préstamos personales suelen tener un tipo de entre el 6% y el 10%. Y algunos de ellos, como el Crédito Proyecto de Cofidis, cuentan con un interés todavía más bajo (desde el 4,95%, en este caso).

2. Mejor financiar con la modalidad de pago fácil

La modalidad de pago a fin de mes, sin embargo, nos obliga a devolver todo el crédito dispuesto de golpe, lo que puede ser poco conveniente si usamos la tarjeta para una gran compra. En estos casos, en vez de pasarnos al modo de pago aplazado, podemos preguntar a la emisora del plástico si contamos con el llamado “pago fácil”, con el que podemos fraccionar compras concretas con un interés mucho menor.

Si nos dan esta opción, por lo general nos aplicarán un interés que no superará el 15%. Así, si usáramos esta modalidad para fraccionar una compra de 1.000 euros en 12 mensualidades, pagaríamos unas cuotas de algo más de 90 euros y para reembolsar un total de 1.083,10 euros al final de ese plazo.

En cambio, con la modalidad de pago aplazado, se nos podría llegar a aplicar un tipo del 25% o hasta por encima. En ese caso concreto, si fraccionáramos la misma compra en ese mismo plazo, las cuotas subirían a algo más de 95 euros, mientras que el total a reembolsar sería de 1.140,52 euros.

3. Huye de la cuota mínima

En el caso de que no podamos disponer de la modalidad de “pago fácil” y no nos quede otro remedio que usar la de pago aplazado, es muy importante que no abonemos la llamada cuota mínima. En estos casos, podríamos tardar hasta muchos años en saldar la deuda contraída y, además, pagaríamos mucho dinero en intereses.

Por ejemplo, imaginemos que nuestra tarjeta tiene un interés del 25% y su pago mínimo es del 2% de la deuda con una cuota mínima de 50 euros. Si la usáramos para hacer una compra de 1.000 euros, tardaríamos más de siete años en saldar la deuda, mientras que los intereses generados serían de 1.197 euros. Dicho de otro modo, al final pagaríamos más en intereses que por la compra. @mundiario

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