Y el reloj en el fútbol, ¿para cuándo?

Un reloj. / Silíceo
Un reloj. / Silíceo

Los del fútbol ya no podemos pedir “tiempo” como si fuésemos del baloncesto, que, por cierto, en esto van muy por delante. Ha llegado, sin duda con mucho retraso, el momento de poner “el reloj del fútbol en hora”.

Y el reloj en el fútbol, ¿para cuándo?

Mira que llevo años pidiéndole de forma insistente a los Reyes Magos un “reloj” para el fútbol pero no me han hecho ni caso y, curiosamente, tuvo que ser el día de su efemérides cuando se pusiese de máxima actualidad en Galicia con ocasión del derby Deportivo-Lugo, aunque el hecho se produce en la práctica totalidad de los partidos que cada semana se disputan en todo el mundo.

El arbitraje estaba siendo duro para los intereses lucenses, que habían sufrido dos discutibles expulsiones e incluso llegaron a jugar con ocho futbolistas durante unos segundos en los últimos compases del encuentro, hasta que el cuarto colegiado, que en el futuro podría ser un eficiente cronometrador, enseñó la tablilla que marcaba cuatro minutos de prolongación, que no contentaba demasiado a los locales, pero que suponían un espacio de tiempo que podía ser suficiente para que los deportivistas, que llegaron a contar en ese periodo hasta con tres jugadores más sobre el terreno de juego, pudiesen alcanzar la ansiada victoria.

La ampliación de los 90 minutos reglamentarios se fue hasta los 5’ 23”, lo que debería suponer una satisfacción para la hinchada herculina, pero, con razón, se tornó en protesta generalizada. ¿Por qué? Muy sencilla, porque de los cinco minutos y medio alargados tan sólo se jugaron –lo he comprobado cronómetro en mano– un minuto y dieciséis segundos de tiempo efectivo.

Eso me trajo a la mente una de mis propuestas que me extraña no se lleve a cabo, porque, así como la discusión sobre las decisiones arbitrales, incluso ahora con el VAR, serán eternas y hace que sea tan difícil la profesión de colegiado, lo que no tiene sentido es que también sigamos discutiendo sobre el cómputo del tiempo cuando ello no sólo es posible, sino que lo que es absurdo es el sistema actual.

Los del fútbol ya no podemos pedir “tiempo” como si fuésemos del baloncesto, que, por cierto, en esto van muy por delante. Creo que ha llegado, sin duda con mucho retraso, el momento de poner “el reloj del fútbol en hora”, porque hace años que a los sesudos legisladores futbolísticos de FIFA y UEFA, residiendo en Suiza, se les ha parado, entre otras cosas, el reloj. Curioso.

¿Será tan difícil arreglar ese “reloj”, ponerlo en “hora”. y acabar, de una vez por todas, con esas decisiones de los colegiados unas veces ajustadas, otras caprichosas y en ocasiones temerosas? Es muy fácil. Tanto que no sólo el basquet, sino el fútbol sala, el hockey sobre patines... hace mucho tiempo que decidieron parar el reloj siempre que el juego estuviese detenido. Eso es lo que tiene que hacer el fútbol.

Yo propondría que la duración de los partidos fuese de 70 minutos, divididos en dos tiempos de 35 minutos de juego efectivo. Se ayudaría de forma especial al árbitro porque desaparecería la deliberada pérdida de tiempo, las lesiones simuladas, las quejas del respetable al final del encuentro porque no existirían dudas sobre la justicia del tiempo disputado y la bocina, al llegar el cronómetro a cero, señalaría el final del encuentro ... aunque el atacante estuviese a punto de poder conseguir un gol. Nadie lo discutiría como no lo hace en los deportes antes citados.

El actual reloj del fútbol, que no contenta a nadie, no sólo está estropeado, sino que está agotado, no tiene arreglo. Es necesario cambiarlo y más con la llegada de las nuevas tecnologías. Los árbitros serían los grandes beneficiados al ver eliminada esa absurda responsabilidad que tienen y el aficionado celebraría la oportunidad de la medida.

A la vista de tan sencillos argumentos no sería entendible mantener el sistema. Incluso alguien "malpensado" podría sospechar que, sibilinamente, se quiere dejar en manos de los colegiados –quizás para presionarlos en algún momento en beneficio de alguien– la decisión a ojo de cuántos minutos se debe prolongar un partido por las pérdidas de tiempo ocasionadas por lesiones, cambios de jugadores, expulsiones, simulaciones, visualización del VAR...

Se lo volveré a pedir el próximo año a los Reyes Magos. Por el progreso y por la transparencia en el fútbol espero tener mejor suerte. @mundiario

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