El 'Principe' Josep Pedrerol: cuándo el fin justifica los medios

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Josep Pedrerol y Florentino Pérez. / TV

Josep Pedrerol continúa con su persecución a Pep Guardiola sea en Barcelona, Munich o Manchester. Gane, pierda o empate. 

El 'Principe' Josep Pedrerol: cuándo el fin justifica los medios

Rubén Uría escribía hace un par de días uno de sus artículos en el que criticaba la estrategia de ‘jarabe de palo’ contra Guardiola sin especificar, no sabemos si por respeto al ‘compañero’ o para evitar alusiones personales, el nombre del sujeto en cuestión. Pese a que entendemos que quedaba meridianamente claro a quién se refería, yo creo que a las cosas hay que llamarlas por su nombre, en este caso, Josep Pedrerol.

Sin quererlo, porque con casi total seguridad piensa que Machiavello juega de media punta en algún equipo italiano, Pedrerol actúa de una manera semejante a la que analizaba el escritor italiano en ‘El Principe’ que no, no es la serie de Telecinco sino el manual de estrategia política más leído de toda la historia. No es una coincidencia que ambos, Nicolás y Josep, sean Florentinos.

En el periodismo deportivo de hoy donde las apariencias importan más que la realidad, donde es mejor ser temido que querido, y se valora más el amor al dueño que al alma propia, no se duda en actuar en contra de la buena fe, la calidad y el buen sentido, si las cifras de audiencia son positivas y, si es necesario, se debe hacer el mal, ser un ‘Pedrerol’ es un trabajo dramático, sin redención y sin más justificación que la de mantener un cierto status a costa de vender el alma.

El catalán no vacila en ser despiadado y cruel, en mentir y faltar a su palabra, en violar cualquier principio ético cuando le convenga con tal de poder decir que es líder en un segmento horario cuya competencia son una recua de adivinos que aciertan más en sus previsiones que los contertulios de ‘El Chiringuito’ en los fichajes.

A Machiavello, como a Pedrerol, le parecía perfectamente posible vivir con puntos de vista contradictorios. El primero, escrutaba la historia escogiendo solamente los eventos que le convenían para sostener sus teorías, del mismo modo que el presentador acusa a Guardiola de mal entrenador cuando pierde, y de traidor cuando gana con el único objeto de salvar una situación desesperada en el corto plazo, y mantener su status de poder en el largo, contentando al único tribunal de apelación que le absolverá en caso de que le traicionen sus resultados: Florentino Pérez.

Hasta en los errores se aprecian similitudes. El filósofo ponía por encima de la preparación en el arte de la guerra el principio de ciudadanía en la composición de sus ejércitos como base para mantener un compromiso, hecho que provocó el fin de su carrera política tras el saquéo de Prato (1513) dónde un ejercito español compuesto por militares profesionales acabó con las defensas ciudadanas de la ciudad con una facilidad pasmosa en un evento determinante para el futuro de Florencia. Tal y como sugería Machiavello, Pedrerol ha compuesto su plantilla de madridistas de toda índole con el común denominador de la absoluta falta de preparación y con la ‘cualidad’ única de un bufandismo patriótico que hace que se lancen contra el enemigo compulsivamente hasta que tarde o temprano venga alguien medianamente instruido y no solo repela el ataque fácilmente sino que pase por encima de los Buyos y Ronceros de turno.

Sus defensa de una postura un día, y de la contraria al día siguiente ha dinamitado lo que intentaba vender como una actuación basada en principios dejando claro que actua siguiendo un plan prestablecido. Pedrerol ya no solo no es consistente con su argumentario, es que ni siquiera se esfuerza en esconderlo de su audiencia, que a grandes rasgos es una chusma literalmente enemiga de la inteligencia.

Nadie puede poner en duda que el showman ha tenido ‘la habilidad del zorro para conocer las trampas y la valentía del león para amedrentar al zorro’, pero ha caído en el error de pasar de un cierto tacto y respeto a revelar con cada palabra sus intenciones y a alimentar con sus actos a un creciente número de enemigos. Y esto es lo que le está empezando a condenar, porque si bien es más seguro ser temido que amado, se debe, sobre todas las cosas, evitar ser odiado.

Y ya para acabar, continuando las referencias a personajes históricos, presumimos que el destino de Josep puede que sea semejante al de Savonarola– también Florentino -, cuya vida se puede resumir a grandes rasgos en dos hogueras: una, que vio arder libros y obras de arte – en un ataque directo a la inteligencia -, otra, que la iglesia usó para quemarlo a él. Pedrerol ya ha encendido la primera. @SirDanielC



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