20 años después del nacimiento del euro, las dudas permanecen en la UE

Sede de la Unión Europea en Bruselas. / europa.eu
Sede de la Unión Europea en Bruselas. / europa.eu

El Banco Central Europeo fue una pieza básica en la nueva arquitectura europea.Los Estados participantes perdían capacidad decisoria en el ámbito monetario y quedaban seriamente restringidos en su soberanía presupuestaria

20 años después del nacimiento del euro, las dudas permanecen en la UE

Hace pocos días se cumplieron 20 años desde el acuerdo de unificación monetaria adoptado en el seno de la UE que dio lugar al posterior funcionamiento del euro en una buena parte de los Estados integrantes del club comunitario.

Aquella decisión fue presentada como un salto cualitativo en el proceso de construcción europea.Más allá de los impactos inmediatos provocados en la vida de las personas (medidas específicas tomadas por los gobiernos estatales para cumplir las condiciones macroeconómicas establecidas en el protocolo de lanzamiento de la moneda común y aumento de los precios de un conjunto significativo de bienes y servicios de consumo masivo) el euro consagró la lógica diseñada por los dirigentes de Bruselas:la unidad de la UE debía priorizar la dimensión económica y, en ese ámbito, pivotar sobre la política monetaria más que sobre otros parámetros relevantes en el desarrollo del sistema económico.

El Banco Central Europeo fue una pieza básica en esta nueva arquitectura:los Estados participantes perdían capacidad decisoria en el ámbito monetario y quedaban seriamente restringidos en su soberanía presupuestaria (por mor de los limites fijados para el déficit público).Al mismo tiempo, la Comisión Europea no quería promover un incremento significativo del presupuesto comunitario (situado en cifras que ni siquiera se acercaban al 3% del PIB del conjunto de los Estados) que hubiese permitido la concreción de una agenda efectiva de convergencia social y territorial en el seno de la UE.La lógica dominante en la instauración del euro no se compadecía, pues, con los designios que figuraban en los documentos fundacionales de la vieja CEE:la deseada dinámica de una progresiva equiparación en las condiciones de vida y de trabajo de la ciudadanía europea exigía otras alternativas diferentes a las que decidieron las élites de la Unión en los últimos años del siglo XX.

Recientemente, Aznar presumía de su papel en la consecución de los requisitos exigidos al Estado español para su entrada en el club del euro.El ideólogo del nuevo tridente de la derecha (PP, C' s y Vox) sabe bien lo que hizo en aquel momento:privatizar la mayor parte de las empresas públicas para hacer caja y asegurar la viabilidad de las cifras que pedía Bruselas.Los poderes públicos perdieron importantes herramientas para incidir en el tejido económico mientras se fortalecían algunos de los grupos empresariales mas determinantes presentes en el territorio español.

A partir del año 2008 llegó a los paises europeos la crisis financiera generada en los USA.Los impactos son bien conocidos por su intensidad y duración.Los dispositivos diseñados para el nacimiento del euro no fueron capaces de neutralizar los graves efectos sociales provocados, sobre todo en los Estados periféricos de la UE.Esa incapacidad originó un fuerte desprestigio de las instituciones comunitarias y alimentó algunos de los movimientos mas reaccionarios y xenófobos aparecidos en la última década.

Las élites dirigentes tienen pendiente hacer un análisis autocrítico de lo sucedido y demostrar si tienen una verdadera voluntad de trabajar en un modelo de construcción europea que coloque en el centro de su labor la consecución del bienestar social y el reconocimiento de la pluralidad identitaria de las distintas comunidades participantes en ese proyecto. @mundiario

Comentarios