El 'Niño' se transforma en niñato y coloca al Atleti al borde del precipicio

Torres y el Cholo. / RRSS
El Niño y el Cholo, los culpables de la debacle colchonera. / RRSS

La reliquia rojiblanca Fernando Torres acaparó todo el protagonismo del Barça-Atleti de Champions, primero como héroe, después como villano y ahora como mártir de una afición desquiciada.

El 'Niño' se transforma en niñato y coloca al Atleti al borde del precipicio

Partido de ida de cuartos de final de la Champions League en el Camp Nou entre FC Barcelona y Atlético de Madrid (2-1) donde la estrella de la jornada fue Fernando Torres, el niño (mimado) de los colchoneros, a los que les pagó autoexpulsándose del encuentro tras dos entradas absurdas ante las mismas narices del árbitro alemán Felix Brych, convertido para la caverna desde ese momento en un muñeco de pimpampúm.

El delantero centro atlético saltó al campo blaugrana con la intención de ganarse una renovación a final de temporada, y para ello nada mejor que adelantar a su equipo en el marcador aprovechando que Ter Stegen salió a jugar en pantalón corto en lugar de hacerlo con sotana. A partir de ese momento, el Cholo dio por finalizado el partido y regaló la eliminatoria, ordenando a sus jugadores que se encerrasen atrás y colocando a Torres como pivote defensivo unos metros por delante de los centrales.

Esa extraña decisión de Simeone provocó que el Niño demostrase el por qué siguen llamándole así, ya que en una exhibición de inmadurez impropia de un mangallón como él le arreó tres estacazos a sus rivales, lo que precipitó su salida del campo, dejando para mejor ocasión el asuntito de su ansiada renovación. En el minuto 29 le atizó a Neymar y le mostraron amarilla, en el 31 se llevó por delante a Mascherano y el árbitro alemán prefirió silbar melodías y en el 35 una fea tarascada por detrás a Busquets provocó que Brych le invitase amablemente a que se fuese a la ducha.

A partir de ahí, el planteamiento ultradefensivo del Cholo hizo que el autobús que hacía cuatro días había aparcado Zidane en ese mismo estadio pareciese un Seat Panda. Una primera línea defensiva metida dentro del área, una segunda en el borde de la misma, y a perder tiempo y a largar melonazos arriba hizo que el comportamiento del Atleti fuese impropio de un cuartofinalista de la Champions. Y ante semejante disparate estratégico-táctico, sucedió lo esperado: remontada del Barça con bañito incluido en la segunda parte, lo que le permitirá llegar al Calderón con ventaja en la eliminatoria.

Al acabar el partido todo fueron llantos, lamentos y crujir de dientes por parte de los rojiblancos: que si Luis Suárez no sé qué, que si la abuela fuma, que si la culpa fue del chachachá... todo ello jaleado y retransmitido con repique de bombo por una caverna mediática puesta al servicio del Atlético de Madrid, por el único mérito de ser el rival del Barça.

Posteriormente 'el niño' demostró algo de sensatez pidiendo disculpas a sus compañeros y aficionados a través de sus redes sociales, dejando claro que con su mal comportamiento había sido el único responsable, con la complicidad de su entrenador, de haber colocado a su equipo al borde de la eliminación. Pero eso a nadie le importa y la central lechera ya tiene material para aburrir con el que bombardear al FC Barcelona, cumpliendo una vez más la máxima periodística de "no dejes que la verdad te estropee una buena noticia". @Bajarlaalpasto 

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