Uli Hoeness, presidente del Bayern, asume su delito fiscal e ingresará en prisión

Uli Hoeness, presidente del Bayern de Munich.
Uli Hoeness, presidente del Bayern de Munich.

Tras la decisión adoptada por Uli Hoeness, ¿se imaginan ustedes en España a algún presidente de un club de fútbol o a un político actuando de la misma forma? Yo tampoco.

Uli Hoeness, presidente del Bayern, asume su delito fiscal e ingresará en prisión

La decisión tomada por Uli Hoeness, presidente del Bayern de Munich, de no recurrir la condena que le envía a prisión tres años y seis meses por delito fiscal, es impensable que la tomase ningún dirigente del fútbol español. Es más, este comportamiento no lo tendrán jamás en España ni un presidente de ningún club de fútbol ni ningún político de los que están imputados en cientos de casos de corrupción. Y la canciller Angela Merkel, a través de su portavoz, ha dicho simplemente que "es un caso en el que funcionó el Estado de derecho". Y punto.

Hoeness ha comunicado que renuncia a la presidencia del Bayern de manera inmediata, y ha confesado que "la evasión fiscal ha sido el gran error de mi vida y asumo las consecuencias", por lo que ha ordenado a sus abogados que no interpongan ningún recurso. El delito por el que ha sido condenado se refiere a ganancias bursátiles obtenidas a través de operaciones realizadas en un banco suizo y que no fueron declaradas al fisco, lo que ocasionó un fraude fiscal de más de 27 millones de euros.

El mítico jugador alemán ha optado por reconocer la comisión del delito y se ha mostrado convencido de que tiene que pagar por sus actos. Por ello no ha querido enredar el proceso mediante la interposición de recursos farragosos ni le ha echado la culpa al empedrado ni al lucero del alba, y ha afirmado que toma esa decisión "por mi idea de decencia, conducta y responsabilidad personal". A esto se le llama asumir responsabilidades.

Pero éste no es el primer caso ni será el último en el que un presidente de un club de fútbol se ve implicado en algún escándalo financiero. En España ha habido muchos casos de presidentes condenados por diversos delitos, como José Luis Núñez, Jesús Gil, José María Ruiz Mateos o José María del Nido. El expresidente sevillista ha ingresado recientemente en prisión para cumplir una condena de siete años por un delito de malversación de caudales públicos, pero antes tuvimos que vivir el bochornoso espectáculo de ver como diecisiete presidentes de otros tantos clubes firmaron una carta expresando su apoyo a su colega. ¿Se imaginan a diecisiete presidentes de la Bundesliga redactando una carta en defensa de Hoeness? Yo tampoco.

Además de los presidentes condenados, el fútbol español también cuenta con una amplia lista de presidentes imputados, como Ramón Calderón, Ruiz de Lopera o Enrique Cerezo. El expresidente del Deportivo de La Coruña, Augusto César Lendoiro, también tendrá que aclarar ante la justicia el tema de una supuesta falsificación de firma para conseguir la licencia Uefa.

En el resto de Europa, los casos más recordados son, sin duda, el que llevó a la cárcel a Luciano Moggi, el hombre fuerte de la Juve, por el caso de corrupción que emborronó al fútbol italiano conocido con el nombre de 'Calciopoli', y el de Bernard Tapie, condenado a ocho años de prisión en sus tiempos de presidente del Olympique de Marsella por compra de partidos.

Pero en el caso de Uli Hoeness también es justo recordar que su condena es por un asunto personal que no tiene nada que ver con su impecable gestión al frente del Bayern, tanto económica como deportiva, ya que bajo su mandato ha conseguido engrandecer la historia de uno de los grandes clubes del fútbol europeo.

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