El SSC Napoli, ese equipo que debería caer mal a todos los aficionados

El SSC Napoli (celeste), quedó eliminado de la Liga de Campeones contra el Feyenoord de Rotterdam. / Twitter.
El SSC Napoli (celeste), quedó eliminado de la Liga de Campeones contra el Feyenoord de Rotterdam. / Twitter.

El club italiano lleva años navegando en la mediocridad y cada temporada hace méritos para ir convirtiéndose lentamente en el Arsenal de esta década.

El SSC Napoli, ese equipo que debería caer mal a todos los aficionados

Parte de ser aficionado al fútbol es tener un equipo al que por un motivo u otro no se soporta. Es un mal necesario, pues a veces el equipo con el que se simpatiza se empacha de victorias o se frustra de derrotas y en ambos casos queda un vacío espiritual que hay que llenar con algún proveedor externo. Así las cosas, no hay mejor equipo para hacer las veces de canal auxiliar de emociones que el SSC Napoli.

El equipo celeste lleva ya algunos años siendo la sombra de la Juventus F.C. en la Serie A de Italia. Su persecución empezó justo cuando los dos equipos de Milán (el Inter de Milán y el A.C. Milán, obviamente) empezaron su declive casi de la mano. Son ya unas cinco o seis temporadas y los de San Paolo siguen en el mismo mezquino lugar: donde la Juventus se le da la gana.

Es decir, arrancan la temporada a toda velocidad, ganando partidos a diestra y siniestra, arrebatando el liderato en las primeras jornadas e ilusionando a su afición con algún partido bueno en la Liga de Campeones. Todo parece indicar que el equipo despegará y será finalmente capaz de cortar con la tiránica seguidilla de títulos de la vieja señora de Turín. No obstante, su vestido de seda se cae en cuanto aparecen las rayas blancas y negras. Ahí es cuando un equipo de verdad, con corazón y orgullo les desnuda sus presuntos encantos y quedan expuestos. Una vez caen con la Juventus, el equipo entra en un pequeño bache del que luego no logran recuperarse y, al final de temporada, de forma prácticamente religiosa, quedan segundos en el torneo doméstico a seis o más puntos del campeón, del que no es necesario decir el nombre.

La historia se repitió este último viernes, cuando la caldera del San Paolo recibió a la Juventus que, en una situación casi inédita, marchaba tercera a cuatro puntos del Nápoli, todavía líder del Calcio. Un gol de Gonzalo Higuaín al 12’ fue suficiente para que los locales volvieran a quedarse con el grito en la garganta y, tras la victoria dominical del Inter (5-0 contra el Chievo), perdieran la primera plaza.

No satisfechos, los celestes dejaron ir otra oportunidad en la última jornada. Luego de un pálido 0-0 entre la Juventus y el Inter de Milán, tercero y primero de la tabla, respectivamente, al equipo le quedaba todo abierto para ir a por los tres puntos y recuperar la cima. Y nada, copiaron el marcador sin goles contra la Fiorentina y dejaron pasar una nueva oportunidad para renacer de sus propias cenizas.

Y para rematar su dosis de mediocridad, justo antes de ese partido contra los morados, el equipo se dio el lujo de caer eliminado en Liga de Campeones tras perder contra el Feyenoord de Holanda. Sí, contra el Feyenoord, que había hehco el ridículo en todos sus partidos hasta ahora en la competición, pero que con todo ganó por 2-1 el último partido, dejando así el segundo boleto de su grupo (el F) al (¡agárrense!) Shaktar Donetsk.

¿Cómo no va a caer mal un equipo que se niega a crecer? ¿Cómo no va a caer mal un club que lleva años tropezando con la misma piedra? ¿Cómo no va a caer mal un equipo que ilusiona a sus aficionados año tras año para terminar siempre en la misma posición y sin pena ni gloria en Europa? El Nápoli no aprende sus errores y se está ganando a pulso ser el Arsenal de la Serie A. Esa frialdad y falta de pasión no deberían caber en el corazón de los aficionados.

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