Isco se ha convertido en una pieza clave para el Real Madrid de Ancelotti

Isco Alarcón.
Isco Alarcón.

A Isco Alarcón (Benalmádena, 1992) se le ha comparado con Zidane, pero él sigue mostrando una sencillez que le ha llevado a ser uno de los mayores activos del fútbol español.

Isco se ha convertido en una pieza clave para el Real Madrid de Ancelotti

A Isco Alarcón (Benalmádena, 1992) se le ha comparado con Zidane, pero él sigue mostrando una sencillez que le ha llevado a ser uno de los mayores activos del fútbol español.

Isco se ha hecho con la admiración del planeta fútbol a base de esfuerzo y de recorrer más kilómetros que nadie en cada partido. Su eficacia como jugador de medio campo ha cautivado a Ancelotti y a la afición del Real Madrid, que ven en él un motivo y una ilusión para creer. Se le ha comparado con Zidane, pero él sigue mostrando una sencillez que le ha llevado a ser uno de los mayores activos del fútbol español. 

Si hay un futbolista dentro del panorama nacional que despierte halagos y elogios comunes, ese es Isco Alarcón, pieza clave para el Real Madrid este año.

Desde que el fútbol es fútbol y los ingleses pusieron en liza por ver primera este deporte que hoy en día cautiva, mueve y emociona a tantos millones de seguidores en el mundo, siempre ha habido jugadores ‘diferentes’, futbolistas que contemporizan los tiempos, que detienen el crono, que bailan con el balón en los pies y que disfrutan con el cuero cosido a sus botas. Hablamos de esa clase de hombres por los que habitualmente se dice que merece la pena pagar una entrada. 

Exquisita finura

La historia del balompié está llena de nombres que han deleitado al planeta con su exquisita finura. A bote pronto, los Zidane, Maradona, o los casos más recientes de David Silva y Andrés Iniesta. Todos ellos son virtuosos del balón y por sus pies pasa la misión de hilvanar y trenzar jugadas que desarbolen entramados defensivos rivales.  La entrada a este selecto grupo de ‘magos’ del fútbol es casi un coto privado para unos pocos privilegiados. Sin embargo, hay un futbolista malagueño que está tirando abajo las puertas gracias a sus dotes y a sus actuaciones. Isco Alarcón ha enamorado a las aficiones del Málaga primero y ahora del Real Madrid.

Contado así, puede parecer que Isco  ha tenido fácil conseguir la importancia que tiene hoy en el juego de su equipo, y que se ha ganado con suma facilidad el cariño y el calor del respetable; que solo con su calidad le ha bastado. Nada más lejos de la realidad. Vino de Málaga como un futbolista de altos quilates, de calidad a raudales, como un mediapunta con clase de los de toda la vida, pero ha tenido que correr muchos kilómetros y sudar litros para convencer a Carlo Ancelotti. 

Precisamente, el técnico italiano tiene parte importante de culpa en la metamorfosis que ha sufrido el juego del malagueño, convirtiéndole en algo más que en un futbolista con clase. Lo ha hecho retrasando su posición en el campo y ubicándole como interior, por delante de un pivote posicional que en este caso ostenta el alemán Toni Kroos. Desde esta demarcación, Isco tiene todo el frente de ataque por delante para buscar a los delanteros, a cambio de tener que realizar un derroche y una entrega defensiva innegociable para su titularidad. Así, es como le vemos en cada encuentro correr infatigablemente en la presión a los rivales, lo que ha valido para ser uno de los jugadores del Real Madrid que más balones recupera.

Factores clave

Su nombre se ha elevado con más fuerza que el del resto de compañeros de equipo durante esta temporada por varios factores. Por un lado, ha logrado conformarse como un futbolista regular, una asignatura que tenía pendiente. Por el otro, el mal arranque del Real Madrid en estos dos primeros meses de competición de 2015 ha propiciado que Isco haya sido una luz cegadora en mitad de unas sombras que habían atrapado hasta entonces al futbolista más vital del conjunto blanco, Cristiano Ronaldo, sumido en una espiral de sensaciones negativas dentro del terreno de juego.

Lo cierto es que el jugador malagueño ha tenido que luchar y mucho para llegar a ser uno de los integrantes de la plantilla con más minutos en sus piernas. El año pasado era el jugador número ‘12’, y nada más. Vio cómo Di María entendió mejor las necesidades del entrenador y del equipo y le arrebató la posición de interior zurdo.  A eso, hay que sumarle que desde las oficinas del club se apostó por una inversión millonaria durante el verano, la de James Rodríguez, que recalaba en Concha Espina a cambio de 80 millones de euros y que venía para ocupar otro puesto en la medular, minando las esperanzas de Isco. 

Lo que sucede es el que el fútbol, como otras suertes de la vida, es caprichoso. Y durante esta temporada, en la que parecía que el mediapunta natural de Benalmádena iba a quedar relegado a un segundo plano, la plaga de lesiones en el centro del campo madridista y muchas ellas de larga duración como las de Modric o James, ha posibilitado que Isco goce de más minutos de los que él mismo esperaba en un principio.  Consciente de la oportunidad que se le presentaba, cogió los galones del equipo allá por el mes de octubre y ha hecho jugar al Real Madrid al son que él marcaba, siendo el perfecto director de una orquesta que acabó el 2014 como un tiro pero que arrancó el año nuevo con piedras en el camino y falto de combustible.

El futbolista más en forma
Buena prueba de la calidad de Isco son las delicatesen que el exjugador del Málaga ha dejado en los dos últimos partidos del Real Madrid. Ante el Deportivo, una parábola perfecta desde el pico izquierdo del área que se alojó directamente en la escuadra y que sirvió para abrir el marcador. Ante el Schalke 04 en lindes europeas, un pase sin mirar hacia Cristiano Ronaldo al más puro estilo Laudrup, sumado al 91 % de acierto en pases. Este año acumula cinco goles y doce asistencias en 2.453 minutos vestido de corto, superando las nueve que fue capaz de dar el pasado curso.
De esta manera, Isco Alarcón se ha configurado como el futbolista más en forma de la entidad madrileña, como el genio que frota la lámpara y que pone en pie al público gracias a su elegancia y compás futbolístico. De lo que no cabe duda es de que tanto el Madrid como la selección española tienen asegurada su calidad para la próxima década. Con tesón, esfuerzo y clase, ha conseguido llegar desde el corazón de su Arroyo de la Miel natal –donde es un ídolo- al de los millones de aficionados madridistas de todo el mundo, que se dejan la garganta en cada partido que el ‘23’ deja vía libre a su imaginación.

 

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