Las Palmas vuelve a protagonizar ante un Madrid muerto una de sus típicas tragicomedias

Mascota de Las Palmas desolada.
Mascota de Las Palmas desolada. / RRSS

Las Palmas repite a menor escala su gran cagada de hace dos años frente al Córdoba ante un Real Madrid que solo quiere que esto se acabe.

Las Palmas vuelve a protagonizar ante un Madrid muerto una de sus típicas tragicomedias

Gran ambiente de fútbol en el Las Palmas para recibir al tercero de la liga de dos, descabezado por Cristiano Ronaldo que no dio pie con bola en todo el partido quizá desorientado por las feromonas portadas desde Marruecos por el ligero Siroco que soplaba esta noche en la isla.

Salieron bien plantados los canarios dominando la contienda frente a un Real Madrid sin alma que cada día se parece más a la comunidad de vecinos de 'Aquí no hay quien viva', que sobrevivía en las pantallas solo gracias al portero. Visto el desarrollo de los acontecimientos no nos sorprende que el madridismo tenga ya en mente el título de la secuela de la serie: 'La que se avecina'.

Se adelantó el Real Madrid tras un córner rematado por Sergio Ramos, que pese a su pésimo partido en defensa y acabar expulsado por enésima vez, dirán los mismos de hace dos años que bien merece el Balón de Oro por sus sonados cabezazos al cuero.

Pero pese al dominio amarillo, parecía que el partido iba a acabar con 0-1, hasta que Kovacic sacó una falta defectuosa que acabó definiendo William José tras dejar atrás a Arbeloa y a Caballo Loco, que se hizo expulsar para pasar el Domingo de Ramos, - de quién sino - junto a sus yeguas. Entendamos al sevillano, cuya religiosidad ha quedado hoy sobradamente demostrada cuándo se santiguo a dos manos con una coordinación que ya quisiera para sus pies; si hay que elegir entre el Madrid y la Semana Santa, el niño Jesús, aunque no pague, manda.

Ya con igualdad de efectivos en el campo, Las Palmas comenzó su tragicomedia habitual, la que ya protagonizó ante el Córdoba en 2014 cuándo los poligoneros que abarrotaban las gradas saltaron al campo a celebrar un ascenso - que fue, pero no del equipo que esperaban -, para acabar robando los botellines de agua mineral de los banquillos, como si fuese la tienda de debajo del apartamento de protección oficial de sus padres.

Y hoy, en el remake light de aquella situación, nuevo córner que remata Casemiro más solo que la una, para acabar con la euforia canaria y llevarse los tres puntos a los territorios del Visirato en la península ante la desolación del aficionado que, lejos de aprender la lección volvió a invadir, esta vez a menor escala, el terreno de juego.  @SirDanielC

Este artículo también se ha publicado en la web del autor http://www.bloggol.es

 

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