Con Tino Fernández, la portería del Deportivo es como 'el coño de la Bernarda'

Tino Fernández. / Mundiario
Tino Fernández. / Mundiario

Diez porteros en cuatro temporadas es la demostración de una desastrosa planificación deportiva. ¿Sobrevivirá el Deportivo sin nadie en el club que sepa de fútbol?

Con Tino Fernández, la portería del Deportivo es como 'el coño de la Bernarda'

El actual presidente del Deportivo de La Coruña accedió al cargo en enero de 2014, con el equipo en Segunda División y peleando por ascender a Primera, objetivo que se cumplió al finalizar la temporada en segunda posición. Es decir, que la actual es la cuarta temporada en la que el club banquiazul está en LaLiga en manos de un consejo de administración presidido por Tino Fernández.

Pues bien, centrándonos en el caso concreto de la portería – porque el de la totalidad de fichajes realizados en este tiempo daría para un serial –, es increíble que, en el puesto que necesita más estabilidad dentro de cualquier equipo, la del Depor haya tenido nada más y nada menos que ¡diez inquilinos! Y eso que en la primera temporada solo tuvo dos – Lux y Fabricio –, que eran los mismos con los que se había conseguido el ascenso a Primera División. Lo dicho: con Tino Fernández, la portería del Deportivo es como 'el coño de la Bernarda'.

La desternillante despedida de Pletikosa fue de película de Almodóvar

La temporada 2015-16 comenzaba sin cambios. Pero la lesión de larga duración de Fabricio justificó la necesidad de fichar, llegando primero Manu y después Pletikosa. El primero no tenía calidad para jugar en primera división y al segundo se le suponía que sí, aunque no lo pudo demostrar al ser testimonial su presencia sobre el terreno de juego. Lo más llamativo fue que en el último partido de liga disputado en Riazor frente al Real Madrid, el portero croata fue aclamado, ovacionado, manteado y obligado a dar una vuelta de honor como despedida. Solo faltó ponerle un busto al lado del de Acuña. Seguro que a día de hoy el bueno de Pleti se sigue preguntado, al más puro estilo almodovariano, mientras se rasca la cabeza: "¿Pero qué carallo hice yo para merecer aquello?"

Tras la marcha de Fabricio al fútbol turco, anunciada en una lacrimógena y sonrojante rueda de prensa, el club fichó a Tytón y a Rubén para disputarle la portería a Lux, y así se suponía que quedaba cerrada la nómina de porteros para la 2016-17. Pero en el mercado de invierno Deportivo y Anderlecht acordaron un cambio de cromos, y Rubén se marchó cedido al equipo belga, aterrizando un tal Roef en Riazor, convirtiéndose en el séptimo portero en solo tres temporadas.

La carrera futbolística de Pantilimon en el Depor fue inversamente proporcional a su estatura

Y así llegamos a la temporada actual. Cuando ya parecía que la antología del disparate en la que se había convertido la portería del club blanquiazul había finalizado, los dirigentes deportivistas le dieron no una, sino varias vueltas más al columpio. Primero anunciado la salida de Lux sin tener un recambio de garantías, con lo que se quedaba el criticado Tytón como candidato a la titularidad. Después Rubén y el tal Roef volvieron a intercambiar camisetas, comenzando el jugador gallego como titular en liga. Pero una lesión del portero de Coristanto provocó que el día de cierre del mercado de fichajes llegase Pantilimon, un internacional rumano procedente de la Premier, quien tuvo una carrera futbolística en el Depor inversamente proporcional a su estatura, ya que la parroquia blanquiazul solo disfrutó de sus 2,03 metros de altura en el periodo entre mercados, volviendo en enero al fútbol británico, de donde nunca tenía que haber salido. Al contrario que a Pleti, a Panti nadie le ovacionó ni le manteó; más bien el deseo de la afición era el de lanzarle al mar "a la parrocha" desde la explanada de Las Esclavas.

Por el medio, y tras siete jornadas de liga en las que Mel colocó bajo palos sucesivamente a Rubén, Tytón y Pantilimón, hubo tiempo para que debutase un cuarto portero, el nigeriano Francis Uzoho, quien jugó dos partidos y desapareció de las convocatorias en cuanto Cristóbal Parrallo relevó a Pepe Mel en el banquillo. Así es que en solo ocho jornadas, cuatro porteros defendieron –si es que no es mucho decir– el marco del equipo que, con el paso de las jornadas y la inestabilidad en un puesto tan sensible, se ha convertido en el más goleado de la categoría.

Para remediar estos males, y aprovechando la apertura de un nuevo plazo par realizar fichajes, Tino y sus muchachos decidieron incorporar a un nuevo portero, el quinto de la temporada. En esta ocasión el elegido fue el semidesconocido Koval, quien llegó tras una rocambolesa operación que parece incluir una opción de compra obligatoria en caso de lograr la permanencia en Primera... juegue o no juegue el ucraniano.

La portería del Dépor ha sido la triste protagonista de innumerables chistes

Y para cerrar el círculo, el club despidió a Cristóbal y trajo como nuevo entrenador a Seedorf, quien llegó acompañado como segundo por Valerio Fiore... ¡un exportero italiano! Después hay quien se ofende ante los chistes que ha provocado esta situación entre los aficionados, quienes han demostrado su ingenio, su paciencia y su buen humor con chascarrillos como "la portería del Depor es lo más parecido al camarote de los hermanos Marx", o "la portería del Depor se mueve más que la compresa de una coja", o el ya archifamoso "¿Sabes aquel que dice que van un gallego, un polaco, un rumano, un nigeriano, un ucraniano (y ahora un italiano) y...?".

Todo resultaría muy gracioso si el desenlace del chiste no fuese el descenso al pozo de la Segunda División. Porque se puede luchar por salvarse con unos laterales más o menos aseados, unos centrales más o menos expeditivos, unos centrocampistas más o menos talentosos e incluso con unos goleadores más o menos inspirados. Pero si con un portero que más o menos cante es imposible pensar en la salvación, ya no digamos con cinco. @mundiario

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