Nueva victoria de Hamilton en Japón tras una nueva exhibición de Mercedes

Tras las dudas surgidas en el Gran Premio de Singapur, Mercedes ha vuelto a firmar un autoritario doblete, mientras Honda no consigue esconder sus vergüenzas en casa.

Llegaba la competición a Japón, tierra de honor y samurais, con las dudas razonables tras lo sucedido en Singapur. Unas dudas que tras los primeros entrenamientos en seco, quedarían despejadas. No sabemos lo que sucedió en Singapur, y probablemente nunca se sabrá con certeza. Lo que sí ha quedado claro es que estábamos ante una excepción a la norma, una norma ya de sobra conocida. El podio es una fiesta Mercedes, a la que sólo puede acudir un tercer invitado que se va rotando.

La clasificación serviría para certificar que ese “algo que pasaba en Mercedes”, era algo pasajero y que no volvería. Demostrando un ritmo demoledor los dos Mercedes casi calcaban su tiempo con Rosberg por delante. Tras ellos, un segundo, y después Bottas, seguido de Vettel, Massa y Raikkonen, demostrando que, las diferencias de Ferrari en Singapur no eran más que el sueño de una noche de verano.

Salida agresiva

Nueva salida sin los dispositivos de ayuda, y por primera vez todos los pilotos lograban arrancar sin contratiempos. Unos contratiempos que no tardarían en llegar. Hamilton se lanzaba al ataque cuerpo a cuerpo contra Rosberg, el alemán, perdía el interior de la primera curva, viendo como el inglés le superaba. Una pasada al límite que llevaba a Rosberg a la hierba, lo que le hacía perder posiciones con Bottas y Vettel. Por detrás se desataba un problema de espacio que se zanjaba con leves toques y pinchazos por doquier. Massa, Ricciardo y Pérez, veían como sus posibilidades de gloria se esfumaban a medida que el aire se escapaba de sus neumáticos.

De ahí en adelante no habría mucho más que añadir con respecto a Hamilton, un ritmo fulgurante, controlando las distancias sin dificultad y disfrutando de la vida al pasar. Por detrás, con Rosberg en cuarta plaza y el Mercedes renacido, se esperaba algo de batalla.

¿Under… qué?

Es posible que a Williams le piten los oídos cada vez que escribo la palabra undercut, es posible que quisiesen acallar al mundo, o simplemente es posible que experimentasen con gaseosa. En la vuelta 11, decidían parar a Bottas con el objetivo de evitar el habitual undercut de Rosberg, e intentar hacérselo a Vettel. Una maniobra de manual, que falla cuando te saltas el primer punto, Williams necesitaba 4,4 segundos para cambiar las ruedas de Bottas, a Ferrari le bastaría con 2,2 para devolver a Vettel a pista. Evidentemente no lograrían superar a Vettel, pero sí mantener detrás a Rosberg. Cuatro vueltas después Rosberg adelantaba a Bottas a la entrada de la chicanne…

Con pista libre Rosberg activaba el modo de combate para acercarse a Vettel. Quedaba demostrado que lo de Singapur había sido un mero espejismo por ambas partes. Poco a poco se disminuían las diferencias y se empezaba a preparar lo inevitable. En la vuelta 31 Mercedes volvía a enseñarle al mundo como se hace un undercut, en este caso la víctima sería Vettel. A falta de veinte vueltas los pilotos Mercedes estaban separados por 7 segundos. Un buen momento para que Hamilton recogiese el codo de la ventanilla y sacase el martillo, en meta la diferencia sería de 16 segundos.

Sin revancha

La zona media se mostraba algo más movida, con un combativo Verstappen y unos renacidos Lotus que aspiraban a volver a la zona noble de la clasificación. Sainz, consciente de estar ante la posibilidad de sumar unos nuevos puntos, se encontraba con Maldonado. La diferencia de velocidades punta de los motores Renault con los Mercedes no merece ser comentada. Así desde Toro Rosso, le recomendaban mantenerse a estela para tratar de superarle en la estrategia.

Así, bien pegado Sainz se tragaba el leve amago de Maldonado de entrar en boxes, y decidía entrar a última hora. Con tan poco espacio acabaría llevándose el bolardo por delante y dañando el alerón delantero, lo que le haría perder mucho tiempo en boxes. Tras esta maniobra la única esperanza era conservar los neumáticos hasta el final, lo que le dejaría de premio una nueva orden de equipo para que dejase adelantar a Verstappen.

Motor GP2

Por detrás el interés lo hacía despertar Fernando Alonso, en una nueva gran salida, lograba ascender hasta la novena plaza. Una posición muy por encima de las prestaciones de su monoplaza, algo que se demostraría muy pronto. Así poco a poco iría siendo superado en las rectas por sus perseguidores, una medicina que también probaría su compañero Button. En la vuelta 5, el inglés sufriría un doble adelantamiento de Verstappen y Massa, en plena recta de meta ante los ojos de la plana mayor de Honda.

Pero cuando algo va mal, sólo puede ir a peor, en la vuelta 27 Alonso estallaba por radio, en una transmisión recogida por la señal internacional. Sus palabras eran contundentes, “me pasan en las rectas como si fuese un GP2, es vergonzoso, llevamos un motor GP2…”  En la rueda de prensa trataba de maquillar las formas, pero no el fondo, se mostraba frustrado de la poca potencia que disponían, y lo vulnerables que son en rectas largas. Su compañero Button era más poético, “Somos samurais sin armadura y con espadas de madera…” Así en dicho en Japón y sin anestesia.