La presión en el fútbol y la historia de Mertesacker

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Per Mertesacker. / Google

El defensa central  alemán confesó los dolores de cabeza que significa ser un jugador de elite en el balompié. No solo es saberle dar a la pelota, también el peso sicológico de estar en la cancha.

La presión en el fútbol y la historia de Mertesacker

Petr Mertesacker quiso buscar alivio. El 104 veces internacional con la selección alemana lo ha conseguido en el semanario Der Spiegel, donde ha confesado todos sus tormentos por ser un jugador de élite. Profesión nada fácil, donde debe sobrellevar una presión extrema los 365 días del año.

Pues no es solo el hecho de jugar. Mertesacker, le quiso trasmitir al resto del planeta que un jugador de fútbol vive al extremo. Los entrenamientos, viajes, y el entorno pre y durante partido afecta en lo sicológico y a veces en lo físico.

"Somos unos privilegiados, pero hay un punto en el que todo se convierte en una carga. Ahora mismo es demasiada presión, prefiero estar en el banquillo e incluso en la grada”, confesaba sin temor.

Y es cierto, pues la carga mental de un jugador profesional está por encima de cualquier escenario de estrés en otras profesiones y oficios en el mundo laboral.

Me tragué tan fuerte la bilis que los ojos me lloraban

Es más el nivel de estrés es tal que puede hacer mella en el físico de los jugadores. Vómitos, mareos y hasta calambres son parte del recital de padecimientos que debe soportar un futbolista con tanta carga emocional y mental.

"Debido a  las expectativas de la gente vomito antes de los partidos o me entra diarrea. Es como simbólicamente mi cuerpo dijera 'esto es vomitivo'. Y poco antes del pitido inicial me entran náuseas. Una vez tragué tan fuerte la bilis que los ojos me lloraban", relataba el germano.

Mertesacker no ha querido ocultar nada. Habló hasta del tema de las lesiones, donde aclaró que la mayoría de las veces, lo padecimientos llegan por debilidad mental que por un problema físico como tal. "Las lesiones muchas veces son mentales. Cada vez que llegué al límite acabé tocado, digamos que es como si el cuerpo ayudara a tu ánimo. Mi cuerpo está roto, ya no siento placer en jugar", explicó. @mundiario

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