El Valencia enciende una hoguera, juega con fuego… y al final se acaba quemando

El Sevilla, finalista de la Europa League.
El Sevilla, finalista de la Europa League.

Una mala decisión de Pizzi unida a una extraña táctica de perder tiempo sin sentido, le dieron vida al Sevilla de Emery que ya no contaba con jugar la final.

El Valencia enciende una hoguera, juega con fuego… y al final se acaba quemando

En el partido de vuelta de semifinales de Europa League entre Valencia y Sevilla, el equipo che lo hizo todo bien, hasta que una mala decisión de Pizzi unida a una extraña táctica de perder tiempo sin sentido, le dieron vida a un Sevilla que ya no contaba con jugar la final.

Los valencianistas, partiendo de un planteamiento inicial eficaz y valiente, asediaron la portería sevillista para intentar remontar el 2-0 del partido de ida, consiguiéndolo a base de velocidad, juego por las bandas, intensidad en medio campo y efectividad en el área. El equipo comandado por Keita y Parejo desarboló por completo a un rival que llegó a estar noqueado y sin capacidad de reacción.

Pero la decisión de Pizzi de sentar a Parejo invitó a su rival a irse al ataque, y provocó que el Valencia renunciase al balón y que el Sevilla comenzase a crear cierto peligro. A mayores, la sucesión de pérdidas de tiempo, el lanzamiento de balones al campo y el fingimiento de lesiones – principalmente la que tuvo a Jonas como protagonisa – obligaron al árbitro a prolongar el partido en cinco minutos, lo que fue aprovechado por los de Emery para marcar un gol y silenciar Mestalla.

Ya sabemos que en el mundo del fútbol la justicia no existe, pero en este caso más bien hay que preguntarse, una vez más, por qué cuando un equipo está jugado bien y haciendo lo necesario para ganar, cambia el sistema y le da aire a su rival.

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