El pueblo uruguayo se indigna ante la sanción de la FIFA a su ídolo Suárez

Luis Suárez. / republica.com.uy
Luis Suárez. / republica.com.uy

La desproporcionada sanción de la FIFA, que echa a Suárez del Mundial y le aleja del fútbol por cuatro meses, provoca una ola de indignación entre los uruguayos.

El pueblo uruguayo se indigna ante la sanción de la FIFA a su ídolo Suárez

La desproporcionada sanción de la FIFA, que echa a Suárez del Mundial y le aleja del fútbol por cuatro meses, provoca una ola de indignación entre los uruguayos.

“Menos mal que la FIFA no tiene pena de muerte” comentaba el frutero de un feria de Montevideo tras conocer la sanción impuesta a Luis Suárez. “Sólo falta que le quiten las pilas a la radio y le desenchufen la tele para que no pueda seguir los partidos de la celeste”, contestaba un cliente mientras seleccionaba unos tomates para su compra.

El sentimiento de que el castigo ha sido totalmente desproporcionado es compartido por la mayoría de los uruguayos, incluso por los que defendían que el jugador debía ser penado por sus actos.

Doctor Jeckyll y Mister Hyde

Porque la sorpresa no ha sido tanto la sanción, que salvo los más ingenuos y optimistas ya daban por hecha, sino el ensañamiento que ha habido con un futbolista que estaba en el punto de mira por ser la reencarnación charrúa del Doctor Jeckyll y Mister Hyde. Una estrella mundial capaz de convertirse del héroe que expulsa a Inglaterra del Mundial, a una fiera incontrolable que clava sus dientes alevosamente a un rival, en tan solo un partido. Y esa característica animal de Suárez, que ya había sido castigado otras dos veces por morder a un adversario, ha sido la excusa a la que se ha agarrado la FIFA para infringir un castigo ejemplar. Aunque las imágenes sugerían algunas dudas, el “villano” Suárez ya había demostrado en otras ocasiones que era capaz de hacer algo tan antideportivo como morder a un contrario, por lo que la todopoderosa FIFA podía castigarlo sin que nadie les acuse de arbitrarios. “Todo el mundo sabe que Luis Suárez tiene un problema psicológico y no puede controlar su rabia, está en el guión del personaje”.

Otra cosa es cuando alguien se salta su guión asignado y se sale de su comportamiento normal, como le ocurrió a Zinedine Zidane en la final del Campeonato Mundial de Alemania de 2006. La elegante estrella gala cayó en las provocaciones del italiano Marco Matterazzi y le asestó un cabezazo que lo tiró al suelo. Esta reacción era más propia del joven marsellés de barrio que fue, que de una figura mundial en la cima de su carrera y empañó su despedida… pero no impidió que la FIFA le nombrara balón de oro del Mundial. Su brutal acto también tuvo su sanción, tres partidos sin jugar y una multa de 7.500 francos suizos, mucho menor que los 9 partidos, 4 meses de suspensión y 100.000 francos suizos con que se ha castigado al jugador uruguayo.

Además de su perfil de villano, otro elemento ha jugado en contra de Suárez, la existencia de un medio de comunicación que no había en 2006: las redes sociales, que han amplificado la noticia y escenificado un auténtico linchamiento del siglo XXI. Desde el mismo momento que ocurrió el incidente, se multiplicaron los mensajes que atacaban o defendían al jugador, se crearon “memes” humorísticos que lo comparaban con un zombi, un tiburón o un dinosaurio, y las pantallas de los smartphones se llenaron de fotografías con photoshop que demostraban o negaban las huellas de la dentellada. En la actualidad cualquier noticia sorprendente se magnifica y un nuevo mordisco del uruguayo era un hecho lo suficientemente atractivo como para que ascendiera en minutos a Trending Topic mundial.

El peor castigo: el exilio

Pero el número de partidos sin jugar o la multa económica no es lo que a los uruguayos le parece exagerado del castigo a su ídolo. Sino que durante cuatro meses se "prohíbe a Luis Suárez ejercer cualquier clase de actividad relacionada con el fútbol (administrativa, deportiva o de otra clase)". No sólo no podrá jugar en ninguna competición, tampoco podrá entrenar ni acercarse a ningún estadio de fútbol del mundo, aunque su selección llegué a la final en el mítico Maracaná. Como bien sabían los romanos y los griegos, no hay mayor castigo que el exilio, incluso peor que la muerte. La patria de Luis es el fútbol y la sanción de la FIFA le destierra, no sólo del Mundial, sino también de las canchas de fútbol, su vida. Tras escuchar su sentencia, el futbolista fue obligado a abandonar la concentración de la selección uruguaya del Mundial con inmediatez. Recogió sus cosas y partió hacia el exilio.

Pero no estará solo en su retiro. Uruguay es un país donde el fútbol es algo más que un deporte, es una pasión que une a todos los ciudadanos y forma parte de su identidad. Y en ese sentimiento están todos con su compatriota, desde el presidente hasta el último charrúa. Como rezaba el cartel que se vio en el partido contra Inglaterra con el rostro de Luis Suárez impreso: “God save the King”.

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