Liceo y Lamas, esos "soñadores utópicos"

Eduardo Lamas. / Mundiario
Eduardo Lamas. / Mundiario

El Hockey Club Liceo es un club gallego que se encuentra entre la élite de las entidades deportivas mundiales, al ser capaz de conseguir todos los títulos de su modalidad que se disputan en España, en Europa y en el Mundo.

Liceo y Lamas, esos "soñadores utópicos"

Sólo cuatro presidentes ha tenido el Hockey Club Liceo desde que lo fundamos en 1972. Los cerca de 50 años de su historia se los reparten Felipe Marcos Nieto, Antonio Fernández Tapias –el entrañable “Galletas”– al que sustituí yo, y Eduardo Lamas Sánchez. Es la historia que nunca habría soñado un club gallego que se encuentra entre la élite de las entidades deportivas mundiales, al ser capaz de conseguir todos los títulos de su modalidad que se disputan en España, en Europa y en el Mundo.

Hablar del H.C. Liceo es hablar de algo muy grande. Es hablar de uno de las clubs que ha alcanzado las mayores gestas del deporte español, y, por ello quiero presumir, y presumo, de haber trabajado con todos esos presidentes ... y de todos ellos he aprendido. De Felipe Marcos, su oratoria, su formación intelectual; de Antonio Fernández Tapias, su valiente espíritu emprendedor; de Eduardo Lamas, su incansable constancia en el trabajo...

Por eso ahora, que acaba de materializarse la llegada del nuevo presidente, José Daniel Echevarría –“no hay quinto malo”, que diría un taurino– con el que desde niños compartimos preciosos momentos en el Ural, C.F., creo que es el momento oportuno para, como Presidente de Honor del Hockey Club Liceo, desearle los mayores éxitos en su mandato, porque serán los de las decenas de miles de liceistas silenciosos que, aunque no animen en el Palacio, siguen el día a día de esos “campeones de hockey que visten de verde y blanco” como coreamos en nuestro himno.

Y, después del deseo de grandes triunfos para el entrante, creo que es de elemental justicia realizar un análisis honesto y objetivo de los más de doce años de gestiòn del saliente. Incluso diría que me siento obligado a ello al comprobar asustado el tratamiento con el que tratan de despedirlo los mayores enemigos que en Galicia tenemos de la libertad en general y del deporte en particular.

Son mala gente que disfruta con hacer daño. No tienen límites. La máquina gallega del fango trabaja sin reparar en horas extraordinarias, ni días festivos. No respeta ni la verdad, ni la familia, ni los títulos, ni el trabajo gratuito de las personas ... ni siquiera el éxito. Es lamentable que a Eduardo Lamas no se le quiera reconocer su trabajo de tantos años. En dos líneas, con enorme displicencia, se resumen ocho de los títulos más importantes de España, de Europa y del Mundo. Parece como si en nuestra tierra estuviésemos acostumbrados a cosechar títulos internacionales y nacionales como recolectamos “os grelos de Monfero ou as patacas de Coristanco”.

A él, a sus pocos pero sobresalientes directivos –el gran Javier Chaver, otro de los fundadores e historia viva del Liceo; la destacada abogada Nieves Madruga y el joven empresario Tito Torres–, a todos los técnicos y jugadores de esta etapa, no se les pueden recortar los méritos de una gestión que debe catalogarse de brillantísima, como lo ha sido el comportamiento de una afición ejemplar

El silencio mediático, derivado de la independencia informativa de Lamas –ni siquiera muchas veces entendida por los propios medios que se benefician– no ha podido ocultar lo que es evidente. Por más alto que intenten alzar la voz, nunca mejor dicho, no le podrán negar a Eduardo, y a todos sus colaboradores, que ahí están esos ocho títulos conseguidos con numerosos jugadores de la casa, los herederos de aquella memorable Escuela Leyma con Daniel Martinazzo en la Dirección Técnica y Lamas en la Física; que la prolífica cantera sigue produciendo grandes jugadoras y jugadores que integran el equipo femenino de División de Honor y el masculino de Primera División; que ningún otro club español presenta equipos masculino y femenino en la máxima categoría, con un segundo cinco de varones en la División de Plata; ... y que corona su etapa con un traspaso de poderes que es un ejemplo de unidad en la diversidad.

Nos ha presidido doce años, mis queridos amigos liceistas, permítanme esta preciosa redundancia, “un soñador utópico”, como lo define un ángel que me guarda –y yo añadiría, como lo ha sido toda la historia del club– porque nos hemos recreado sumando lo imposible: el sueño y la utopía... y lo curioso es que lo hemos logrado y, sin darnos cuenta, hemos creado con “El soñador utópico” la versión espiritual de “El hambre y las ganas de comer”.

Sin un sponsor principal, sin excepcionales apoyos institucionales como otros, con un presupuesto que no alcanza los 800.000 €, Eduardo ha hecho posible durante todos estos años que el Liceo siempre le haya plantado cara, y a menudo le haya ganado, al todopoderoso Barça, cuya directiva hace unos días oficializaba a sus socios compromisarios que la sección de hockey había tenido la pasada temporada, como cada año, un déficit de 2.890.000 €. Este es el milagro que ha hecho. ¿Qué ha cometido errores? Claro, ¿y quién no?

Eduardo Lamas deja el listón muy alto. No será fácil mantener el nivel deportivo del club y, sin embargo, algunos miserables quieren ocultar su espectacular palmarés. No lo pueden conseguir porque sería tremendamente injusto no sólo para él, y para una familia que se tiene que sentir más que orgullosa por la actuación de su esposo y de su padre, sino para todos los que creemos en la justicia social.

En cualquier caso, Eduardo, por encima de sueños y utopías, nunca te olvides que existe algo que, a ti y a mi, nadie nos robará: ser libres. @mundiario

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