El madridismo no soporta más la estafa de unos jugadores multimillonarios

El jugador del Real Madrid, Gareth Bale. / RRSS
El jugador del Real Madrid, Gareth Bale. / RRSS

Lo peor no es que el Real Madrid no gane sus competiciones, sino que, detrás de la pasividad de sus jugadores, hay unos sueldos millonarios.

El madridismo no soporta más la estafa de unos jugadores multimillonarios

  Lo que ganan algunos jugadores de fútbol de Primera División es un pecado, pero hemos aceptado que Real Madrid, Bayern o Barça son un star system y que los sueldos millonarios de sus plantillas forman parte de esa convención de desigualdades económicas a las que nos hemos resignado en Occidente.

  El fútbol no deja de ser un pensamiento mágico donde la mitomanía, el encandilamiento y la histeria constituyen la base de su ilógica consistencia. Sin embargo, la decepcionante temporada del Madrid pone en crisis ese grado de afectación que mantiene al madridista apegado al significado simbólico de su equipo, más allá de victorias o fracasos.

  Lo que no soporta ya el público del Bernabéu es que la derrota esté motivada por un inagotable egocentrismo donde el trabajo parece solamente pertenecer a equipos segundones. Lo que no soporta ya el madridista y el aficionado al buen fútbol es que detrás del 2-0 contra el Wolfsburgo hay una inversión desbordante de millones de euros en fichajes y renovaciones. El aficionado acepta el saqueo de la burbuja futbolística, pero no acepta el engaño del sueño incumplido. El madridista quiere gladiadores, aunque sean devorados por los leones. No quiere hijos de papá ni modelos para calzoncillos o cremas de afeitado. El madrdismo siente la estafa moral y económica de su equipo de ensueño, porque sencillamente estos jugadores dejaron de trabajar hace mucho tiempo al sentirse impunes. Representantes antropófagos, markéting inagotable y ombliguismo son los fantasmas que no dejan dormir al aficionado, no la derrota que continuamente se produce sin que pase nada.

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