Los JJOO de Río tienen en la atleta Etenesh Diro la personificación del espíritu olímpico

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Etenesh Diro, espíritu olímpico. / RRSS

La imagen de Diro sentada tras llegar a la meta en el suelo llorando , con las demás corredoras consolándola es una imagen que quedará en mi mente para siempre.

Los JJOO de Río tienen en la atleta Etenesh Diro la personificación del espíritu olímpico

Amo el deporte, lo amo, es algo que desde siempre ha formado y forma parte de mi vida y no puedo ni quiero imaginarme una vida sin deporte; y lo amo convencida de que la práctica de alguna disciplina deportiva forja el carácter y personalidad de un niño o una niña desde su más tierna infancia, le descubre sus capacidades y habilidades que son suyas y de nadie más, nadie es idéntico a otro y todos y todas tenemos nuestras propias habilidades, cualidades y capacidades que si son detectadas a tiempo y potenciadas y dirigidas nos acarrearán múltiples satisfacciones no sólo físicas sino también psicológicas y de bienestar personal aumentando la autoestima y llevándonos casi sin darnos cuenta a un estilo de vida saludable y sobre todo en los jóvenes hacia un ocio sano y un círculo de amigos y amigas que comparten esa misma forma de vida alejada de ocios nocivos y sedentarios que a la larga solo conducen a ostracismo social, obesidad, dificultad para relacionarse, problemas de comunicación, y múltiples enfermedades asociadas al sedentarismo que he mencionado que no vamos a enumerar pero que ya lideran las causas de muerte en los países del llamado primer Mundo.

Como se habrán podido imaginar estoy disfrutando con los Juegos Olímpicos de Río, y no sólo yo, mis hijas de nueve y seis años disfrutan con nosotros de ver el abanico de deportes y se maravillan con esos y esas deportistas casi sobrenaturales corriendo muy rápido, saltando muy lejos, muy alto..y esos equipos cohesionados jugando como uno, y sobre todo es una gozada ver como se les ilumina la cara con los logros de las chicas que ven ganar, son tan fuertes, tan rápidas o tan altas, juegan tan bien…la información que reciben mis hijas y las hijas de todo el Mundo es que ellas pueden hacer lo que se propongan, porque detrás de cada medalla les explicamos la dedicación, disciplina, horas de entrenamiento que hay detrás y que hasta la que llega de última en la piscina, es una campeona, porque de entre todas las chicas del Mundo ella es una de las mejores; y hago hincapié en las mujeres olímpicas porque saben ustedes que fuera de los JJOO la cobertura mediática al deporte femenino es prácticamente nula, baste ver la sección deportiva de los informativos cuando básicamente la colapsa el fútbol, la Fórmula 1 o las motos. (Les falta la copa de Brandy, que era cosa de hombres para hacer Bingo).

Pero yendo a lo que importa, estamos viviendo la Gran Fiesta del Deporte Mundial que son los Juegos Olímpicos, y hace unos días vivimos otro de esos momentos mágicos y a la vez que trágicos, que de vez en cuando suceden en las grandes pruebas deportivas; la protagonista fue la magnífica corredora etíope Etenesh Diro; la prueba de 3000 metros obstáculos tenía dos favoritas, una de ella era Diro, a falta de tres vueltas se vió involucrada en una caída triple con dos corredoras, una de ellas le pisó por detrás descalzándole la zapatilla de su pié derecho, obligándola a pararse para intentar colocársela…pero ante la dificultad de ponerse de nuevo la zapatilla Diro ¡se la quitó ! corriendo descalza. Inmediatamente el estadio olímpico se puso en pié rindiéndose ante el esfuerzo de la corredora etiope que recorrió con un esfuerzo sobrehumano los 1200 metros que le restaban. Llegó séptima por delante de otras diez corredoras. La imagen de Diro sentada tras llegar a la meta en el suelo llorando , con las demás corredoras consolándola es una imagen que quedará en mi mente para siempre, pero por encima de esa imagen está la de ella corriendo y superando obstáculos sin una zapatilla, todo pundonor todo coraje, qué grandeza. Eso también es deporte; el seguir y terminar lo que has comenzado a pesar de los contratiempos forma parte de un espíritu y una forma de ver la vida que debe aprender una niña y un niño viendo a esos hombres y mujeres excepcionales, no sólo físicamente sino con una voluntad y espíritu de superación también excepcional.

Cuando les decía que el deporte forja carácter me refería entre otras cosas a esto también, el deporte crea vínculos entre compañeros y compañeras en los deportes de equipo, enseña a aceptar que cada uno o una tiene una forma de ser, unas habilidades y que entre todos o todas a pesar de nuestras diferencias si funcionamos como grupo , trabajando en equipo, hacemos cosas grandes y en los deportes individuales la superación personal, conocerse bien a ti mismo y tus rivales, el respeto al adversario, el compañerismo con el otro u otra, superarse cada día y en cada prueba y si no das más en esa prueba, si tu cuerpo desfallece, si ese día no nadas más rápido, o saltas más alto….asumir que el otro es mejor con la cabeza alta, y si por mala fortuna ajena a tu voluntad te quedas descalza en una carrera que podías ganar, seguir corriendo, porque el carácter es esto, es levantarse, es sacudirse el polvo, es lanzar la zapatilla que se niega a colocarse es seguir corriendo porque además de tener a un estadio olímpico en pié hay espectadores más pequeños, más bajitos que no se ven tanto entre la multitud o porque lo hacen desde sus televisores a lo largo y ancho del Mundo pero que te miran atentamente , muy atentamente, despertando algo en ellos, y son ellos esos locos bajitos (como decía Serrat) los que recogerán ese testigo invisible, esa lección de lucha y vida que no olvidarán ....bueno, ellos y los que como yo, nos toca correr descalzos por circunstancias de la vida tampoco. Gracias.

 

 

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