El Real Madrid sufre todos y cada uno de los síntomas de un trastorno maníaco depresivo

Cristiano Ronaldo, triste.
Cristiano Ronaldo, triste.

Tras la victoria en casa por 7-1 ante el Celta de Vigo, el Real Madrid sufre un brote maníaco que posiblemente durará hasta que lleguen al Camp Nou.

El Real Madrid sufre todos y cada uno de los síntomas de un trastorno maníaco depresivo

Internet está lleno de listas de maniaco-depresivos chic: Juan Ramón Jiménez, Balzac, Hemingway, Van Gogh, Stephen Fry, Proust, Goethe, Dalí, Morante de la Puebla... Sin embargo, hay un enfermo de trastorno bipolar que todavía no aparecía estas listas. Hasta hoy.

El madridismo en el sentido más amplio, empezando por la Caverna, siguiendo por los jugadores y acabando por su afición, sufre claros síntomas de esta grave enfermedad mental que intercala episodios de felicidad desmesurada con momentos de incontenible depresión.

En el caso del Real Madrid, los primeros suelen coincidir con los partidos de casa contra equipos pequeñitos, mientras que los segundos suelen aparecer cada vez que se enfrentan a un equipo grande, sin importar el lugar.

En ocasiones, incluso se pueden dar ambos episodios a la vez, como sucedió ayer en el partido contra el Celta de Vigo: en el primer tiempo pitos y abucheos de los piperos al equipo, que en apenas quince minutos tornaron en alharacas y vítores; Cristiano, triste hasta la lágrima durante 45 minutos, exultaba felicidad durante el segundo periodo; Florentino, preocupado por su futuro en el palco al inicio, ideaba nuevas triquiñuelas para prolongar su visirato a medida que el equipo incrementaba su ventaja.

Además de los episodios de manía y depresión, los enfermos pueden tener alucinaciones: oyen, ven o sienten la presencia de ciertas cosas que no están ahí en realidad, como el espíritu de Juanito y las opciones de ganar la Liga. Confunden, como le pasaba a Don Quijote, molinos con peligrosos gigantes, como cuándo juegan contra el Espanyol; sufren - como la Alicia de Carroll - alteraciones en la percepción del tamaño de las cosas, como pasa en el caso de las Copas de Europa de la década de los 50. Incluso en ocasiones, como cuando comparan su juego con el del Barcelona de Guardiola padecen el síndrome de Madame Bovary, cuyo alterado sentido de la realidad hacía que se considerase una persona diferente de la que realmente es.

Otro síntoma es el delirio: los pacientes tienen sólidas aunque erróneas creencias que no pueden explicar de forma lógica, como por ejemplo, la de que Cristiano es mejor que Messi (o que Neymar), o la de que Sergio Ramos es un buen defensa.

Desafortunadamente, el trastorno bipolar no tiene cura. El 7-1 de ayer ha desencadenado una episodio maniaco que posiblemente dure hasta que el Barcelona les cace en el Camp Nou. Mientras tanto, la resurrección de Cristiano, el 'hay Liga', el 'efecto Zidane' y el 'mejor equipo de la historia del fútbol' serán el pan nuestro de cada día. @SirDanielC



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